Parte 1
Con el clamor de los ejércitos estacionados en E-Rantel preparándose para la inminente batalla haciendo eco a sus espaldas, el estado de ánimo actual del príncipe Barbro Andrean Ield Ryle Vaiself era extremadamente amargo mientras avanzaba con sus tropas hacia el norte.
"Mierda. Todo por culpa del Marqués Raeven... "
Barbro no pudo evitar soltar una maldición.
Durante el disturbio demoniaco, su hermano menor había tomado prestados hombres del Marqués Raeven y había sido capaz de elevar su reputación patrullando las calles de la capital, dejando tras de sí la imagen de alguien capaz de actuar en situaciones de emergencia y que no temía ir al frente en una batalla. Esto fue visto favorablemente entre los nobles, haciendo que muchos de los que apoyaban al primer príncipe Barbro, cambiaran de opinión. Y aunque tal vez el Marqués Raeven podría tener también algo que ver con esto, una serie de nobles ya habían comenzado a apoyar al segundo príncipe como el próximo heredero.
No haber tomado medidas durante el disturbio demoniaco había demostrado ser un error fatal.
La razón por la que Barbro había permanecido en el palacio y no se había movilizado al frente de la batalla era porque en ese momento no tenía a ningún peón disponible para usar.
Fue la decisión correcta. Ir por sí mismo al frente de la batalla no habría hecho ninguna diferencia, y en cambio lo más probable era que habría terminado convirtiéndose en una carga. Además, existía la posibilidad de que el palacio hubiese podido ser atacado también.
Si no fuera por los subordinados que el Marqués Raeven le había provisto, su hermano no hubiese sido capaz de patrullar las calles.
Barbro creía que su decisión había sido la correcta. Sin embargo, esos tontos ni siquiera podían darse cuenta de eso y habían terminado siendo engañados por lo que sus ojos habían visto. Al final, todo había salido de acuerdo a lo que el Marqués Raeven había planeado inicialmente.
“¿Acaso esos tipos no pueden comprender los motivos detrás de sus acciones? Es más, lo único que hicieron fue dar vueltas alrededor de la ciudad. No participaron siquiera en una de las batallas contra los demonios.”
Si su hermano hubiese puesto un pie en el campo de batalla, lo más seguro era que hubiese revelado al público lo patético que era. Al pensarlo de ese modo, esto demostraba cuán terriblemente capaz era el Marqués Raeven al usar la cabeza.
Además, había otra razón para el terrible humor que Barbro había tenido a lo largo de todo el día.
La razón era que había sido obligado a dirigirse a este recóndito pueblo llamado Carne.
Tendría que dejar la lucha por el trono para más tarde.
En la batalla por venir con el Imperio, Barbro tenía que haber dado a conocer su existencia como el primer príncipe del Reino. Haber dado a conocer su nombre como el siguiente heredero del Reino, y tomado de vuelta de su hermano lo que por derecho era de él.
Sin embargo, en lugar de ser asignado a una posición crucial en la próxima batalla, le habían dado una orden que hacía parece como si estuviese escapando: dirigirse al pueblo situado cerca de la frontera e investigar qué relación tenía con Ainz Ooal Gown. ¿Simplemente cuánta poca fama podría ser capaz de obtener haciendo esto?
De pronto, un escalofrío recorrió la espalda de Barbro.
¿Podría ser éste un plan para asegurar que él no fuera capaz de obtener ningún logro?
Podría ser que su padre ya había decidido entregarle el trono a su hermano, y para lograr asegurarse de que no hubiera nada que él pudiera hacer para revertir la situación, le había asignado por tanto la investigación de este pueblo remoto…
La respiración de Barbro se tornaba cada vez más errática mientras pensaba en esto. Poco a poco, su odio comenzó a arder hacia un padre que haría a un lado a su primogénito para que un hermano menor, que únicamente había demostrado un poco de valor, pudiera obtener el trono. Era suficiente para provocar que su visión se estrechara.
No fue más que una coincidencia que un jinete que cabalgaba al lado de Barbro se diera cuenta del cambio en su comportamiento.
“Su Alteza, ¿tal vez se está sintiendo mal? ¿Debería llamar a un sacerdote por usted?”
Los zumbidos hechos por los insectos cercanos provocaron que Barbro sintiera náuseas. Sin embargo, fue capaz de controlar el impulso de vomitar. Tal vez fue debido a la oportuna y repentina corriente de aire frío que sintió, o tal vez se fue debido al duro entrenamiento que había recibido como miembro de la familia real, pero Barbro fue capaz de mantener su fachada.
Exponer los sentimientos de uno, era una insensatez.
“No, no, no te preocupes. Sólo estaba pensando sobre la tarea que mi padre me encargó. En lugar de eso, Barón Cheneko, ¿cómo le fue en la reunión que tuvo con el aventurero de nivel adamantita, Momon?”
“Sobre eso, ¡Su Alteza, por favor escuches esto! ¡Fue un evento tan desagradable! Es más, no fui capaz de ver a Momon porque estaba ausente.”
“Bueno, estas cosas pueden pasar. Después de todo, se trata de un aventurero de nivel adamantita. Así que, ¿por qué está molesto? No es como si hubiera hecho una cita de antemano o algo así, por lo que no hay nada que hacer si no pudieron reunirse.”
“No, no se trata de eso. ¡La razón por la que estoy furioso es por las acciones de esa compañera de Momon, la mujer llamada Nabe!”
“¿Nabe? Ah, ¿a la que llaman la ‘Hermosa Princesa’?”
Barbro recordó la figura de una mujer que había visto anteriormente en la capital del Reino, una mujer que poseía una belleza fuera de este mundo. Su apariencia podía igualar incluso a la de su hermana menor. Aunque Barbro la deseaba, ella era uno de los aventureros que habían recibido una recompensa de su padre. Él no podía usar métodos simples para lograr poner sus manos sobre ella.
“¿Y qué fue lo que esa mujer hermosa le hizo?”
“¡Me atacó! ¡Por favor mire esto!”
El Barón Cheneko se quitó el guantelete, rebelando su amoratada mano.
“¿Qué? Incluso si es una aventurera de nivel adamantita, la violencia contra la nobleza no está permitida.”
“A pesar de eso, esa mujer llamada Nabe de pronto me agarró de la mano y me echó fuera.”
La cantidad de detalles dados por el Barón era muy escasa, y como tal, Barbro le prestaba poca atención mientras escuchaba. Sin importar cuanto lo pensaba parecía que Cheneko estaba ocultando algo.
“¡Su Alteza! Cueste lo que cueste, ¡por favor use su autoridad real para hacer justicia sobre esa estúpida mujer que se atrevió a agredirme!”
(Si fuera a usar este incidente, ¿podría ser capaz de extorsionar a esa mujer y lograr que haga lo que yo quiera?)
Barbro pensó sobre ello.
Sobre la manera de darle una mano al Barón y de hacer que Nabe fuera suya. Sin embargo, no se le ocurrió ningún buen plan. Todo debido a que lo más probable era que este tonto lo hubiera orquestado todo para venderle un favor.
(Qué tonto tan inútil. Aunque pretenderé tratarlo con amabilidad por ahora, en el momento en el que obtenga el trono me desharé de él inmediatamente.)
Mientras Barbro más lo pensaba, más frustrado se sentía. Porque incluso alguien como este Barón estúpido era capaz de tener su propio territorio y hombres para gobernar, y sin embargo Barbro mismo no poseía nada ---ni un solo peón para usar, y tenía que verse obligado a depender de otros para que luchen sus batallas. Varios pensamientos de este tipo surgieron en su cabeza, y sin embargo al final logró reprimirlos a la fuerza.
Girándose hacia el Barón que se encontraba esperando ansiosamente por su respuesta, Barbro agitó la mano de forma usual y dijo:
“Lo pensaré una vez que haya heredado el trono”
“¡Sí!”
Queriendo evitar seguir intercambiado palabras con ese tonto, Barbro miró a otro lado y le preguntó algo a uno de los subordinados del Marqués Bowlrob que se encontraba cerca. Se trataba de un oficial de las tropas de élite bajo el control directo del Marqués.
“Oi, hay algo que quiero preguntarte.”
“¿Qué sucede Alteza?”
Hablando con sinceridad, no había nada que Barbro quisiera saber. Sin embargo, no podía simplemente terminar intempestivamente la conversación con el Barón. Tenía que pensar rápidamente en una pregunta que hacer. Los desagradables pensamientos que Barbro había enterrado anteriormente de pronto resurgieron.
La razón más importante del porqué Barbro se estaba dirigiendo al Pueblo de Carne era debido a la propuesta hecha por el Marqués Bowlrob. Si ése era el caso, entonces---
(¿Podría ser que, el Marqués me ha traicionado? ¿Con el objetivo de permitirle a mi hermano tomar el trono?)
Era algo difícil de creer.
La hija del Marqués era su esposa, y su relación con el Marqués era buena. Si Barbro heredaba el trono, Bowlrob también se convertiría en el líder de las Seis Grandes Familias. Si el Marqués de pronto había comenzado a apoyar a su hermano, lo más probable era que se tratase de una estratagema que era parte de un plan más grande contra el Marqués Raeven. Sin embargo, aparte de eso, Barbro no podía pensar en ninguna otra razón para la propuesta del Marqués.
(En ese caso… ¿fui enviado a un pueblo tan alejado para hacer que los nobles pensaran que no sería capaz de obtener ningún logro?)
“¿Hay algo que pueda hacer por usted? ¿Deberíamos tal vez detenernos y descansar?”
“---Silencio.”
Un odio incontrolable escapó de Barbro, haciendo que el caballero mostrara una expresión de alarma. A pesar de que Barbro era consciente de su comportamiento indigno, aún así no parecía ser capaz de controlar su ira.
Una ráfaga de intención asesina pudo sentirse detrás de los dientes de Barbro mientas daba voz a su orden.
“Te ordeno que, una vez completada nuestra tarea en el Pueblo de Carne, nos dirigiremos inmediatamente al campo de batalla. Has los preparativos para el viaje ahora, mientras que aún estamos en camino al pueblo. Tan pronto como terminemos nuestra tarea partiremos inmediatamente y estaremos de vuelta en E-Rantel para media noche. Luego de un corto descanso, nos dirigiremos hacia las Planicies Kattse y nuestro objetivo será llegar antes de que salga el sol.”
El caballero frunció el ceño al oír eso.
“Por favor perdone mis palabras, pero las órdenes de Su Alteza podrían ser difíciles de llevar a cabo. Por favor considere lo siguiente: Nuestras fuerzas se componen de tres mil quinientos hombres del Marqués y de un adicional de mil quinientos hombres enviados por distintos nobles como refuerzos para Su Alteza. En total, contamos con cinco mil soldados. Para llevar a cabo esta misión tan rápido como sea posible, no trajimos muchas tropas para la logística, sino que almacenamos todas nuestras provisiones en cincuenta carruajes.”
“Soy consciente de eso. ¿Cuál es el problema?”
“De los cinco mil soldados que tenemos, cuatro mil quinientos de ellos son de infantería y nuestra caballería se compone de sólo quinientos hombres. Incluso si pudiéramos terminar la tarea en el Pueblo de Carne en el plazo de una hora, aún así será muy duro para las tropas llegar a E-Rantel por la noche.”
“Dije que ya estoy enterado de eso. Te lo preguntaré una vez más, ¿tienes algún problema con eso? Si no lo tienes, entonces comienza con lo que te he ordenado.”
“Su Alteza… Algunos de los soldados podrían no ser capaces de seguir el ritmo.”
“Parece ser que has malentendido algo. Hablando honestamente, en el caso de un pueblo tan pequeño como éste ubicado en nuestras fronteras, casi no hay ningún valor en que vayamos allá. Lo que deberíamos estar haciendo en realidad es dirigirnos a las Planicies Kattse para derrotar al Imperio. ¿Qué piensas? ¿No eres un subordinado del Marqués? En ese caso te pregunto, ¿crees que la batalla por venir será tan fácil como para permitirnos enviar cinco mil soldados a perder el tiempo a otro lugar? ¿Realmente crees que ése es el caso?”
El caballero cerró la boca fuertemente.
“No confundas tus prioridades… ¿dices que habrán rezagados entre nuestras tropas? En ese caso, simplemente los dejaremos. La razón por la que ustedes fueron reunidos en primer lugar fue para la batalla en las Planicies Kattse.”
(… Y para elevar mi reputación.)
“… Es tal como dice. Lo entiendo.”
El caballero agachó la cabeza.
“Debiste haber respondido así desde el comienzo. Planea para cuándo lleguemos a E-Rantel y cuando tengamos que partir. Dejaré los detalles en tus manos.”
“¡Sí! Lo haré inmediatamente y definitivamente le entregaré resultados.”
Para cuando el caballero se había marchado, su existencia ya había desaparecido completamente de la mente de Barbro.
(¿Acaso mi padre me odia? ¿O la vejes ha hecho que su mente se vuelva confusa? Entregarle el trono al hijo menor cuando claramente es el derecho del hijo mayor el heredarlo… Esto sólo generará problemas con los nobles.)
Aunque la situación actual de Barbro era abrumadoramente desventajosa, él creía firmemente que podría revertir la situación. Lamentarán haberme dado la oportunidad de tomar el mando de cinco mil hombres.
Las ideas de Barbro se arremolinaron en su mente.
“¡Barón!”
“¡Sí!”
“¡Estaré esperando su mejor desempeño!”
La agudeza de su voz pareció estar intentando darle a entender algo más, haciendo eco a la izquierda, a la derecha y por encima.
(Sólo espera, Zanack. Cómete las uñas mientras esperas por mí en la capital.)
Aunque tenían vínculos de sangre, su hermano seguía siendo un oponente al cual debía derrotar para obtener el trono. Es más, Barbro nunca había gustado particularmente de él en primer lugar. Y aunque esto no era suficiente para asegurarle una muerte inmediata, si Zanack fuera a seguir causando problemas, Barbro se aseguraría de deshacerse de él.
(Una vez que sea rey, ¿cómo debería hacer uso de él? ¿Sería mejor simplemente matarlo para que esos nobles insensatos no puedan usarlo como símbolo para una revuelta? ¿Pero no sería eso un desperdicio? Si fuera mujer entonces tendría muchos usos… Como mi hermana, aunque no está muy bien de la cabeza, pero al menos su aspecto es bastante decente. No sería una mala idea simplemente venderla al mejor postor. … Aunque eso podría causar algunos problemas debido a su sangre real, tal vez lo mejor es casarla con algún reino lejano. … Tal vez eso podría incluso llegar a ser parte de los cimientos futuros de mi poder. Bueno, esperemos y veamos.)
Los ojos de Barbro se estrecharon al mismo tiempo que empezaba a vislumbrar el Reino de Re-Estize ideal que construiría en el futuro.
La imagen de los nobles arrodillándose ante él mientras se sentaba en el trono dorado.
Con una sola orden, la corte entera se inclinaría ante él.
“Oh que genial sería eso.”
Una ligera sonrisa apareció en el rostro de Barbro, pero fue cubierta casi instantáneamente por su mano.
La tarea en el Pueblo de Carne sería completada rápidamente, e inmediatamente luego de eso, se dirigirían lo más rápido que pudieran a las Planicies Kattse. Si seguía siendo un sueño o si se haría realidad dependería de cuán bien fueran completadas estas dos tareas.
(… Debo hacer que los soldados avancen incluso si tengo que usar la fuerza. Lo importante es que debo llegar antes del inicio de la batalla. Espera, no. ¿No sería mejor esperar hasta que la batalla de comienzo y luego emboscar al enemigo?)
