Capítulo 9: Los Cuatro Monarcas Divinos.
La habitación estaba exquisitamente decorada, de unos cien metros cuadrados, siendo sencilla y lujosa.
La decoración yacía sobre las paredes; finos ejemplares de la vieja decoración francesa, murallas con pasamanos de cobre pulidos a mano bañaban de luz el cuarto. Una gran lámpara colgante pendía del techo, siendo de cobre y oro laminado, en adición de incrustaciones de oro, esmalte y más. Encima de este, ardían al rededor de cien velas, sus tallos venosos con dragones enrollados de oro blanco, cada una con una gentil flama en lo alto.
Al medio de la cámara había una larga mesa, capaz de acomodar veinte personas. El cabezal y las patas de la mesa eran curvos, enderezándose mientras se acercaban al final y extendiéndose.
La parte superior de la mesa mostraba un simple patrón decorativo, concediendo una sensación vívida. Bajo una inspección más cercana, el patrón no aparecía quemado en la madera, sino sobresaliente. De hecho, estaba compu…
La habitación estaba exquisitamente decorada, de unos cien metros cuadrados, siendo sencilla y lujosa.
La decoración yacía sobre las paredes; finos ejemplares de la vieja decoración francesa, murallas con pasamanos de cobre pulidos a mano bañaban de luz el cuarto. Una gran lámpara colgante pendía del techo, siendo de cobre y oro laminado, en adición de incrustaciones de oro, esmalte y más. Encima de este, ardían al rededor de cien velas, sus tallos venosos con dragones enrollados de oro blanco, cada una con una gentil flama en lo alto.
Al medio de la cámara había una larga mesa, capaz de acomodar veinte personas. El cabezal y las patas de la mesa eran curvos, enderezándose mientras se acercaban al final y extendiéndose.
La parte superior de la mesa mostraba un simple patrón decorativo, concediendo una sensación vívida. Bajo una inspección más cercana, el patrón no aparecía quemado en la madera, sino sobresaliente. De hecho, estaba compu…