Capítulo 15, Un viernes ocupado Zorian sintió que la canica cargada de maná se le acercaba, pero no se movió. No podía decir si estaba dirigido a la izquierda o a la derecha, pero sabía que no estaba dirigido a su frente. Siempre podía saber cuándo lo estaba. Siempre. No estaba seguro de cómo podía decir eso con absoluta certeza cuando no podía realmente precisar hacia dónde iba la canica, pero estaba agradecido por ello. Sólo deseaba poder replicar ese éxito al ejercicio en general.