Aunque ciertamente esa podría ser una buena jugada, Barbro tenía poca confianza en su habilidad para dirigir las tropas en un ataque sorpresa a la retaguardia y flancos del enemigo.
Por mucho que Barbro se inclinaba a creer lo contrario, no podía hacer otra cosa más que dejar que los caballeros se encarguen de eso en su lugar. Aunque de hecho, dejar su destino sobre si se convertía o no en rey en manos de otros podría resultar ser una idea bastante desaconsejable.
Mientras se encontraba sumido en sus reflexiones sobre cuál sería la mejor forma de demostrar su brillantez, una idea cruzó por su mente.
(¿Podrían los pobladores del Pueblo de Carne ser usado como herramienta de negociación en contra de Ainz Ooal Gown?)
Fue como si una luz de pronto brillara sobre Barbro, cubriendo su cuerpo con su resplandor.
¡El plan perfecto!
Sin importar que tipo de razones hubiera tenido Ainz Ooal para rescatar a aquellos en el Pueblo de Carne, podían ser usados como moneda de cambio.
Si este desconocido lanzador de magia llamado Ainz Ooal Gown se retirara de la batalla por venir, el Imperio perdería su razón para comenzar el conflicto y lo más seguro era que se retiraría también.
Si el Imperio se fuera a retirar debido a las acciones llevadas a cabo por Barbro---
(¿Podría ser esto lo mejor que podía pasar? Mi padre ya no podría seguir ignorando mis opiniones, y las posibilidades de convertirme en el siguiente rey estarían aseguradas.)
“Muy bien. Eso sería lo mejor.”
Sin embargo, si la razón por la que Ainz Ooal Gown había decidido ayudar al Pueblo de Carne se debía sólo a un capricho sin importancia, entonces las posibilidades de que mordiera el anzuelo serían bajas. Si ése fuera el caso, entonces cuando llegara el momento, lo único que Barbro tendría que hacer es reclutar a la fuerza a los pobladores para la batalla por venir. El conflicto al que se enfrentaba el Reino esta vez requería movilizar a la nación entera. Unos simples campesinos como los del Pueblo de Carne no tenían derecho a negarse.
Aunque su padre podría haberles dado permiso a esas personas para negarse al reclutamiento, la situación actual había cambiado. En este momento, el oficial al mando ---que casualmente era el mismo Barbro, tenía el derecho de decidir lo que podía o no podía hacerse.
Si los campesinos del Pueblo de Carne fueran capaces de matar a Ainz Ooal Gown, esto demostraría que éste no estaba más que al nivel de un ser humano y podría usarse como propaganda para la vista de todos. Incluso podría ser usado contra el Imperio.
Barbro no podía evitar temblar ante la perfecta estrategia a la que había llegado por sí mismo.
Hablando honestamente, él siempre había asumido que su mente no era tan buena como la de su hermano cuando se trataba de tramar algo, pero ahora parecía que ése no era el caso después de todo. Barbro comenzó a maravillarse ante el descubrimiento de que sus propios talentos ocultos finalmente estaban floreciendo.
Parte 2
La llegada del invierno era el infierno para los pueblos pequeños. Todo lo que podían hacer era rezar por la llegada de estaciones más cálidas, o si la cosecha de otoño había sido pobre, podrían verse forzados a tener que comerse las reservas de semillas, y aún así la gente moriría de hambre.
Aunque los campos no necesitaban ser labrados en invierno, la vida en el pueblo seguía estado estrechamente asociada con la palabra ‘actividad’. Había muchas tareas que hacer bajo techo, por ejemplo cuidar de los animales y el mantenimiento de las herramientas de cultivo. Además, sus casas, cabañas y establos necesitaban ser limpiados. Simplemente no había tiempo para descansar.
Esto era especialmente cierto en el Pueblo de Carne, donde tenían que dar sustento a monstruos carnívoros como a ogros. No podían depender sólo de trampas para cazar la carne suficiente para resolver ese problema, así que en lugar de eso los pobladores terminaron criando cerdos, comprándolos con las considerables cantidades de dinero que recibían por la venta de las hierbas que habían recolectado.
Los goblins llevaban a los cerdos dentro del Gran Bosque de Tob para pastar en raíces y tallos. Ahora sólo había un pequeño número de cerdos porque el plan aún estaba en su etapa experimental, pero si iba bien y si podían sobrevivir al invierno, incrementarían progresivamente el número de cerdos para criar en el futuro.
Normalmente, tendrían que pagar impuestos al propietario de la tierra en la que pastaban los cerdos, pero afortunadamente, el pueblo de Carne no necesitaba hacer eso. Esto debido a que el Gran Bosque de Tob era morada de monstruos, y no era gobernado por humanos.
El futuro del Pueblo de Carne ciertamente parecía muy prometedor.
Todo esto gracias a Ainz Ooal Gown, quien había salvado y dado mucho apoyo al pueblo. Adicionalmente, el Héroe Oscuro Momon había sometido al Rey Sabio del Bosque. Muchas personas en el pueblo les daban las gracias a los dos, y algunos incluso les rezaban al tomar el desayuno, venerándolos de la misma manera que hacían con los dioses.
Era precisamente este desborde de fe el que le daba a la nueva jefa del pueblo, Enri Emmot, tanto trabajo.
Hoy, Enri, seguida de Nfirea, se dirigían a una pequeña cabaña para trabajar.
En un pueblo fronterizo como Carne, todos en el pueblo trabajaban juntos como una familia. Si no lo hacían, no habría forma de que pudieran sobrevivir. Compartían sus herramientas agrícolas e incluso se turnaban para arar el campo usando las vacas comunales.
Debido a esto, el cuidado y alimentación de los animales era un trabajo grupal. Y en invierno el heno para las vacas era almacenado en pequeñas cabañas justo como ésta.
Enri abrió la puerta de madera e ingresó, seguida de cerca por Nfirea. Manteniéndose erguida como si aún estuviera abriendo la puerta, Enri se sentó sobre un montón de heno, hundiéndose en el pasto seco con un suave pomf.
Luego de cerrar la puerta, Nfirea se sentó a su lado, con su pequeño punto de luz mágica iluminando los alrededores.
“Jefa, deberías dejar de perder el tiempo hasta después de terminar esto; aún tenemos que ver si tenemos suficiente heno y luego tomar varias decisiones.”
“Me estás llamando Jefa de nuevo…”
Nfirea no pudo evitar reír ante la cansada respuesta de Enri.
“Bueno, a quién le importa. Soy la Jefa después de todo. Es cierto, ¡Agu piensa que si quisiera podría aplastar a todos los goblins como puré! ¡Comparado con eso, todos estos problemas no son nada!”
Desde que ella había ganado el encuentro de pulseadas contra Agu, la gente del pueblo había comenzado a murmurar “tal vez sea verdad”. La atmósfera que ese tipo de cosas producía era muy preocupante. A propósito, ella no había desafiado a los ogros. Si perdía, no probaría nada, y si ganaba, o por lo menos si perdía por poco, las cosas se pondrían incluso peores.
(--- ¿Esto significa que si dejo escapar a Enfi, nunca podré casarme?)
Las manos de Enri se cubrieron lentamente de sudor.
“Ah--- cierto. ¿No vas a abrir la ventana? Ya no llueve, así que abrirla debería estar bien.”
“¿Eh? No, no es necesario, no lo necesitamos, ¿cierto? Mira, aquí tenemos una luz mágica.”
“¿En serió? Bueno, si Enfi no le da importancia, entonces yo tampoco.”
La iluminación mágica era más brillante que el sol. Enri sabía esto, pero la sugerencia que había hecho estaba basada en la lógica de que “ya que el sol ha salido, ¿no es un desperdicio usar mana para tener luz mágica? Además, ella quería cambiar el actual estado de ánimo en la habitación. No había habido ninguna razón para ello y a Enri no le importaba particularmente que él se hubiera reusado, pero sentado a su lado, Nfirea parecía tener algún tipo de reacción extraña, con las orejas de un rojo brillante y todo eso.”
(¿Ese hechizo realmente está agotando tanto de su mana? Pero yo oí que la magia que crea luz no cansa tanto… ¿será que usó otro hechizo antes de venir aquí? Ahora que lo pienso, él no huele a hierbas. De hecho, como que huele… bien.)
“¿P-pasa algo malo, Enri?”
Las palabras de Nfirea se oyeron en un chillido asustado al mismo tiempo que Enri presionaba su nariz cerca a él.
“¿Mm? Ah, no, nada, sólo me pareció oler algo bueno…”
“¿A-ah sí? Bueno, me da gusto oírlo. Debe ser la colonia que hice.”
“¿En vedad?… ¿por no intentas venderla en el pueblo la próxima vez? Estoy segura que se venderá a buen precio.”
“No, eso… esto… no fue hecho para…”
“Hm-mm… bueno, olvídalo. De todas formas, debería haber suficiente heno aquí. ¿Continuamos con lo demás?”
“Mm, sí. Entonces, antes de seguir, déjame comprobar algo primero. Hace frío afuera, después de todo.”
“… Bueno, este lugar tampoco es muy cálido… ah, olvídalo.”
“Sobre… Sobre eso. Quería discutir algo contigo.”
Nfirea, que estaba sentado al lado de ella, parecía un poco tenso.
¿Qué estaba pasando con él?
Mientras Enri cubría un lado de su rostro con una mirada de sospecha, Nfirea sacó un montón de papeles.
Estaban cubiertos de letras pequeñas. Aunque Enri podía reconocer varias palabras, en su breve vistazo eran más la palabras que no conocía que las que sí.
“Lo primero es cómo alimentar a los goblins restantes de la tribu de Agu y a los ogros.”
“¿Eh? ¿No estamos bien como estamos? Ellos ayudaron con la cosecha en otoño, y conseguimos comprar comida para los ogros en la ciudad.”
“Mmm, y las hierbas se vendieron a un buen precio, así que podríamos decir que tenemos amplias reservas de alimento. Debería ser suficiente para este invierno. Incluso si agregamos algunos extras, nuestras reservas de comida deberían ser suficientes. Pero si sus números siguen incrementándose, la vida va a ser bastante difícil. Tal vez deberíamos conseguir nuestra comida por otros medios.”
Ahora había 14 personas en la tribu de Agu. No habían nacido, sino que, habían logrado escapar del territorio del Gigante del Oeste y de la Serpiente del Este.
“Hmmm. Aunque no veo el problema, probablemente deberíamos comprar algo más de comida en E-Rantel. Sin embargo, estaba planeando ahorrar más dinero para mandar a fabricar herramientas de metal para los ogros.”
“Si pudiéramos hacer algunas herramientas de cultivo para los ogros, la siembra de primavera debería hacerse mucho más rápida… Pero el problema es que si ordenamos herramientas para los ogros, tendrían que ser tan grandes que ningún humano podría usarlas, y eso generaría muchas preguntas.”
“Y si se corre la voz sobre los ogros, causaría muchos problemas, ¿cierto?”
Cuando el recolector de impuestos vino en otoño, Jugem y los otros tuvieron que esconderse para pasar desapercibidos. Casualmente, fue debido a sus esfuerzos que los granos recolectados fueron tan abundantes.
Ya que el Pueblo de Carne había sido atacado por caballeros Imperiales, sólo tuvieron que pagar un tributo simbólico, lo que fue un golpe de suerte para ellos. Adicionalmente, fueron exonerados del reclutamiento por varios años.
La mayor parte de eso fue una forma de disculpa por no haber protegido adecuadamente al Pueblo de Carne, pero también pareció que se sentían genuinamente culpables. Hubo algunas preguntas sobre los poderosos muros que rodeaban al pueblo, pero las desviaron diciendo “fue obra de ese lanzador de magia”. Si no hubiesen dicho eso, seguramente hubieran tenido que explicar también a los ogros, ¿cierto? Por lo menos eso era lo que Enri pensaba, pero Nfirea agitó la cabeza.
“No hay dudas sobre ello. Si las cosas salen mal, el Reino podría incluso mandar una fuerza de castigo.”
“¡Eso es demasiado!”
“Eso dices tú, pero la verdad es que los ogros normalmente se comen a la gente. La única razón por la que podemos vivir con ellos en este pueblo, es debido a Jugem-san, que es más fuerte que nosotros. No lo olvides.”
“No lo he hecho…”
“Otro problema es que tenemos muy poca gente en el pueblo. Necesitamos pensar sobre cómo atraer más residentes. Sería genial si llegaran para la temporada de siembra de primavera.”
“Ésa es un gran incógnita. Y, como dijiste, ¿qué sucede si ven a los goblins y ogros y luego escapan? ¿Qué haríamos entonces?”
Una pregunta llena de dudas vino de Enri. Mientras hablaba, algo extraño pareció sucederle a Nfirea. Algo… como si su mente no estuviera completamente allí o algo así.
“¿Eh? Ah, no, ¡no pasa nada!”
No había forma de que eso fuera cierto. ¿Se estaba sintiendo cansado? Después de todo, su amado tenía la costumbre de dejar todo de lado para obsesionarse con sus pociones.
Mientras veía las cejas de Enri ligeramente arrugadas, Nfirea dio un hondo suspiro y apoyó su cuerpo sobre ella.
(¿Hm? ¿Entonces está agotado después de todo? En realidad hace muchos experimentos a diario… pero es muy frio para que duerma aquí. Aunque el heno es algo cálido…)
Mientras Enri estaba pensando sobre esto. Nfirea lentamente se inclinaba apoyando más y más de su peso sobre ella.
(¿Qué pasa? Aunque ahora que lo pienso, sería mejor si Nfirea fuera un poco más fuerte… supongo que necesita comer más carne. No ha estado comiendo ni durmiendo lo suficiente.)
Un impulso juguetón surgió en Enri, y empujó a Nfirea hacia atrás. Originalmente había intentado usar sólo un poco de fuerza, pero como había usado demasiada, en lugar de eso terminó aplastándolo debajo de ella.
“--- ¿Ueeeh?”
Ante los ojos de Enri, la sorprendida y confundida cara de Nfirea se tornó de un rojo brillante.
(Aaaah~ Debe ser vergonzoso para un hombre perder en fuerza con una mujer. Es por eso que dije que necesitas comer más…)
Y al mismo tiempo que Enri rodaba a un lado apartándose de él, Nfirea se quedó echado en el heno y cerró los ojos.
Se quedaron así por varios segundos, disfrutando la paz y tranquilidad.
“… ¿Qué sucede, Enfi? ¿Quieres dormir?”
Nfirea se sentó nuevo, su rostro de un rojo poco característico.
“Uh… oh… um. N-nada…”
“---¡Ane-san!”
La puerta se abrió con fuerza sin que hubieran golpeado primero y el grito llegó a sus oídos. Tan intempestiva fue la entrada que la puerta golpeó fuertemente contra la pared cercana.
“¿Hueee?”
El curioso chillido vino de Nfirea.
“¿Q-q-q-q-qué sucedió?”
“¡Perdón por interrumpirlos, pero es una emergencia!”
“¿Qué pasó?”
Ésta era la primera vez desde el ataque del troll que Enri veía tan preocupado a Jugem. Una extraña y terrible premonición pareció recorrer su cuerpo.
“¡Tropas! ¡Un gran contingente de tropas se dirige hacia acá!”
“¿Eh? ¿Qué, qué fue lo que dijiste? ¿Tropas de quién?”
