Ya era pasada la medianoche. Sin embargo, Piña no estaba en su cama, sino, estaba sumida en sus pensamientos, en su oficina. No había manera de que ella pueda dormir, si la situación seguía deteriorándose de esta manera. Ella aún no había decidido cómo tratar con sus fallos o necedades, así que no podía relajarse. La frustración y la preocupación desgarraban su corazón mientras ella agonizaba sobre lo que debería hacer a continuación. La habitación que Piña utilizaba como su oficina una vez fue el estudio del anterior conde formal. El mobiliario era de alta calidad, con elementos como una pesada mesa pulida, una silla cómoda, y la habitación estaba llena de la fragancia de pergaminos y tinta. ¿Estas eran las reliquias del anterior Conde? Cosas como monóculos hechos de quitina de insectos, plumas de ave, una campana para llamar a las sirvientas, todo eso estaba mostrado con orgullo en el escritorio. Había una gruesa pila de informes de recaudación de impuesto