Al ver el mercenario inclinarse continuamente, Jian Chen frunció las cejas. Este tipo de personas eran las que mas no podía soportar. “Fiji, ¿Qué haces? ¡Levántate rápido! Incluso si morimos, eso será todo. ¿Por qué hay que temer?” Al ver que los mercenarios seguían con su cabeza abajo a Jian Chen, uno de los mercenarios no podía dejaba de maldecir. “Fiji, bastardo cobarde, en toda mi vida nunca he visto un hermano como tú.”