“No sabemos sobre heráldica así que no podría decirlo. Pero hay muchos escudos de armas diferentes, así que deberían venir y verlos… En cualquier caso, primero deberíamos cerrar la puerta del pueblo. ¿Qué debemos hacer?”
“¡Eso! Ah… bueno, ¿puedes decirme qué escudos de armas conforman la mayoría entre ellos? Puedo ayudar si puedes describirlos o hacer un boceto para mí.”
Luego de escuchar la explicación de Jugem, una expresión de sospecha surgió en el rostro de Nfirea.
“Qué extraño. Esos son los estandartes del Reino. Si supiéramos qué escudos de armas de los nobles están presentes, podríamos identificar quién está viniendo.”
El pueblo de Carne era un pueblo en la frontera, y antes de ser fundado sólo había habido un bosque en este lugar. Era obvio que su objetivo era el Pueblo de Carne, ¿pero seguía siendo un misterio el porqué venían aquí.
“¿Pero por qué? ¿Lo sabes, Nfirea?”
“¿Por qué vendrían al pueblo las tropas del Reino? Si quisieran ir al Gran Bosque de Tob, sería extraño que estuvieran mandando tantas tropas. En lugar de eso podrían enviar a algunos aventureros. Si ése es el caso… tal vez hay una revuelta o algo…”
“¿Realmente podría pasar algo como eso?”
“Sólo es un rumor, pero he oído que el poder del Rey no es en verdad muy fuerte. Actualmente, parece que los nobles están en conflicto con el Rey. Si ése es el caso, ¿están viniendo al Pueblo de Carne para atacarlo?”
El rostro de Enri palideció.
¿Podría ser que el pueblo sería sujeto de un espantoso ataque como la última vez?
---Sin embargo, las circunstancias eran diferentes ahora.
Enri decidió enfrentar la situación de frente.
“¡Deberíamos huir hacia el bosque antes de que las tropas lleguen aquí!"
“… Ane-san, lo siento. Los descubrimos muy tarde, así que si escapamos ahora, tendremos que dejar todas nuestras cosas aquí. Además, ya que es invierno, las posibilidades de que aparezcan monstruos en el bosque también es muy alta. Si escapamos de un problema, terminaremos corriendo directamente hacia otro en su lugar.”
La expresión afligida de Jugem hizo que Enri se sintiera mareada.
Si las tropas quemaban el pueblo no serían capaces de sobrevivir el invierno.
“En ese caso… ¡ah! ¡Es cierto! ¡Si no podemos escapar con nuestras posesiones, deberíamos prepararnos para la batalla y ocultar comida y otras necesidades al mismo tiempo!”
“¡Sí! ¡Es un buen plan, Enri! Los sótanos donde Jugem y los ogros se escondieron del cobrador de impuestos no deberían haber sido enterrados aún, ¡Moveremos todo allí!”
Justo cuando Enri iba a pasar a la acción, recordó una pregunta que aún no había hecho.
¿Cuáles eran sus números? Los pobladores podían estimar cuanta comida ocultar si sabían cuantos eran.
“¿Cuántos son? Deberían ser alrededor de un centenar, ¿cierto?”
“No…”
Al mismo tiempo que Enri vio a Jugem respirar hondo y responder lentamente, de pronto sintió el deseo de taparse los oídos con los dedos.
“No es sólo un centenar… sino algunos miles.”
Enri parpadeó. Lo mismo que Nfirea a su lado.
“Por lo menos, creo que son cuatro mil soldados.”
“Pero eso es… por qué enviarían a tantos…”
“No tengo idea. ¿Por qué enviarían a tantos soldados a un pueblo como éste?... Enri, ¿podría ser que se corrió la voz sobre los goblins en este pueblo?”
“De ninguna forma. Es imposible.”
Enri respondió inmediatamente.
Sin importar cuanto lo pensara, no podía pensar en una razón para que se filtrara eso. Había habido inmigrantes, pero todos habían sentido que los goblins eran más confiables que los humanos. Desde el ataque del troll las barreras entre los residentes originales y los nuevos habían desaparecido prácticamente.
Podría haber sido debido a los aventureros ---tal vez Momon y Nabe habían corrido la voz para vengar a sus camaradas caídos--- pero Nfirea insistía en que ése no podría ser el caso.
“Entonces… mientras nos preparamos para escapar, deberíamos preguntarles por qué vinieron. Luchar… sería nuestro último recurso.”
Luchar contra un ejército de cuatro mil hombres no era nada menos que un suicidio.
“Como dijo Ane-san, eso es todo lo que podemos hacer… supongo que contra esos números, no hay otro modo.”
“Umu. Es por eso que, deberíamos prepararnos para huir en cualquier momento, mientras intentamos ganar tiempo para nuestro escape. ¡Entonces vamos!”
Varios aldeanos estaban ayudando a esconder la comida junto con los ogros. Los únicos que quedaban eran Enri, Jugem, y algunos de los goblins, junto a Britta y varios miembros de la fuerza de defensa.
Lo primero que hizo Enri fue preguntarle a Britta sobre la situación, sobre la identidad de los intrusos y a quienes pertenecían sus escudos de armas. Pero lamentablemente, Britta no pudo darle ninguna respuesta.
De acuerdo a ella, alguien más siempre se había encargado de ese tipo de cosas. En ese momento, Enri se dio cuenta de qué tan importante era estar bien informado. Debido a ello, todo lo que podían hacer era esperar el reporte de Nfirea luego de volver de la torre de vigilancia.
El sonido de cascos vino del otro lado del muro, y entonces oyeron una fuerte voz.
“¡Éste es el convoy del Príncipe Heredero del Reino de Re-Estize, Barbro Andrean Ield dale Vaiself! ¡Abran la puerta y déjennos entrar!”
Enri dudaba nuevamente de sus oídos.
Aunque había oído muchas cosas sorprendentes en un corto periodo de tiempo, ésta se llevaba las palmas.
“¡¿E-el Príncipe Heredero?!”
(¿Qué demonios está haciendo alguien como él aquí?)
Enri no tenía idea de lo que estaba pasando. Todo esto comenzaba a sentirse como un mal sueño.
Sin embargo, a juzgar por la manera apresurada en que Nfirea estaba corriendo de regreso de la torre de vigilancia, muy probablemente las palabras del enviado eran ciertas.
“El estandarte del Rey está entre ellos. Sólo a la familia real o a aquellos relacionados con ellos se les permite llevar ese estandarte.”
“¿Eh? ¿Qué significa?”
“¡Significa que la familia real ha traído tropas a nuestro pueblo!”
Enri levantó la voz, incapaz de entender lo que estaba sucediendo.
“¿Por qué, por qué tienen que enviar a tantos soldados a un pueblo fronterizo como éste?”
“¡Campesinos como ustedes no necesitan saber eso! ¡Esta tierra le pertenece al Rey, y obedecer al Rey es todo lo que necesitan hacer! ¿O podría ser que están desafiando al Rey --- levantando su bandera en rebelión?”
El cuerpo de Enri tembló.
Como súbditos del Rey, ellos deberían abrir sus puertas. Sin embargo---
---Jugem intercambió una mirada con Enri a un lado.
Incluso si decidían abrir la puerta, no podían hacerlo instantáneamente. Antes de eso, debían ocultar a los ogros y goblins.
“Ah, Ane-san. Nos ocultaremos tan rápido como podamos. Hasta entonces, por favor gana algo de tiempo.”
Enri asintió. ¿Por qué les ordené que ocultaran la comida primero?, pensó, pero ya era muy tarde para lamentarse.
“Repito… ¡Abran la puerta!”
“¡Mi, mis disculpas! ¡En este momento, en este momento estamos preparando una bienvenida para su Majestad el Príncipe! ¡Por favor, esperen un momento!”
“¡Repítelo, mujer! ¿Estás a cargo de este pueblo? ¡Esta demora es inaceptable! ¡No pierdas ni sólo segundo y abre la puerta!”
“… ¡¿Por qué están tan desesperados por entrar?!”
Bajo la presión, la ya nerviosa Enri respondió con un grito enojado. Aunque sabía que era irrespetuoso, no podía descartar la posibilidad de que fueran soldados de otro país haciéndose pasar por tropas del Reino.
Las defensas del Pueblo de Carne eran extremadamente sólidas. Tanto que habían sorprendido al recolector de impuestos cuando las había visto.
No sería una sorpresa si otro país quisiera usar el pueblo como base. Después de todo, los trolls habían atacado precisamente por esa razón.
El otro lado quedó en silencio por primera vez, y ambos lados vacilaron con inquietud.
“¡Por qué no responden! ¡Son impostores pretendiendo ser tropas del Reino, ¿no es cierto?!”
Luego de un grito de pánico, finalmente obtuvo una respuesta.
“… El lanzador de magia Ainz Ooal Gown vino a este pueblo una vez, ¿correcto?”
La imagen del salvador del pueblo surgió en la mente de Enri.
“Ése lanzador de magia ahora es enemigo del Reino. Como tal, deseamos hablar con ustedes, quienes están relacionados a Ainz Ooal Gown, sobre él.”
Totalmente sorprendida, Enri fue incapaz de hablar.
Sin embargo, los susurros de los miembros de la fuerza de defensa lograron llegar a sus oídos.
“Si Ainz-sama se opone al Reino… entonces ¿no es el Reino el que está equivocado?”
Los ojos de los pobladores reflejaban que estaban de acuerdo.
En particular estaban los pobladores que se había mudado al Pueblo de Carne luego de que sus hogares originales habían sido quemados. Su rabia hacia el Reino por no haber podido defenderlos con prontitud se convirtió en confianza y veneración por Ainz.
“… Pero hay muchos de ellos. Si no abrimos la puerta…”
“Pero si traicionamos de esta forma a Ainz-sama luego de haber recibido su bondad…”
“¡Esperen! Ellos dijeron que sólo querían preguntarnos algo. Eso no significa que estaríamos traicionándolo…”
“¿Es así? De todas formas me suena como si estaríamos siendo desagradecidos.”
Todas las miradas estaban sobre Enri.
Ella había entendido bien los sentimientos de ambos grupos. Y debido a eso, sentía dudas, incapaz de escoger entre los dos lados. Justo en ese momento, un grito de cólera vino del otro lado de la puerta.
“¡Si lo entienden, abran las puestas en este momento! ¡Si no lo hace, serán tratados como traidores al Reino!”
Llevada al límite, Enri gritó de algo de vuelta para ganar tiempo.
“¡Estiércol, hay estiércol de vaca por todos lados! ¡N-no podemos dejar que el Príncipe entre a un lugar como éste!”
Luego de un corto silencio, una voz más calmada atravesó el aire.
“Oh, um. Entendido. ¿Entonces qué tal esto? Nosotros entraremos en lugar de su Majestad el Príncipe. Luego pensaremos en lo qué pasará después.”
No había más excusas que pudiera dar.
La mente de Enri se puso completamente en blanco. Sin importarle qué era, gritó en respuesta la primera cosa en la que pudo pensar.
“¡P-perdón! ¡El estiércol está en mis manos! ¡No puedo quitármelo! ¡Déjeme lavarme las manos y regresaré!”
“¡---O-oi!”
Enri observó las espaldas de Jugem y los otros mientras se retiraban. Estaba preocupada sobre cuánto tiempo había logrado ganar para ellos.
♦ ♦ ♦
La creciente impaciencia de Barbro estaba comenzando a contagiarse al resto de la unidad. Miró fijamente al caballero haciendo el reporte, con una mirada usualmente reservada para el enemigo.
“Repítelo una vez más, ¿qué payasada es está?”
Con cada palabra que decía, la rabia de Barbro se desbordaba por entre las comisuras de sus rechinantes dientes, y el caballero lo repitió una vez más.
“¡Señor! El Pueblo de Carne aún no ha abierto sus puertas.”
Mientras oía la tranquila respuesta del caballero, Barbro se llenó con el repentino deseo de darle un puñetazo.
Sin embargo, eso habría sido una tontería. Barbro luchó para controlar la rabia acumulándose en su puño.
Incluyendo a este caballero, nadie aquí había jurado lealtad a Barbro. En primer lugar, Barbro no tenía tropas a su mando. Todos los hombres presentes estaban bajo las órdenes de sus señores o en compañía de los mismos. Debido a eso, él no podía golpear a sus aliados mientras los otros caballeros estuvieran mirando.
“--- ¿Por qué? ¿Por qué esos campesinos en el Pueblo de Carne no están abriendo las puertas? ¡Esta tierra está gobernada directamente por la familia real! ¡Se supone que tienen que obedecerme! ¡Les dije que abrieran la puerta, ¿no es cierto?!”
Al mismo tiempo que su impaciencia se incrementaba y su corazón bombeaba sangre más rápido, sus palabras comenzaron a perder coherencia.
“¿Cuál es el problema? ¿Es que me están menospreciando? ¡¿Qué es lo que esperas?!”
Los pobladores eran seres por demás inferiores al Príncipe Heredero. Y ahora esos seres lo estaban insultando.
Al mismo tiempo que ese pensamiento le vino a la mente, se mezcló con los agravios que se habían apoderado de su corazón. Ese odio infeccioso y pegajoso que había ido acumulándose dentro de él en los meses desde el disturbio demoniaco, y la acumulación de resentimientos estallaron como una represa al romperse.
Las palabras fueron dichas en un instante.
“¡Traidores! ¡Todos ellos son traidores! ¡Declaro que todos en el Pueblo de Carne son traidores!”
El grito fue llevado por el viento, a oídos de los soldados alrededor, provocando conmoción entre los hombres.
“Mi señor, ¡por favor espere! ¡Si hace eso…!”
Barbro observó con molestia al asustado caballero que le había respondido.
Para comenzar, si designaban al pueblo como traidores, ellos tendrían que exterminar a todos y cada uno de ellos, luego quemarían el pueblo hasta que no quedaran rastro de su existencia.
¿Pero y qué?
El Príncipe Barbro no podía Entender por qué sus subordinados no estaban siguiendo la orden que había dado. Después de todo, estos hombres le pertenecían al Marqués y estaban menospreciándolo y reusándose a obedecer sus órdenes.
“¡¿Qué sinsentido es éste?! ¡Permitirles vivir luego de desobedecer una orden real es un pecado!”
Era verdad. Permitir traiciones contra la familia real era un insulto hacia ellos. Perdonarlos resultaría eventualmente en la pérdida de autoridad y del mandato para gobernar.
Incluso en los territorios de los nobles, una vez que cualquiera de sus siervos se alzaba en rebelión, indudablemente serían destruidos sin piedad. Los caballeros del Marqués deberían saber esto.
“¡Por favor espere, mi Príncipe! La guerra contra el Imperio está por venir. Si matamos ciudadanos en los dominios del Rey, ¡eso afectará negativamente la moral de todo el ejército! Y también le ruego mirar las fortificaciones que tienen. No hay forma de que éste sea un pueblo ordinario. Aunque los pobladores no son muchos, intentar atravesar la puerta a la fuerza sería difícil en extremo. Si ése es el caso, deberíamos preguntarles las razones que tienen para no abrir la puerta luego de que las cosas se tranquilicen.”
“… Pedírselos amablemente, y luego colgar a unos cuantos.”
“… No se puede evitar. Después de todo, ellos mantuvieron cerrada la puerta desafiando las ordenes de Barbro-sama.”
“¡Debes hacer que esa puerta se abra, y luego haremos un ejemplo de ellos!”
“¡Entendido!”
El Príncipe Barbro contempló el Pueblo de Carne.
