El funeral masivo tenía lugar en el cementerio, en las afueras de la aldea. No había lápidas. Solamente piedras con los nombres de los fallecidos grabados en ellas. El jefe dirigía el funeral recitando oraciones por los muertos. Sus oraciones eran a nombre de los dioses que no se encontraban en el juego de Yggdrasil, pidiéndoles a ellos que permitan que los muertos partan para descansar en paz. Debido a la escasez de mano de obra, todos los cadáveres no fueron enterrados. Esta era la primera ronda de los funerales. Ainz se apartó de los habitantes del pueblo y observó. Entre la congregación de aldeanos estaban las siluetas de las dos hermanas que él salvo - Enri y Nemu Emmott. Ellas tenían una especie de mirada tranquila y aliviada en su cara, probablemente estaban recordando los rostros de sus padres. Ese hombre, huh – Ainz estaba agarrando una larga varita de 30cm, debajo de su túnica. La varita estaba hecha de colmillo de elefante y el extremo delantero