Como había dicho el caballero, la fuerte puerta estaba colocada en una gruesa cortina de muros. Dado que el pueblo estaba justo al lado del Gran Bosque de Tob, esto incluso podría haber sido intencional pero debido a las torres de vigilancia se parecía más a una fortaleza que a un pueblo fronterizo.
Arrasarlo tomaría un largo tiempo.
Más de mil soldados estaban formados en fila frente a la puerta gritándoles que abran.
Si uno escuchaba con cuidado, uno podría oír los mismos sonidos a la distancia, viniendo desde la puerta trasera.
Estos sonidos eran como chispas de un pedernal, cayendo sobre la yesca que representaba la compleja mezcla de emociones en el corazón del Príncipe Barbro. El fuego crecía y mientras ardía, él perdió la capacidad de pensar.
“¡Oi! ¡Disparen flechas de fuego!”
“¡¿F-flechas de fuego?!”
“Así es. Sólo dios sabe cuánto va a tomar esto con toda esta espera. Escuchen, ¡no podemos perder más tiempo en este pueblo! ¡Si ustedes pudieran abrir las puertas dentro de unos minutos eso estaría bien, pero no pueden, ¿cierto?!”
El caballero sólo podía asentir mientras hacía rechinar los dientes.
“Amenácenlos con flechas de fuego. El tiempo para los juegos de niños, estar parados fuera de los muros y gritando, se acabó. ¡Ahora les mostraremos como hacen las cosas los adultos!”
Mientras los caballeros lo miraban estupefactos con la boca abierta, un hombre corrió a toda prisa a su lado.
“Pensar que podrían desobedecer a su Majestad el Príncipe… No puedo creer que sean hombres del Marqués. Mi Príncipe, ¿permitiría que mis hombres se encarguen del ataque?”
Era el Barón Cheneko. Detrás de él se encontraban varios de sus arrastrados amigos.
El Príncipe Barbro estaba contento por la existencia de hombres así, que podían ser útiles a pesar de su estupidez. No, él también era un noble, y si un pueblo en su feudo se hubiera atrevido a revelarse, probablemente hubiera hecho lo mismo también. Él incluso podría entender la posición en la que se encontraba el Príncipe Barbro.
“… ¿Es así? Entonces te ordeno que lo hagas, Barón. Dispara flechas de fuego al pueblo… no, esto será mejor. Tu objetivo es la torre de vigilancia. Eso debería evitar muertes, ¿cierto?”
“¡Oooh! ¡Qué decisión tan misericordiosa! ¡Era de esperarse de mi Príncipe! ¡Entonces, lo único que debe hacer es observarnos!”
♦ ♦ ♦
“¡Ane-san! ¡Estamos listos! Todos se han ocultado. Somos los únicos que queda--- ¿qué es eso?”
Jugem pudo sentir algo extraño en el aire que los rodeaba, y cautelosamente preguntó sobre ello.
Los miembros de la fuerza de defensa que se habían quedado estaban completamente en desacuerdo el uno con el otro. A regañadientes la mitad de ellos estaba a favor de abrir las puertas para el ejército de afuera mientras que la otra mitad se oponía ferozmente a esto. El origen del conflicto era si estarían o no traicionando al héroe del pueblo, Ainz Ooal Gown. Y como resultado, era difícil tomar una decisión.
“En realidad…”
Enri estaba a punto de decir algo a Jugem cuando una fuerte voz vino de fuera de los muros.
“---Ciudadanos del Pueblo de Carne. Debido a que se reusaron a abrir las puertas inmediatamente cuando recibieron la orden, el hecho de si son o no súbditos leales del Reino ha sido puesto en duda. Como tal, tomaremos representantes de entre ustedes y los llevaremos al campo de batalla, donde convencerán a Ainz Ooal Gown a rendirse. ¡Hacer esto les permitirá probar que su lealtad permanece con el Reino, y que son súbditos leales!”
La atmósfera comenzó a cambiar. El odio ardía en los corazones de los aldeanos como un fuego incontrolable.
Enri no era la excepción.
Era cierto que los pobladores eran ciudadanos del Reino, y eran leales. Sin embargo, esa lealtad palidecía a comparación con la gratitud que sentían hacia el hombre que había salvado su pueblo de forma gratuita y sin compromiso alguno. Después de todo, cuando sus familias, amigos y amantes habían sido asesinados, el único que había extendido una mano para ayudarles era ese gran lanzador de magia.
“¡Nunca me dejaré arrastrar al campo de batalla para serle un estorbo a Ainz-sama!”
“¿No podemos simplemente escondernos en el bosque y ver cómo van las cosas antes de tomar una decisión?”
Fuertes argumentos como estos hicieron eco en los alrededores.
Sin embargo, lo único que tenían en común era que nadie quería hacer nada que pudiera causar molestias a su héroe.
Fue en este momento que el sonido de algo siendo estirado vino desde el exterior, seguido por el sonido de diferentes objetos atravesando el aire. Mientras el sonido se hacía más cercano, unos puntos de luz roja brillante aparecieron ante sus ojos, y las flechas cayeron como lluvia sobre la torre de vigilancia. El sonido de las flechas perforando la madera y encendiéndose en llamas llenó los oídos de todos.
“… Imposible…”
El Reino estaba usando armas letales contra ellos. Ese hecho hizo que Enri jadeara.
Afortunadamente, nadie se encontraba en la torre de vigilancia en ese momento. ¿Ellos sabían eso antes de atacar? O tal vez---
---Tal vez no hubieran dudado incluso si hubiese habido alguien allí.
“¡A-Ane-san! ¡Aunque parece que aún no nos están atacando directamente, de todas formas no deberías estar parada dentro del rango de sus arcos! ¡Por aquí, rápido!”
Enri, que seguía viendo arder la torre en un estado de estupor, fue arrastrada por Jugem. No se resistió mientras Jugem la tomaba de la mano y corría, pero su mirada seguía dirigida a la torre.
Justo al mismo tiempo que las fuerzas de defensa se dispersaban hacia la retaguardia, la torre de vigilancia se convirtió en un infierno.
Todos en el pueblo podían ver la destrucción de la torre, sin importar dónde se encontraban. Llantos de dolor se escucharon alrededor de ella. Uno en particular era especialmente fuerte. Mientras Enri intentaba recuperar el aliento y lograr controlarse, vio al hombre que había gritado más fuerte que todos, cuya voz estaba cargada de la angustia más grande.
Era uno de los hombres que se habían mudado al pueblo.
Su rostro era una mezcla de odio y desesperación. Enri miró alrededor, y muchos de los inmigrantes tenían expresiones similares en el rostro.
Entonces se acordó.
Sus pueblos habían sido quemados de la misma forma.
“¡El enemigo!” gritaba el hombre. “¡Son el enemigo! ¡Cómo no podrían no serlo si hacen esto! ¡Quiero luchar!”
“¡¿De quién es ese Reino?! ¡Ni siquiera nos ayudaron! ¡Y ahora quieren quemar este lugar!”
El grito vino de una mujer regordeta.
“¡Cómo pueden tener permitido hacer esto! ¡Si quieren matarme, háganlo! ¡Me llevaré conmigo a tantos como pueda! ¡Me vengaré por ellos!”
Un hombre joven le siguió con un grito propio.
Locura y odio saturaban el aire, en buena medida gracias a las flechas de fuego.
“… Ane-san. Es momento de tomar una decisión.”
La suave voz de Jugem vino de un rostro tan duro como la armadura de cualquier guerrero.
“¿Eh? …Pero esta gente ha perdido la capacidad de pensar. ¿No deberíamos esperar antes de decidir algo?”
“No hay tiempo. Y nadie puede garantizar que no perderán el control y atacaran de todos modos. Es mejor si decides ahora mismo lo que hará el pueblo.”
Era una sugerencia razonable. El ejército ya había destruido una torre de vigilancia con sus flechas de fuego. La próxima vez, probablemente sería algo peor. Tenían que actuar ahora.
Mientras Enri reunía su determinación, respiró hondo. Miró brevemente a Nfirea, que sostenía la mano de Nemu, y ambos asintieron hacia ella, como dándole valor.
Su pecho ya no se sentía tan apretado.
Esa fue la dosis final de valor que Enri necesitaba.
“¡Todos! ¡Ahora mismo! ¡Todos aquí van a decidir lo que nosotros, como pueblo, vamos a hacer! ¡Cualquiera sea la decisión, espero que todos la respeten!”
Un gran coro de aprobación fue su respuesta.
“¡Levanten la mano todos lo que desean que el pueblo haga lo que pide el Reino!”
Ni una sola mano fue levantada.
Mientras su corazón latía poderosamente en su pecho, Enri gritó una vez más.
“¡Entonces! ¡Todos los que quieran luchar contra el Reino hasta su último aliento, levanten la mano!”
Con un estruendoso rugido, incontables manos se levantaron al unísono. Todos lo hicieron con los puños apretados con fuerza, con la sombría expresión en sus rostros mostrando su determinación para luchar.
Era aterrador. Todos habían escogido un camino que sólo podría terminar con sus muertes. Incluso así, había algo que sobrepasaba el miedo a la muerte y los motivaba.
Era el deseo de no pagar con traición la bondad y el auxilio que habían recibido.
“Entonces --- ¡Lucharemos! ¡Lucharemos para saldar la deuda que debemos! ¡Jugem-san! ¡Te encargo el plan de batalla!”
Jugem se acercó y se paró al lado de Enri.
“…He visto su determinación. Todos van a morir aquí. ¿Están listos para eso?”
Las palabras del veterano fueron recibidas con aprobación unánime.
“Son capaces de gritar tan fuerte a pesar de lo pálido de sus rostros. Magnífico. …Sin embargo, lamento arruinarles la fiesta, luego de que todos proclamaran en voz alta su decisión. ¿No deberían dejar que los más jóvenes escapen primero? Después de todo, si alguien va a morir, deberíamos ser nosotros y los viejos.”
Un hombre mayor habló.
“Tiene razón --- ¿pero no será imposible? El enemigo ha sellado ambas puertas. Incluso si escalamos los muros, nos verán inmediatamente.”
“Bueno, eso es cierto… si sólo fuéramos a escapar, como dices.”
Jugem sonrió con malicia mientras continuaba.
“No podemos ocultarnos y luego correr. Así que lo que haremos es abrir la puerta principal y atraer al enemigo adentro. Mientras estén con la guardia baja, los golpearemos con fuerza. Si podemos hacer el daño suficiente, el enemigo reunirá a sus tropas dispersas y se enfocará en nosotros.”
Jugem miró alrededor.
“He dicho eso, pero el enemigo podría darse cuenta de que es una trampa. Si eso sucede, mientras tengamos suficiente poder de ataque, el enemigo no tendrá otra opción más que reunir a sus fuerzas. ¿Alguna pregunta?”
“Parece que no, pero Jugem-san, ¿A dónde escaparemos?”
“¿No es obvio, Ane-san? Dentro del Gran Bosque de Tob. Asignaré a Agu y a Britta al grupo de escape, ambos conocen bien el bosque. Estoy seguro de que podremos manejarlo por algún tiempo y evitar que los sigan.”
Los pobladores ya se habían preparado para morir, pero era natural que quisieran que sus hijos no murieran con ellos. Saber que sus hijos estaban en peligro reducía su espíritu de lucha.
Jugem se dirigió a ellos con una expresión seria en el rostro.
“Escuchen. La primera ronda será una batalla para hacer que el enemigo consolide sus fuerzas. La segunda ronda será una batalla para reducir su fuerza de lucha, para que no les quede nada. Mientras más feroz sea esa batalla, más oportunidades de escapar tendrán los otros.”
“¡Jajajaja! ¡Eso es todo! Ahhh, bueno es un alivio.”
A esas palabras se les unieron varias risas. Las risas no nacían de la desesperación o de la locura --- eran sólo risas simples y relajadas.
“Mientras mi esposa e hijos puedan salvarse, no tengo arrepentimientos. ¡Ahora es el momento de devolver la bondad que Ainz Ooal Gown-sama nos mostró!”
“¡Ah, es cierto! ¡Si envejezco siendo un cobarde, no podría ser capaz de mirarme al espejo!”
“Entonces… ¿qué hay sobre el grupo que escapará?”
Jugem miró cuidadosamente a todos mientras respondía la pregunta de Nfirea.
“Ane-san y Ani-san serán responsables de proteger a las mujeres y niños. Como dije antes, necesitaremos a Britta, Agu y a los otros goblins para ayudar a guiarlos a través del bosque.”
“--- ¿Eh?”
Enri exclamó sorprendida.
Como jefa del pueblo, ella tenía la obligación de quedarse con los otros. Ya que había ordenado a los pobladores que murieran, lo menos que podía hacer era estar a su lado mientras luchaban. Aún así los pobladores exclamaron antes que Enri.
Sus ojos decían que estaban de acuerdo unánimemente con lo que había dicho Jugem. En el momento en que Enri estaba pensando en cómo negarse, el asunto había sido tomado fuera de sus manos.
“Enri-chan, te lo dejo encargado.”
“Por favor cuida de mis hijos. Aunque mi esposa ya está muerta… al menos, estos niños…”
Los pobladores tomaron turnos para tomar sus manos, impartiendo sus esperanzas y pensamientos en ella mientras las apretaban suavemente. Nfirea se deslizó hacia Enri, cuyos ojos estaban cubiertos de lágrimas.
“Enri, vamos. Nuestra lucha será seguir viviendo. No podemos perder esa batalla. Y quien sabe, Ainz Ooal Gown-sama podría venir a salvarnos nuevamente. En ese momento, será mejor si estamos presente, ya que somos los que pusimos pie dentro de sus dominios.”
“Sabes, tiene razón.”
“Jugem-san…”
“Ese cuerno que usaste para invocarnos… creo que deberías usarlo luego, ¿no crees? Si lo usas ahora, sería como tratar de apagar una casa en llamas con un vaso de agua. Sería mejor si lo soplas luego de que todo esto haya acabado e invoques a más de nuestros camaradas para que te ayuden. ”
Enri llevó las manos a sus ojos, los cuales estaban llenos de lágrimas.
“¡Lo tengo! ¡Protegeré a las esposas e hijos de todos! ¡Vamos! ¡Enfi!”
♦ ♦ ♦
Un lado de la puerta se abrió lentamente.
“Debimos haber usado flechas de fuego desde el principio. Bueno, el siguiente grupo de flechas de fuego fue un desperdicio…”
El rostro del Príncipe Barbro se retorció frunciendo el ceño. Habían perdido mucho tiempo. Para compensar la demora, los hombres tendrían que hacer una marcha forzada. Pero eso era inevitable. Esto era culpa de los hombres del Marqués. Si él mismo no hubiese dado la orden de usar flechas de fuego, quién sabe cuánto tiempo habrían tenido que perder.
Barbro miró al cielo, maldiciendo su infortunio por estar rodeado de lacayos inútiles.
Consideró el tiempo que sería necesario luego --- lo primero que hacer sería colgar a los pobladores.
Los colgaría de las paredes del pueblo, para mostrarles a todos el destino final de aquellos lo suficientemente tontos como para desafiar a la familia real.
Luego, tenía que encontrar a alguno que tuviera lazos cercanos con Ainz Ooal Gown. Eso podría tardar más que colgar a los pobladores.
“Maldición. Debí haber traído a un interrogador. Primero, pretenderé perdonar la vida de todos los que cooperen… y luego los mataré. Y en cuanto a los niños…”
No tenía sentido dejarlos vivir. Para comenzar, los hijos no podían vivir sin sus padres, así que colgarlos junto con sus padres era una forma de piedad.
“¿Hay suficiente soga para todos?” Sería bueno si pudiéramos obtener alguna en el pueblo...”
Los soldados cerca a la puerta avanzaban lentamente. El pecho de Barbro se llenó de orgullo al ver la bandera real avanzando al frente de la columna. Cuando él ascendiera al trono, se aseguraría de tener guardias ceremoniales como esos.
Los soldados sosteniendo los estandartes se reunieron apretadamente al entrar por la puerta --- y entonces fueron arrojados de vuelta.
Poco después, las criaturas gigantes que los habían hecho volar se asomaban en la abertura de la puerta.
“---¡¿O-o-ogros? ! ¡¿Qué hacen esas cosas aquí?!”
El completamente inesperado acontecer tomó por sorpresa al Príncipe Barbro, y en su conmoción había olvidado la dignidad de la familia real.
Sí. Esos eran los semi-humanos conocidos como ogros. Los soldados estaban tan sorprendidos por su súbita aparición como lo estaba Barbro. Sus poderosos garrotes enviaban volando a docenas de personas con cada golpe.
Entre salpicaduras de sangre y carne, los soldados afectados volaron en la distancia e impactaron el suelo, rodando patas arriba antes de estrellarse contra sus compañeros de tropa. Esos soldados inmediatamente se acobardaron y comenzaron a huir desesperadamente de la puerta. Entonces, como para perseguir a las tropas derrotadas, muchos más ogros aparecieron de detrás de la puerta.
Mientras los soldados se retiraban vergonzosamente, eran enviados volando por los golpes de los garrotes de los ogros. Parecían niños arrojando sus juguetes a la distancia.
La razón de esta retirada impresentable ---que ni siquiera podía ser considerada una retirada--- fue debido a que estos soldados eran todos de las tropas reclutadas por el Barón. Habían disparado las flechas de fuego para ganarse el derecho de ser los primeros en atravesar la puerta. ¿Quién hubiera pensado que su búsqueda de gloria les saldría por la culata?
El Príncipe frunció el ceño hacia el Barón, que había abandonado a los mismos hombres que había dirigido y venía corriendo a toda prisa frente a él. En este momento, el sonido de un clarín resonó en el aire.
Los caballeros del Marqués habían tomado sus lanzas al unísono. Era un movimiento rutinario de manual que demostraba que eran soldados profesionales. Sin embargo, aún parecía difícil que pudieran sumergirse entre la masa de infantería que escapaba y que pudieran enfrentarse en un combate caótico cuerpo a cuerpo con los ogros.
La carga de un caballero montado era una de las fuerzas más destructivas en el campo de batalla, pero en una batalla cuerpo a cuerpo, la caballería perdería su efectividad.
“¿Qué esperan para disparar?”
El grito le pertenecía a Barbro.
Permitir que los ogros se acercaran sólo incrementaría las bajas que sufrirían. Sería mejor abandonar a estos soldados y matar al enemigo junto a los pobladores.
Al mismo tiempo que la irritación de Barbro comenzaba a intensificarse, los ogros de pronto comenzaron a retirarse. Usando a los soldados que huían como escudos de carne, evitando que la caballería los persiguiera, y al final había logrado replegarse dentro de la puerta.
Luego de recibir a los sobrevivientes, Barbro comenzó a reorganizar la formación, sus manos sostenían las riendas cada vez con más fuerza mientras su rabia se incrementaba.
Originalmente había planeado terminar rápidamente esta aburrida misión, y entonces apresurarse al campo de batalla para obtener la gloria en batalla contra el Imperio.
Y ahora, todo lo que quedaba de su sueño era este desastre impresentable.
Aunque la aparición de los ogros había sido inesperada, si ni siquiera podía llevar a la gente necesaria a E-Rantel, su reputación caería incluso más. Sería un revés decisivo en la carrera por el trono contra Zanack, el sucesor de reserva.
O podría ser que --- ¿todo esto ya había sido planeado de antemano?
Chasqueó la lengua con molestia, sabiendo que los ojos de los nobles alrededor estaban sobre él.
Sin embargo, no tuvo tiempo de preocuparse por ellos. Barbro volvió un ojo hacia el caballero que se acercaba. Era el comandante del la fuerza de élite del Marqués.
“… ¿Qué demonios es eso? ¿Acaso este pueblo fue tomado por ogros? ¿Qué está pasando?”
“E-ése no debería ser el caso, señor. Nadie hubiera podido esperar que habrían monstruos aquí… debió haber habido una visita del recolector de impuestos hace poco. Pero no recibimos noticias de que este pueblo estuviese tomado por ogros. Si hubieran ido pero no regresado eso hubiese sido anormal… ¿qué demonios sucedió en este pueblo?…”
Podía sentir la confusión en las palabras del caballero. Si éste fuese algún plan para provocar que Barbro pierda su dignidad y caiga en una trampa, él probablemente no estaba al tanto tampoco.
Eso significaba que estaba del lado del Príncipe por ahora.
“En cualquier caso, no sabemos lo suficiente sobre el enemigo. Bueno, eso era de esperarse. Sólo aparecieron cinco ogros. Si tuvieran más, habrían continuado atacándonos. Así que lo más probable es que no tuvieran más que diez en total. Ustedes deberían estar bien enfrentándose a cinco, ¿no?”
“¡Por supuesto! Cada uno de nosotros es tan fuerte como un miembro de la Banda de Guerreros del Reino. ¡Unos simples ogros no son nada para nosotros!”
“No estoy dudando de ti. Sólo estoy diciendo, que necesitas estar alerta. Los ogros son monstruos estúpidos, pero sus acciones de ahora son demasiado inteligentes. Abrieron la puerta para atraernos, y luego contraatacaron en el mejor momento. Parece ser que al otro lado hay un comandante. Si uno de los pobladores estuviera dirigiéndolos…”
“Perdone mi rudeza. Ningún campesino común podría controlar un ogro. Creo que debe haber otra fuerza ejerciendo su influencia aquí. Si pudiéramos saber más sobre el enemigo---”
Barbro ya no podía controlar su impaciencia.
“¿Qué estás balbuceando? ¡Mira allá!”
Barbro apuntó a la puerta, al estandarte real hecho jirones.
“La bandera del país se encuentra en ese estado patético. Vas a destruir el pueblo sin importar el costo. Reúne a tus tropas, disparen flechas de fuego, y quemen el pueblo. ¡Ahora es el momento de darle buen uso a toda esa experiencia acumulada en asedios! Parece que no seremos capaces de terminar esto sin ninguna pérdida. ¡Así que atacarás con la intención de arrasar ese pueblo hasta los cimientos!”
“¡Por favor espere! ¡Podría ser que un ogro hechicero u otro semi-humano inteligente sea la mente maestra aquí, y no los pobladores!”
“¿Y qué si fuera así?”
Barbro miró al caballero, su rostro era la imagen de la perplejidad, comenzó a explicárselo lentamente, como un adulto dándole una lección a un niño.
“¿Estás oyendo? Bien. No importa si los pobladores controlan a los ogros, o si están siendo controlados por algún otro semi-humano inteligente. Esos pobladores se han rebelado contra los legítimos gobernantes de estas tierras, la familia real. Siendo ése el caso, debemos mostrar al mundo las consecuencias que tienen tales actos estúpidos.”
“Pero, podrían haber algunos pobladores retenidos como rehenes, ¿no serían ellos inocentes?”
“¿Escuchaste lo que dije hace un momento? ¿Y qué si lo son?”
Barbro se encogió de hombros frente al caballero, que parecía tener problemas para aceptar lo que acababa de oír.
“Lo entiendo, lo entiendo. Entiendo cómo te sientes. Entonces les mostraré la mayor clemencia posible. Captura a aquellos que no se resistan, y luego los someteremos a juicio. ¿Eso está mejor?”
“¡Entendido, señor!”
El caballero se inclinó profundamente ante Barbro. Después de escuchar su respuesta contundente, Barbro asintió en señal de aprobación.
“Sin embargo, tengo una condición. Quiero una victoria arrolladora. Si sufrimos bajas, todo tipo de rumores se esparcirán. Lo mismo va para ti. La gente hablará de cómo la carta del triunfo del Marqués fue enviada a un pueblo insignificante para terminar ensangrentada.”
“Pero eso fue debido a los ogros---”
“---No puedes usar eso como excusa. Así es como funciona el mundo.”
“¡Entendido!’
“Si lo entiendes, entonces ponte a ello. Trae las tropas de la puerta trasera. Al mismo tiempo corta los árboles del bosque y comiencen la construcción de arietes. Te dejaré los detalles. Minimiza las bajas al mismo tiempo que aseguras la victoria. Mata a cualquiera que escape.”
♦ ♦ ♦
Un flujo constante de vasijas llenas de aceite impactaron con los lados de las paredes, seguidas de flechas de fuego.
Los impactos explosivos eran comparables a la explosión de una ‘Bola de Fuego’, creando llamas rojas brillantes que despedían interminables columnas de humo negro.
Jugem podía sentir el malestar que irradiaba de los miembros cercanos de la fuerza de defensa. El líder goblin elevó su mandoble* mágico y rugió.
(*‘Greatsword’ - Espadón, o gran espada, o montante, o espada de dos manos.)
“¡Permanezcan firmes! ¡Llamas como estas no pueden atravesar las paredes! Y sobre la defensa de la puerta---”
El sonido de un gran impacto, *dooom*, vino desde afuera de la puerta.
Las paredes eran mucho más gruesas y grandes que las de la torre de vigilancia, que ahora yacía en cenizas. Incluso si era golpeada por flechas, no ardería fácilmente. Como tal, habían llegado a la conclusión de que éste era un amago para atraer la atención de su verdadero objetivo, que era atravesar la puerta. Parecía era la conclusión correcta. Una vez más, un gran *dooom* vino de la puerta.
Era un sonido más profundo y poderoso que los impactos de los garrotes de los ogros. Era el sonido de armas de asedio --- probablemente arietes.
“¡Disparen!”
Con el grito de Jugem, los pobladores dispararon sus flechas con facilidad obtenida de la práctica.
Gritos de dolor se elevaron al otro lado de la pared. Sin embargo, los arietes no se detuvieron.
Debían de estar usando varios arietes en un ataque secuencial.
“¡Disparen!”
Una vez más, las flechas volaron a lo alto con la orden de Jugem. Sin embargo, esta vez, fueron respondidas por las flechas del enemigo. Varias veces el número de flechas que habían lanzado cayeron sobre el pueblo como lluvia.
Sin embargo, ni un solo ataque golpeó a los defensores.
El ataque del enemigo había sido una serie de disparos de tanteo para descubrir sus posiciones, así que todos habían fallado, impactando sin hacer daño en paredes y construcciones. Sin embargo, mientras más arqueros tuviera el otro lado, mayores serían sus posibilidades de acertar. Como tal, si su puntería era un número distinto a cero, las cosas se pondrían feas.
“¡Retrocedan! ¡Retrocedan! ¡Nos movemos a una nueva posición!”
Los pobladores obedecieron a Jugem, que podía hacerse oír a pesar del volumen bajo de voz que había usado. Apresuradamente cambiaron de posiciones en medio de su creciente pánico.
A la fecha, los pobladores sólo habían aprendido a disparar flechas desde posiciones fijas. Su objetivo era atacar con precisión las áreas fuera de la puerta principal. Como tal, si podían hacer ambas cosas, su puntería se incrementaba, pero del mismo modo, una vez que se desplazaban a una posición poco familiar, sus flechas no acertarían bien a sus objetivos.
Una lucha a larga distancia ahora sería muy difícil.
“¡Tomen sus lanzas! ¡Pasamos al combate cuerpo a cuerpo!”
Un fuerte *ping* vino del otro lado de la pared. Sonaba como si algo metálico estuviera golpeando la pared, completamente diferente de los *dooms* de los arietes. Con toda probabilidad, era el sonido de las hachas, y venía de todos lados.
Los números eran una gran ventaja. Ellos podían usar ataques en la puerta o en las paredes como amagos para atacar desde una dirección completamente inesperada. Si Jugem fuese el comandante del otro lado, eso era lo que haría.
(Como estaba previsto… parece que la situación va bien y el enemigo se está dispersando.)
La mayoría de estrategias de ataque convencionales serian inútiles frente a la superioridad numérica del enemigo. Para los pobladores de Carne, su mejor apuesta sería la de erosionar progresivamente la fuerza de combate de sus enemigos.
Mientras la formación del enemigo se debilitara, podrían atacar desde el pueblo en cualquier momento. Idealmente, atacarían al comandante enemigo en una formación de cuña. De esa manera, el enemigo en pánico reuniría inmediatamente a sus tropas.
Traer de vuelta a los ogros era parte de los preparativos para este evento. Incluso si los ogros continuaban atacando por si solos, les sería difícil hacer entrar en pánico al enemigo y lograr su objetivo de atraer al frente a las tropas de la puerta trasera.
(Por supuesto, una vez que las tropas dispersas del enemigo se reúnan y nos rodeen, no tendremos forma de escapar… bueno, supongo que eso es lo que llaman entrar a la guarida del dragón a pesar de saber que está en casa…)
En otras palabras, se trataba de una táctica suicida.
Aún así---
“Bueno, de todos modos ya hemos logrado la mitad de nuestros objetivos.”
Jugem murmuró para sí mismo mientras su mirada se movía hacia la puerta trasera que no podía ver desde su posición.
Ya había preparado la ruta de escape con la mayor probabilidad de supervivencia para su ama. No había más de qué preocuparse. Tal vez sería cruel decirlo, pero siempre que los pobladores en este lugar murieran, nadie sabría cuantos habían huido y Enri permanecería oculta tras un velo de misterio.
Proteger a Enri era la primera y la más alta prioridad de Jugem. Pagaría cualquier precio por ello y no lo lamentaría en lo más mínimo. Debido a eso---
“¡Todos! ¡Esperen que caiga la puerta! ¡Vamos a atacar! ¡Nuestro objetivo es el comandante enemigo! ¡Nuestra única posibilidad de supervivencia es matar a su comandante!”
“¡Ohhhh!”
Una serie de aullidos decididos le respondieron. Había una ligera vacilación en algunas de las voces, pero ninguno parecía como si fuera a echarse atrás.
Todo lo que quedaba era el valor en bruto de los hombres que luchaban por sus hijos y sus seres queridos.
♦ ♦ ♦
Enri y Nfirea corrían desde la parte trasera de la plataforma de observación, guiando a las mujeres y niños hacia el área en frente de la puerta trasera. La abuela de Nfirea, Lizzie, no estaba con ellos, porque se encontraba escondiendo todos los equipos alquímicos que se habían prestado de Ainz.
Lizzie no tendría tiempo de escapar, pero ya había aceptado su destino.
“¡No hay problema! ¡No hay nadie alrededor! ¡Ahora abriremos la puerta y nos dirigiremos al bosque!”
Con rostros pálidos por el miedo, los niños reunidos asintieron desesperadamente.
Entretanto, Nfirea y Britta giraron la manivela, abriendo lentamente un lado de la puerta.
En el momento en que se abrió, Enri asomó la cabeza para mirar alrededor. No había nada. Justo como habían visto desde la plataforma de observación, no había tropas a la vista. El plan de Jugem había tenido éxito.
“¡Entonces, vamos!”
Los primeros en salir fueron Agu y su tribu. Si eran emboscados en el bosque, ellos abrirían un camino sangriento a través de sus enemigos. La siguiente era Britta. Ella era la exploradora del grupo, y si Agu no podía encontrar ningún soldado, ella se encargaría de las cosas.
Tomando en cuenta las cortas piernas de los niños, el equipo a la cabeza avanzaría hacia el bosque. Detrás de ellos, los niños los seguirían de dos en dos. Las madres acompañarían a los niños mientras corrían y los niños sin padres serían guiados por niños mayores.
Los últimos eran Enri y Nfirea, quienes luego correrían al frente.
Incluso luego de salir de la puerta, el bosque se encontraba bastante lejos. Teniendo en cuenta que estaban en pleno invierno, la distancia se sentía muchas veces más extensa de lo que era normalmente.
Movieron frenéticamente las piernas y corrieron.
Era demasiado lejos.
No era suficiente.
En ese momento, oyeron caballos detrás de ellos.
Enri estaba extremadamente en forma, tanto que no le gustaba. Incluso así, su corazón latía con fuerza y su respiración era difícil. El miedo hizo que mirara hacía atrás, y vio algo que no podía creer que estuviera allí--- desesperación.
“Imposible…”
Más de un centenar de caballeros montados habían aparecido detrás de ellos. Debían de haber estado escondidos en los puntos ciegos de la plataforma de observación, pegados a las paredes. Acababan de emerger porque estaban seguros de que nadie más saldría.
Había una gran distancia entre el pueblo y el bosque. Sin embargo, la diferencia entre las velocidades de un humano y un caballo era inmensa.
Tal vez Agu y Britta podrían escapar. Pero sería imposible para los niños. Los alcanzarían.
Los caballeros sostenían objetos relucientes en las manos. No había duda de que planeaban cortarlos por la espalda. Y aunque Nemu corría a la cabeza de la columna, no era seguro si lograría escapar.
“¡Enri, sigue corriendo!”
Nfirea se detuvo de pronto.
“¡Enfi!”
“¡Voy a ganar algo de tiempo!”
“¿Estás loco? ¡No pienses que será igual que la última vez cuando Lupusregina-san te salvó!”
“¡Sólo corre!”
El grito enojado de Nfirea estaba dirigido a Enri, que también se había detenido.
“¡Si quieres ganar tiempo, tengo una forma mejor!”
Enri sacó un viejo y maltrecho cuerno de su bolcillo.
Podía invocar a 19 goblins. Aunque no eran muchos, cada uno era bastante fuerte. Debería ser suficiente para ganar algo de tiempo.
“¡Idiota! ¡Hay demasiados! ¡No obtendrás ni 20 personas!”
No podía discutir contra el razonamiento de Nfirea. Definitivamente serían atacados desde los lados. Sin embargo, no soplar el cuerno sería aún más estúpido.
“¿No es lo mismo para ti?”
Enri no podía seguir perdiendo el tiempo hablando. Colocó el cuerno en sus labios.
(---¡Goblin-sans! ¡Por favor ayúdenme!)
Lo que sonó fue una nota bajo profunda que hizo temblar la tierra misma.
Enri parpadeó ante lo que había hecho. En el pasado, cuando había invocado a Jugem y a los otros, todo lo que había obtenido era un suave *pfff*. Todo lo que debería de haber obtenido era el sonido que haría el juguete ordinario de un niño.
“E-Enri…”
La temerosa mirada de Nfirea se movió de Enri, mirando algo más allá del lugar donde estaba ella. Los ojos de Enri siguieron a los de Nfirea hacia atrás.
Los caballeros montados casi los habían alcanzado, y deberían de tener toda la libertad del mundo para hacerlo, pero por alguna razón estaban tirando de las riendas para detener a sus caballos. Debido a la parada repentina, algunos incluso habían caído de sus monturas.
Enri miró detrás de ella, y---
“―Eh? Ehhhhhh?!”
♦ ♦ ♦
Muchos ítems en Yggdrasil podían recibir nombres personalizados. Sin embargo, unos cuantos eran excepciones a la regla. Estos incluían ítems dejados atrás por los monstruos.
Uno de esos artefactos era el Cuerno del General Goblin.
El cuerno era un ítem pequeño y sencillo, pero había algo curioso sobre él.
Podía invocar a 19 goblins. Estos 19 goblins eran mobs basura* que ni siquiera eran dignos de ser oponentes para los jugadores de Yggdrasil. ¿Entonces por qué un ítem así tendría el pomposo nombre de “General”? No habría sido extraño si únicamente le hubiesen dado el nombre de “Cuerno de Goblin”.
(*Mob basura - Término genérico que se usa para NPCs cuyo propósito principal es ser matados para otorgar experiencia a los jugadores. ‘Mob’ no viene de la palabra en ingles para ‘Muchedumbre’ sino de la abreviación de ‘mobile object’, objeto móvil)
Muchos jugadores en Yggdrasil pensaban de esa manera. Pero al final, ninguno pudo justificar tal nombre, y lo dejaron así.
Sin embargo, había una razón para ese nombre.
Y la razón era---
♦ ♦ ♦
Flanqueaban a Jugem a ambos lados para cubrir al soldado que había quedado expuesto.
Chasqueando la lengua, Jugem movió la espada en el aire como si fuese una extensión de su propio cuerpo, bloqueando perfectamente los dos golpes de espada que venían hacia él.
“… Este goblin es bastante bueno. Realmente nos está forzando a retroceder a los tres al mismo tiempo.”
“Qué tipo increíble. No sabía que los goblins podrían ser tan fuertes.”
Jugem podía sentir que sus oponentes aún no habían llegado a su límite, lo que hizo que se preocupara.
Si luchaba contra estos soldados uno a uno, el ganaría. Si luchaba contra dos al mismo tiempo sería cuestión de suerte. Tres al mismo tiempo significaba que lo más probable era que perdería. Y ahora---
Había incluso otro soldado más rodeándolo por detrás. Jugem dio un pequeño paso hacia atrás.
---Contra cuatro a la vez, lo único que podía hacer era morir.
Sus oponentes iniciales habían sido unos soldados débiles, que había logrado reducir fácilmente.
Los valientes guerreros del Pueblo de Carne avanzaban inexorablemente hacia las líneas de batalla del Reino manteniendo una formación de cuña.
Pero entonces, comenzaron a aparecer oponentes fuertes, como si hubiesen entrado a un área diferente. Sus equipos eran de mayor calidad. Debían de ser tropas de élite del ejército enemigo.
Aunque no estaban lejos del campamento enemigo, ellos aún no habían sufrido muchas bajas.
Sin embargo --- seguía siendo difícil.
Jugem dejó de prestar atención a los cuatro ante él y disimuladamente observó sus alrededores. Los goblins bajo su mando eran lentamente abrumados por la superioridad numérica de sus enemigos.
Él era más fuerte y resistente que sus enemigos… pero por otro lado, esas eran sus únicas dos ventajas --- al igual que los ogros. Todo lo que podía hacer era observar a sus oponentes retirándose luego de recibir sólo un golpe.
Ya había habido varios mártires en el Pueblo de Carne. Aunque los goblins habían soportado la peor parte de los ataques al estar al frente de la formación en cuña, los números de sus enemigos eran demasiado asfixiantes, y era imposible resistir todos sus ataques. Invariablemente, pocas personas lograrían llegar, e Invariablemente terminarían abrazando el suelo.
Era una estrategia imprudente, y este resultado era el esperado.
Sin embargo, Jugem quería creer que éste podría no ser el caso.
Y en ese momento---
La espada lo golpeó, provocándole una herida superficial.
“Cheh!”
Jugem blandió su mandoble, abriendo una brecha.
“¿Chicos, quienes son ustedes? ¿Apuesto que no son campesinos ordinarios?”
Jugem era de nivel 12. Con eso en mente, su oponente actual debía ser aproximadamente de nivel 10, o tal vez 11. Los otros tres debían ser de nivel 9.
Un campesino ordinario era de nivel 1. Tal vez algunos de los pobladores entrenados habían llegado al nivel 2. Las tropas que acompañaban al recolector de impuesto de E-Rantel casi no parecían ser de nivel 3. Esto significaba que los soldados contra los que luchaba eran muy fuertes.
Dejando eso de lado, era difícil juzgar con precisión la fuerza de Enri y Nfirea porque no eran combatientes, pero eran fuertes a su manera.
“¿Este goblin… no, no será un hobgoblin? ¿O es algo normal encontrar oponentes fuertes como éste?”
“Pero, dicen que los hobgoblins son más grandes… ¿no será un rey goblin? Tal vez estos tipos tomaron control del pueblo a la fuerza… pero si ése es el caso, ¿por qué los pobladores ofrecen tanta resistencia?”
“¡Haaaa! Los humanos tienen mentes tan torpes. ¡Es porque tenemos rehenes! ¿No lo entienden?”
“Debe estar mintiendo. No lucharían por una razón así. Más bien, te apuñalarían por la espalda. Puedo sentir algo cercano al compañerismo entre ustedes chicos, algo que va más allá de las barreras de las razas. ¿Por qué? ¿Por qué humanos y goblins lucharían lado a lado?”
“¡Como si te lo fuera a decir, idiota!”
“Entonces supongo que son camaradas después de todo, si no---”
“Ahhh ¡cállate de una maldita vez! ¡Los entrometidos como tú me hacen enojar!”
Jugem blandió el mandoble una vez más.
Pero el resultado era siempre el mismo.
Podía golpearlos, pero no completamente. El soldado perdía el equilibrio, pero cuando quería continuar el ataque, era interrumpido por los ataques dirigidos a sus partes vitales que venían de ambos lados.
Con eso en mente Jugem decidió olvidar la defensa.
Los ataques dirigidos a las partes descubiertas de su cuerpo, lo abrieron.
En lugar de dolor, todo lo que Jugem sintió fue un calor extendiéndose desde dos puntos de su cuerpo.
Jugem apretó los dientes, y activó su habilidad especial. Su espada cambió de dirección, golpeando a uno de los soldados que lo habían atacado de un lado.
“¡「Golpe de Goblin」! (Goblin Blow)”
El poderoso golpe partió los puntos débiles de la cota de malla del soldado y produjo una grave herida a la carne que había debajo. En ese momento, el soldado comenzó a retorcerse.
Éste era el poder del mandoble --- veneno. Sin embargo, aún era posible resistirlo, y no podía dejar fuera de combate a un oponente.
Debido a que se distrajo, Jugem no pudo evitar el golpe de espada que vino de detrás de él.
Aunque debido a su armadura significaba que no era algo serio, su cuerpo gimió por el golpe de la espada.
“¡Mierda!”
“¡Eso deberíamos decir nosotros! ¡Golpeaste a Bike!”
“¡Dejen que Bike se retire, muévanse detrás de este tipo!”
Durante la salvaje lucha, hubo más oponentes que estos cuatro. Algunos habían intentado atacar los puntos descubiertos que Jugem había dejado y como premio a su esfuerzo fueron cortados en dos. A juzgar por su pobre equipamiento, probablemente eran agricultores reclutados.
Incluso así, habían demasiados. Ser superado en número era realmente injusto.
“¡Retrocedan! ¡Este goblin es fuerte! Nosotros nos encargaremos de él. Ustedes ocúpense de los pobladores detrás de él.”
“¡¿Piensan que les dejaré hacer eso?!”
Jugem gruño hacia los conscriptos y blandió su espada. Intimidados por él, retrocedieron.
El calor que sentía de su cuerpo lentamente se estaba convirtiendo en dolor.
Como un guerrero que blandió su espada para vivir, Jugem había aprendido varios secretos del campo de batalla, el primero de ellos era como luchar a pesar del dolor. Otro era saber cuánto daño podía recibir, y cuando escapar. Sus instintos le decían que aún podía luchar, pero por cuánto tiempo, era algo que ignoraba.
Otro valiente guerrero del Pueblo de Carne encontró su fin, su sangre empapando la tierra.
Su derrota era segura, y su visión lentamente se teñía de rojo.
Incluso así, todavía tenía que ganar tiempo para que Enri y los otros pudieran escapar, hasta dar su último aliento.
---Objetivo: el campo enemigo.
---Fuerzas: Yo mismo.
Tal vez era porque habían visto la determinación de Jugem, pero el soldado frente a él se puso rígido.
En ese momento, Jugem apretó su espada, preparándose para atacar. Un gran clamor inundó el campo de batalla. Pero ya que tenía los ojos fijos sobre el oponente frente a él, Jugem no podía apartar la mirada.
Fue debido a que de un lado del Pueblo de Carne---
♦ ♦ ♦
---La razón era simple. Su verdadero poder no era simplemente invocar a 19 goblins.
En Yggdrasil, este ítem no había sido capaz de revelar su verdadero valor y había sido descartado como una recompensa inservible.
Sin embargo, en este Nuevo Mundo, tenía la oportunidad de liberar su verdadero poder.
Analicemos el nombre una vez más.
“Cuerno del General Goblin”
Su verdadero poder, revelado únicamente al cumplirse tres condiciones, era---
Parte 3
Los rítmicos golpes de tambores pesados hacían eco en el campo de batalla al lado del pueblo. En el momento en que miró en dirección de donde venía el sonido, sus ojos se abrieron de par en par. Una formación de alrededor de cinco mil hombres marchaba rítmica y disciplinadamente.
Tanto los pobladores como el Príncipe Barbro pensaron que eran refuerzos para el Príncipe. La única diferencia era si sabían o no de alguien que podría enviar estos refuerzos. Sin embargo, todos cambiaron de parecer luego de mirar de cerca.
La formación estaba compuesta de goblins. Los semi-humanos llamados ‘goblins’ eran más pequeños que un humano promedio y aproximadamente tenían la altura de un niño. Sin embargo, el aura que proyectaban les hacía verse más grandes de lo que eran realmente.
Sus cuerpos estaban cubiertos en armaduras de acero, y sus bien cuidadas armas brillaban con letalidad. Estos eran equipamientos dignos de verdaderos guerreros. No eran una milicia, sino un ejército compuesto de soldados profesionales.
“¡Ahora! ¡Todos los que queden con vida corran como alma que lleva el diablo! ¡Son los refuerzos! ¡Tenemos refuerzos! ¡Corran hacia ellos!”
Jugem gritó con fuerza.
Sus identidades eran un misterio. No estaba claro si eran enemigos, aliados o algún tercer grupo sin afiliaciones. Correr hacia ellos sólo porque eran de la misma especie no era una decisión buena en sí misma. El curso de acción correcto hubiera sido correr hacia el pueblo.
Sin embargo, Jugem sintió algo que le decía que eran camaradas. Un sentimiento de que ellos de algún modo servían al mismo amo. Un sentimiento que le decía que les darían la bienvenida.
Los sobrevivientes del Pueblo de Carne corrieron hacia el ejército goblin sin dudarlo.
El cerco perdía su fuerza con cada paso que daban. Aunque el ejército sabía que debía perseguirlos, se estaban demorando. Era natural. Acercarse sin cuidado a un ejército tan disciplinado era una decisión estúpida.
Había otras dos razones por las que habían permitido que los pobladores escapen. La primera era porque el campamento principal había dado la señal de retirada, luego de decidir que era momento de reformar sus filas antes que perseguirlos. La otra razón era porque tenían miedo de las posibles represalias de perseguir a los miembros de la misma especie del nuevo ejército.
Los goblins recibieron a Jugem y a los otros que habían escapado con todas sus fuerzas. Jugem y compañía se tambalearon por entre unas brechas en la formación y el ejército las cerró una vez que había ingresado. Fue como una puerta de acero cerrándose.
Jugem miró alrededor a sus camaradas agotados, tendidos en el suelo. No había nadie que estuviera ileso, y muchos se habían desmayado luego de alcanzar la seguridad. Aún para Jugem, el sólo mirar alrededor provocaba que su visión se tornara borrosa. El número de goblins, el número de ogros y el número de pobladores se había reducido desde que había comenzado la batalla.
“Bueno supongo que debería considerarlo afortunado… que más de la mitad de nosotros sobrevivimos. ¡Konaa!” Llamó al único goblin capaz de usar magia de curación, pero Konaa sacudió la cabeza. Había agotado toda su magia durante el combate.
“Entonces alguien que sepa primeros auxilios…”
En el momento en que Jugem intentó gritar, un goblin sosteniendo un abanico de plumas, con una pañoleta en la cabeza y una larga barba se acercó a él.
Su actitud hacía que Jugem tuviera la impresión de que era alguien importante en el ejército goblin.
“Jojojo, así que eres parte del séquito de la General Enri. Soy el que está a cargo de este ejército, el Estratega Goblin. Ya que hemos llegado, nadie les hará más daño. Por favor, descansa tranquilo. Los llevaremos al cuerpo médico de inmediato.”
El Estratega Goblin extendió su abanico y un grupo de goblins de apariencia fuerte se acercó corriendo con camillas.
“Bien, bien, por favor llévenlos allá tan pronto como sea posible. Sería una vergüenza para nosotros si alguien muriese bajo nuestro cuidado.”
Los heridos fueron llevados rápidamente.
“Parece que también estás herido. Sería mejor para ti reportarte a la unidad médica y regresar…”
“No, lo siento. Me disculpo, ya que has sido tan amable con nosotros, pero primero quiero saber algo. No estoy tan malherido.”
Luego de asegurarse de que Jugem no estaba haciéndose el valiente, el Estratega Goblin, asintió una vez con la cabeza antes de hablar.
“Por supuesto, era de esperarse del líder del séquito de la General Enri. Qué deseas saber--- jojojo, no, sólo debería haber una cosas que te interesaría mucho más que tu propia seguridad. La General Enri está en la tienda detrás de nosotros. Se pondrá muy feliz si vas a verla.”
“¿Es así? Qué bueno.”
Jugem suspiró aliviado desde lo profundo de su corazón. Estaba tan aliviado que sintió que su cuerpo perdía las fuerzas y quería colapsar, pero no podía mostrar un espectáculo desagradable a su joven colega.
“Entonces iré para allá. No creo que mi grupo participará de la siguiente batalla tampoco.”
“Jojojo, te agradezco el permitirnos a nosotros los recién llegados la oportunidad de presumir.”
“Bueno, está bien. Es el trabajo de los veteranos dejar oportunidades para los nuevos.”
“Jojojo, entonces le daré un buen espectáculo a los veteranos. Ahora… lo único que queda es obtener la victoria absoluta. Ordenen que avance la infantería.”
♦ ♦ ♦
Barbro abrió los ojos de par en par y miró con rabia a los intrusos que habían arruinado todo.
Nada había salido como lo había planeado. ¿Por qué estaba enfrentando a un ejército de goblins en este pueblo tan pequeño? Quiso arrancarse el cabello en un ataque de rabia.
Si éste fuera el ejército Imperial, él hubiera estado encantado y hubiera ordenado un ataque inmediatamente, pero sus oponentes eran goblins. Incluso si ganaba, ¿quién reconocería sus logros?
“Mi Príncipe, por favor concédanos permiso de retirarnos.”
Volvió su mirada de odio hacia el caballero que había recomendado este curso de acción. No sabía por qué había aparecido un ejército tan grande en este lugar, pero si lograba llevar información útil de vuelta, sus acciones serían evaluadas como útiles.
Sin embargo, si solamente escapaba con el rabo entre las piernas, no sería difícil imaginar que se ganaría el sobrenombre de “el príncipe que escapó de goblins”.
Si perdía, sería “el príncipe que perdió ante goblins”. Las noticias se esparcirían a través de los nobles hambrientos de los últimos chismes, y no habría nadie en el Reino que no se enterase. A los que no habían estado presentes no les importaría cuan fuertes habían sido esos goblins. Lo único que importaba era qué tan jugoso era el chisme.
Barbro maldijo en silencio a los nobles que se burlaban de él desde un lugar seguro.
“… No permitiré tal cosa. Luchen.”
“¡Mi Príncipe! Mire su inmaculado equipamiento y su perfecta formación. Deben ser soldados de élite que sobrepasan a los goblins de antes. Para un ejército formado de conscriptos como el nuestro, las oportunidades de victoria son escazas. ¡Por favor ordene la retirada!”
Él lo sabía muy bien, incluso si no quería oírlo, pero no había otra forma de proteger su honor más que luchar. Sólo podía esperar que el ejercito goblin fuera sólo apariencias.
“¡Tonto! ¡No entiendes lo peligroso que es ignorar a un ejército así! En este momento, el ejército del Reino está avanzando hacia las Planicies Kattse. ¡Qué harás si atacan E-Rantel mientras está indefensa!”
“Me, me disculpo.”
El único curso de acción era enfrentarlos, y luego retirarse si los goblins eran en verdad tan fuertes como se veían. Su objetivo real era luchar contra el Imperio, y perder aquí sería indeseable. Por lo menos estaba tan tranquilo como para pensar eso.
Los soldados acababan terminar de reformar sus filas frente a Barbro cuando los goblins comenzaron a avanzar.
El enemigo asumió una formación de línea estándar, de tres filas de profundidad.
Por el contrario, el Ejército Real se encontraba en una formación de ala de grulla. La razón de no emplear una formación de cuña era para maximizar la movilidad de la caballería y porque la formación del enemigo era vulnerable a ataques a los flancos.
La primera línea del ejército de goblins consistía de infantería pesada con escudos tan grandes como para cubrir todos sus cuerpos. Su marcha constante hacía adelante desprendía una presión inmensa, como si una pared se estuviera acercando rápidamente. Barbro sintió la desagradable sensación de sus guanteletes llenándose de sudor mientras sostenía las riendas con más fuerza.
Los reclutas sosteniendo lanzas y la infantería pesada chocaron. El objetivo de la infantería era detener el avance del enemigo mientas que la caballería los flanqueaba por los lados.
Ambas partes se estrellaron entre sí.
Y Barbro pudo oír claramente los gritos de los goblins.
“¡Somos… el Cuerpo de Infantería Pesada de Su Excelencia, la General Enri! ¡No piensen que algo como esto puede detenernos!”
Antes de que pudiera siquiera preguntarse quién era la General Enri, los sonidos crujientes de las tropas del Reino llamaron su atención.
Los reclutas estaban siendo empujados hacia atrás por la pared de escudos. Naturalmente, los hombres en la primera fila eran presionados contra los que estaban detrás de ellos, y la formación comenzó a desmoronarse. La caballería a ambas alas fue sorprendida y comenzó a moverse. El ala derecha fue más rápida en su respuesta, así que intentaron flanquear al ejército goblin, pero diecisiete caballeros ---ceñidos en una armadura brillante y plateada montando lobos plateados en lugar de caballos--- cabalgaron rápidamente para interceptarlos.
“¡El Equipo de Goblins Caballeros-Paladines de Su Excelencia, la General Enri! ¡Nuestra lealtad le pertenece a la General Enri!”
Los que atacaban el flanco izquierdo estaban montados en bestias que parecían lobos. Los que se encontraban sobre sus espaldas eran goblins, y a la cabeza estaba un lobo alado. El goblin montando al lobo alado gritó, y su voz atravesó los gritos de la infantería y llegó a oídos de Barbro.
“¡El Cuerpo de Goblins Jinetes de Bestias de Su Excelencia, la General Enri está viniendo por ustedes!”
En medio del caos de la batalla de caballería se oyó el sonido de flechas. Cuando Barbro miró de cerca, innumerables flechas caían sobre su ejército y miró más de cerca para identificar quién las estaba disparando.
En la segunda fila de enemigos, se encontraban unos goblins sosteniendo grandes arcos y vestidos con ropas de un color rojo llamativo. Los lados derecho e izquierdo de sus cuerpos eran desiguales, y parecían balancearse cada vez que daban un paso. El goblin que le había llamado la atención tenía un arco aún más grande que los otros, y entonces abrió la boca.
“¡El Cuerpo de Goblins Arqueros de Arco Largo de Su Excelencia, la General Enri! ¡No piensen que pueden escapar de nosotros!”
Los ataques a distancia de sus enemigos no terminaron allí. Incontables explosiones mágicas sobrevolaron desde la tercera fila y, aunque estaban razonablemente lejos frente a Barbro, explotaron en medio de las formaciones de su ejército. Flores de fuego carmesí florecieron con cada destello y las explosiones serpentearon por el aire como pétalos de flores. Los soldados conscriptos estaban siendo volados a la izquierda y a la derecha por los continuos ataques mágicos.
Los responsables de esto llevaban capuchas que cubrían sus rostros. En sus manos tenían largas varas que brillaban con una luz misteriosa. El que estaba parado frente a ellos se quitó la capucha para revelar su rostro arrugado.
“El Cuerpo Goblin de Apoyo Mágico de Su Excelencia, la General Enri. Sientan nuestro poder en su propio cuerpo, y sepan que no sólo podemos usar magia de mejora o debilitamiento, sino también magia de ataque.”
Ése no era el único equipo que lanzaba ataques mágicos. Al lado del Cuerpo de Apoyo Mágico se encontraba un equipo vestido de manera similar. Eran pocos, sólo 5 hombres, pero las expresiones en sus rostros eran de la máxima confianza. El goblin que se burlaba más al frente levantó la voz.
“¡El Cuerpo Goblin de Bombardeo Mágico de Su Excelencia, la General Enri! ¡Nos especializamos en ataques mágicos de área y estamos orgullosos de ser el equipo con mayores capacidades ofensivas!”
“¡Su Alteza!”
El caballero regresó ante Barbro. Con un rostro tan desesperado, casi podía adivinar lo que el caballero estaba a punto de decir. Si había lanzadores de magia, entonces las capacidades del enemigo eran mucho más grandes de lo esperado.
“¡No podemos evitar su avance! ¡Es imposible! ¡Será sólo cuestión de tiempo hasta que el enemigo llegue aquí! ¡Por favor ordene la retirada!”
No era el momento de considerar si quería retirarse o no. Incluso si ordenaba que todos se quedaran a luchar, los nobles que lo habían seguido hasta ahora darían media vuelta y echarían a correr con el rabo entre las piernas. Hacer que se quedaran sólo provocaría rencores futuros y convertiría a esos nobles en enemigos.
“Bien. Da la orden de retirada primero al Barón.”
Él quería ser el primero en escapar, pero eso le daría la reputación de un cobarde que había sido el primero en huir ante los goblins. Le dejaría ese asunto sucio al Barón.
“¡Entendido!”
En el momento en el que el caballero le ordenó a su subordinado---
“--- ¿A dónde creen que van?”
Barbro se dio cuenta del peligro a su vida luego de oír una voz desconocida a su lado.
El séquito del Príncipe desenvainó sus espadas y miraron alrededor buscando el origen de la voz. Lo que apareció de pronto de entre las sombras fueron figuras vestidas con ropas negras. Sus rostros estaban cubiertos con máscaras, pero sus ojos parecían emitir un brillo agudo.
“El Equipo de Asesinos Goblin de Su Excelencia, la General Enri. La razón por la que nos revelamos nosotros mismos de la oscuridad es porque éste será su fin.”
Y otra persona.
El que venía detrás de ellos llevaba una gorra roja, botas de acero, y sostenía una larga guadaña, como la encarnación de la muerte.
“El Guardaespaldas Goblin de Su Excelencia, la General Enri --- un miembro de los trece Gorras Rojas. Bueno, supongo que ni siquiera tendré la oportunidad de presumir.”
“¡Protejan a Su Alteza! ¡Den la señal de retirada!”
“Demasiado tarde.”
La sombra se movió. Eso fue lo único que Barbro podía ver.
La cabeza del caballero desapareció y la sangre brotó como una fuente sangrienta de su cuello.
En el momento en que su cerebro registró lo que estaba viendo, Barbro inmediatamente espoleó a su caballo al galope. No había tiempo para pensar en una retirada ordenada porque estaba de pie en la encrucijada entre la vida y la muerte.
Mientras huía, podía oír un sonido detrás de él: "El Cuerpo de Músicos Goblin de Su Excelencia, la General Enri!", Seguido de los fuertes golpes de tambores goblin que lo perseguían mientras escapaba.
“… ¿Está bien dejarlo ir?”
“Es orden del estratega. Dijo que si matábamos al Príncipe, la batalla no terminaría hasta el último momento.”
“Hmph, Supongo que sí. Si la General Enri muriera, no me detendría hasta que todos los enemigos estuvieran muertos. Era de esperarse del estratega, pensar tantos pasos por delante. ¿No es la misma razón por la que no vamos a exterminar a los soldados?”
“Es correcto. Necesitan volver a la ciudad llevando al príncipe. Puedo entender tus sentimientos de desagrado. También siento lo mismo. Quiero vengarme de ellos por atreverse a atacar el pueblo de la General Enri… Bueno, Gorra Roja-san, encarguémonos de los cadáveres.”
“Supongo. También tenemos que recuperar los cuerpos de los valientes guerreros que lucharon junto al líder de los veteranos.”
Parte 4
Sobre la llanura teñida de la brillante luz de la luna se encontraba un campamento. Sin embargo, sin ninguna tienda de campaña o vayas de madera, surgía la pregunta de si podría realmente ser considerado como tal. La descripción más adecuada sería que era un ejército en la llanura.
La mayoría de ellos estaban andrajosos y tendidos en el suelo por el agotamiento.
La razón por la que podían dormir sin ningún tipo de cama en un día de invierno, que era lo suficientemente frío como para convertir su aliento en niebla blanca, era porque todos estaban absolutamente agotados. En medio del grupo desplomado en el suelo como marionetas cuyas cuerdas habían sido cortadas, una persona caminaba alrededor.
Era el general que había perdido la batalla, el Príncipe Barbro.
¿Debería considerarse afortunado por haber sobrevivido, o debería considerar que fue desafortunado haber encontrado a tal fuerza?
El ejército de goblins que de pronto había aparecido en el pueblo de Carne era fuerte--- no, era abrumador. Las fuerzas de Barbro fueron aplastadas en el momento que hicieron contacto y su derrota fue inevitable. Sus soldados murieron como si se estuvieran derritiendo.
Entonces, ¿quiénes eran esos goblins?
Barbro quería saber la respuesta.
Lo único que se le ocurría era que esos goblins habían establecido un enorme reino en el Gran Bosque de Tob. Si estaban marchando al sur, era una situación comprensible. Los nobles que habían logrado escapar con él pensaban lo mismo, y habían compartido con él exactamente la misma conclusión mientras escapaban.
Lo que significaba que había tenido mala suerte.
Lo que significaba que los goblins eran soldados de élite.
Lo que significaba que el regresar con información sobre los goblins sería un logro razonable en sí mismo.
“Idiotas…”
Barbro apretó el puño.
Una derrota era una derrota, y esos goblins eran sin duda fuertes. Cualquiera que hubiera luchado con ellos sería capaz de entender por qué Barbro había sido derrotado.
Pero para aquello que eran ignorantes, Barbro sería el príncipe que perdió contra los goblins. Se convertiría en el hazmerreír.
"¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición!"
La frustración hervía en su corazón. Ésta era la razón por la que no podía dormir a pesar de que estaba tan agotado como sus soldados.
Cada vez que cerraba los ojos, podía oír las voces de burla y odio que con seguridad serían dirigidas a él a su regreso al Reino.
Para Barbro, la guerra había terminado. Ahora era imposible ir a las llanuras Kattse y unirse a la batalla contra el Imperio.
De repente --- sintió una presencia. No desde donde estaban durmiendo los soldados, sino en dirección desde donde habían huido.
¿Se trataba de rezagados que finalmente lograban alcanzarlos? ¿O de goblins persiguiéndolos?
En ese momento, con ansiedad en su corazón, Barbro se volvió para mirar, y su cara se arrugó por la sorpresa. Como si la figura se hubiese dado cuenta de que Barbro estaba mirando, agitó la mano en un breve saludo.
“¿Cómo te va~?”
¿Cómo había aparecido en medio de esta vasta llanura sin ser descubierta? No muy lejos de él ---aproximadamente a veinte metros--- se encontraba una belleza absoluta con una sonrisa que correspondía a su sincera expresión. Si hubiera estado en medio de la ciudad, él no hubiese dudado en comérsela con los ojos, pero estaban en medio de una llanura. Ni siquiera había un pueblo a la vista.
Lo más extraño era su vestimenta - que era muy similar a las ropas de una sirvienta.
Si hubiera estado armada, él hubiera pensado que se trataba de una aventurera, pero esto simplemente no tenía sentido.
¿Un monstruo?
Este pensamiento de repente le vino a la mente. Algunos monstruos poseían un aspecto hermoso. Las hadas eran un ejemplo de ello, pero sus ropas de sirvienta era imposibles de comprender.
“Hola, he venido a jugar~. No es un mal momento, ¿no?”
Era una pregunta que claramente lo menospreciaba.
“¿Quién eres?”
Preguntó mientras buscaba la espada en su cintura.
Era una pregunta aburrida y falta de imaginación, pero lo decía en serio. La identidad de la chica estaba envuelta en tal misterio que en primer lugar no podía pensar en nada que preguntar.
“Me llaman Lupusregina. Soy una de las sirvientas que sirven a Ainz-sama.”
La misteriosa mujer lo saludó levantando la mano nuevamente. Algo de lo que dijo esta mujer ---Lupusregina--- caló en su corazón.
“Q-qué.”
Barbro estaba tan sorprendido, que olvidó despertar a los soldados alrededor de él.
“No, no, no hablemos de eso… realmente pasaste por mucho. Pero sabes, creo que fue como si hicieran trampa. Quiero decir, usar un ejército de goblins es demasiado cobarde. Incluso yo me sorprendí observando a esa humana, Enri, por detrás y grité por la sorpresa. Quién habría pensado que saldrían tantos goblins… jejeje.”
Lupusregina hizo un sonido parecido a una risa.
Era una provocación obvia, pero Barbro no estaba de humor para aguantarlo.
“¡Entonces qué quieres aquí!”
Podía sentir a alguien despertándose detrás de él como si estuviese reaccionando a su grito.
Una burla era una burla, pero sus acciones eran extrañas si estuviera planeando una emboscada. No había necesidad de mostrarse ella misma. ¿O era un acto para atraer su atención? Para atacar por detrás mientras él estaba distraído
No --- él era valioso porque era el primer Príncipe.
Su plan era probablemente negociar con él, si tenía suerte, o usarlo como rehén si no.
Pero no había forma de que las negociaciones terminaran bien para su lado. Lo más probable era que lo hicieran prisionero.
Barbro podía sentir el trono alejándose más y más lejos de él con cada segundo.
Aunque, los responsables reales eran los altos mandos del reino, que lo habían mandado a ese pueblo sin informarle que habían goblins.
Si se convertía en prisionero, tendría la oportunidad de conocer a Ainz Ooal Gown. Dependiendo de la situación, podría cederle un cuarto del territorio del Reino a cambio de que Ainz le ayude a convertirse en rey.
Tal vez esto era lo mejor que podría obtener de la peor situación.
Barbro pensó esto.
“No, no. Sólo vine por una razón.”
Lupusregina declaró después de respirar hondo.
“¡Vine a masacrar a todos!”
Barbro parpadeó varias veces antes de gritar.
“¡¿Qué?! ¡Qué tonterías dices! ¡¿No sabes con quién estás hablando?! ¡Soy el Príncipe del reino de Re-Estize, Barbro Andrean Ield Ryle Vaiself!”
“Ja. Bien, puedes decir eso, ¿pero no eres un simple humano? ¿O estoy equivocada? A nosotros, nos da lo mismo. Ah, también ya sabía que eras un príncipe.”
“Es eso… ¡Cierto! ¿Quieres decir que matarás a todos excepto a mi? No puedo decir que sea una buena idea. Incluso si me tomas prisionero, necesitarás a alguien para llevar las noticias de vuelta al rey, o las negociaciones serán más difíciles en muchos sentidos.”
Lupusregina inclinó la cabeza como si le estuviera diciendo algo realmente extraño.
“No, no. ¿Qué estás balbuceando? Lo diré de nuevo. Ma~sa~cre. Es una masacre porque voy a matar a todos y a cada uno de ustedes. ¿Parece que tu cerebro no está demasiado desarrollado? Ah~ puede ser que tengas valor en ese sentido, pero no estoy muy interesada en que te quedes con nosotros.”
“¡¿Qué demonios estás diciendo?! ¡¿No te das cuenta de mi valor?! ¡Soy el Primer Príncipe! ¡¿Cómo te atreves siquiera a pensar en matarme?! ¡Lo usual es tomar de rehén a los nobles y luego pedir un rescate! ¡¿O quieres territorio?! ¡En lugar de matarme es mejor mantenerme vivo para obtener una posición de negociación más ventajosa!”
"... ¡Oh hombre, éste es un ser humano desconcertante."
Lupusregina mostró una sonrisa desagradable en el rostro, y luego continuó en un tono de voz que sonaba como si estuviera intentando explicarle algo complejo a un bebé.
“No eres necesario para el plan del más grande, Ainz-sama. Es por eso que vas a morir. ¿Lo entiendes ahora?”
Barbro estaba estupefacto.
Podía darse cuenta de que Lupusregina no lo decía en broma o sólo como una amenaza.
Tragó saliva inconscientemente.
“... ¿Realmente vas a? Realmente me vas a matar...”
“Ah, ésa es una buena expresión. De mi tipo favorito. Estás subiendo más y más arriba en mi escala de favoritos.”
“Entonces---”
Lupusregina le habló con una expresión en blanco. Barbro intentaba sonreír a pesar de lo rígida de su expresión facial.
“La orden de Ainz-sama es masacrarlos a todos. Por tanto, nadie puede dejar este lugar con vida.”
De pronto la expresión en su rostro cambió y habló en tono de broma.
“Así, que pensé sobre esto y aquello. ‘¿Con qué oponente podrían divertirse más?’ Por lo tanto--- traje al mejor oponente para todos ustedes, que tuvieron tantos problemas con esos goblins.”
Ella levantó la mano y dijo “ta-da”. De pronto, múltiples sombras se dividieron de la sombre de ella, abriéndose camino en el espacio vacío.
"¡Estos son los mercenarios Gorras Rojas que invoqué!"
Eran treinta.
Eran goblins de aspecto malvado y retorcido que se parecían al que había visto antes.
Todos llevaban gorras rojas en punta y botas de acero. En sus manos tenían hachas que parecían despedir un resplandor azul bajo la luz de la luna.
“¡Ataque enemigo! ¡Qué esperan! ¡Levántense! ¡A las armas! ¡El enemigo está aquí!”
Los soldados despertaron por los gritos de Barbro y vieron al enemigo bajo la casi cegadora luz de luna.
“… Nivel 43. Es un poco exagerado, pero no había ningún otro goblin de nivel inferior en la biblioteca.”
Los gritos estallaron.
Como eran soldados que acababan de atravesar por una batalla infernal contra soldados goblin, no tenían el corazón para luchar contra goblins de nuevo.
Corrieron de manera desorganizada y ni siquiera intentaron dar batalla.
“¡No corran! ¡Luchen! ¡Luchen! ¡Quédense y luchen! ¡Protéjanme en este instante!”
No hubo nadie que escuchara a Barbro. Incluso los nobles habían huido hacia sus caballos.
“¡Ajajajaja! ¡Es una obra maestra! ¡Piensan que pueden escapar en una llanura abierta como esta! ¡Ah~ es demasiado divertido! ¡Es lo mejor! ¡Lo amo tanto!”
La voz burlona de Lupusregina era algo que Barbro conocía muy bien.
Sólo había una manera de sobrevivir. Era matar al enemigo.
“Piensas que puedes sobrevivir si logras llegar a un caballo… supongo que hay imbéciles que piensas así. ¿Pueden cortar las piernas de esos idiotas por mi?”
Los Gorras Rojas corrieron, celebrando en anticipación de la inminente masacre.
Eran como bestias salvajes.
Se deslizaron por entre los hombres dispersos tratando de huir.
Y luego… un grito resonó en el aire.
Era uno de los nobles tratando de escapar a caballo.
Los gritos continuaron.
“Bueno, creo que no tendré mucho tiempo para divertirme ya que no quedan muchos… Pero supongo que no hay nada que hacer. Trataré de sacarle el mejor provecho, y disfrutarlo tanto como sea posible. Tal vez no tenga habilidades como las de Sol-chan, pero te mostraré que tampoco soy tan mala.”
Lupusregina caminó hacia Barbro, que había sacado su espada. Se veía totalmente cómoda como si sólo hubiese salido a dar un paseo.
Pero la sonrisa que surgió como una fisura en su hermoso rostro hizo que Barbro sintiera un escalofrío.
Fue sólo después de treinta minutos que Barbro tuvo permitido abrazar la dulce liberación de la muerte.
http://overlord-es.blogspot.com/
Traductor: Erb
Primero por fin.
ResponderBorrarMañana publicare la parte 1 del capitulo 4 :v
ResponderBorrarNando sama publicaras el otro papitulo mañana a la misma hora
Borrarmañana en la mañana porque ya esta listo, o tal vez en la madrugada XD
BorrarLa zukulhemzia no tiene límites XD
ResponderBorrarEs infinita para nosotros.
BorrarYo e esperado esta volumen que es cuando Ainz-sama se ase notar en el nuevo mundo, gracias por seguir con la traducción Nando-sama. Yo ya me acostumbre a tu zukhulemcia diaria jaja.
ResponderBorrarRecibiran la Zukhulemcia de cada dia XDDD
Borrarme postro ante ainz sama antes de dar las gracias x esta traduccion
ResponderBorraralguien sabe cuales son los 3 requisitos para invocar al ejercito del general goblin
ResponderBorrarLa respuesta esta en tu corazon
Borrarpor ahi dicen los foros de que son tener un cierto nivel de general, de lider y tener afinidad con los goblin, si ves as estadisticas de enri ella cumple con los 3 requisitos, son especulaciones porque no los mencionan...
Borrarpor cierto creo que no se han dado cuenta pero enfi se estaba calentando cuando estaban solos y enri no se dio cuenta... ella es peor que los princesos de los animes...
por cierto nando-sama, espero que le ganes a erb que los publicara lo que falta el 29, todos estamos apostando por tu zukulemcia diaria
ResponderBorrarJaajasja esto no es una competencia hijo mio, lo que se trata es de brindarles una traducción lo mejor posible y en un tiempo k no sea tanto ,y darles la mayor zukhulemcia que pueda xD
Borrarok, me disculpo por la sugerencia, pero el pensar que faltan muchos dias para leer lo que falta en ese foro... te prefiero a ti.
Borrarpor cierto... hay noticias del volumen 10?? y... después de overlord.. que novela seguirás??? sorry si ya lo dijiste y no lo he leido...
no se que novela voy a seguir , aunk me gustaria seguir una similar a overlord, con personajes k se metan en videojuegos
BorrarMarco rukura aprueva eato :')
ResponderBorrarXD pregunto alguno se imaginaba lo del cuerno, los gorras rojas son de del 43, los de mas de los 5000 soldados d eque level seran, so nmas fuertes que los hombres lagarto, ni ainz sabia eso, ahora enri tiene un ejercito que aun que para ainz es debil, para ese mundo es una fuerza temible, como tomara ainz al pueblo de carne ahora, Que opinan ustedes NANDO EL ZUCULENTO que opinas de la zuculencia de la exelecia de la Generalisima enri
ResponderBorrarsolo pienso que Enri esta bien zukhulemtizima
Borraraaa lastima que no se dira mas de esto, por que no se sabe nada del tomo 10 que pasara con la zuculencia =( alguien sabe de que nivel son los demas globins.
Borrarsupongo que eran de nivel 38 o 40
Borrargracias por las traducciones, aunq me qede con una duda, la historia 2 del volumen 8 no tiene epilogo? y q paso despues del epilogo de la historia 1? quien fue el invitado extra? o q charlaron ainz y nfirea?
ResponderBorrarla respuesta esta en tu kokoro
Borrarmmm, q respuesta tan zabrozhonga
BorrarCuanta rikura y zabrozura XD
ResponderBorrarPD: Gracias Nando por la traducción :)
PDD:porque se subieron tantos caps del volumen 9 juntos?, no me quejo, pero me parecio raro (aunque cuando los vi dije WTF y grite SSIIIII xD)
PDDD: quiero un spuerk y unos nalguets
PDDDD: tengo sueño, a dormir u.u
Rpta: No lo traduci yo, lo sacamos de otra pagina XD
BorrarRpta 2: porque no les daremos regalo de navidad :v
Rpta 3: Oshe Qu3 RiKooooooo
Rpta 4: Yo tambien, pero sigo traduciendo :v
lo que pasa es que nando los subio de otro foro que ya lo tenia avanzado... es debido a eso...
BorrarV: quiero ver esa batalla que se aproxima en HD,gracias por la traducción y espero el de mañana
ResponderBorrarSpoiler: mueren 70000 soldados XD
Borrary aparecen 5 feo tan fuertes como los gurardianes
BorrarUn análisis rápido y estimado del nivel del ejército de Enri:
ResponderBorrarLos goblins de nivel 43 dentro del mismo son 13 ( un miembro de los 13 gorras rojas, el mismo lo dice, siendo del mismo tipo que acompañan a Lupusregina-sam). Podemos asumir que son la élite de la élite del ejercito.
Por esa regla podemos tb asumir que el resto del ejército sera un combinado de niveles entre el 20 y el 40 dependiendo clases y rangos...XD
Podríamos asumir que la mayoría serían de lv 20 al 35 solamente.
gracias por la aclaratoria, el de gorra roja era facil pero los demas enri puede formar so propio pais xD
Borrarjajaja los boina roja :3
ResponderBorrarcomo que se lo sacaron de la pelicula de pascua donde salen las boina roja XD
Borrarenri la suprema XD nando seguro q no eres un zuculento ser supremo
ResponderBorrarXD, soy EL zukhulemto, en unos minutos estare publicando la siguiente parte
Borrargracias nuevamente por tu traduccion
ResponderBorrarnado, tomara parte en la zuculenta historia del dungeon donde sale el alvino q se quieren tirar las lolis y las diosas y es el señor de los haks
ResponderBorrarGracias por el capítulo muy bueno como siempre. Una pregunta alguien sabe cuáles eran las tres condiciones que se tenían que cumplir para que se active el cuerno del general?
ResponderBorrarcreo que los tres requisitos son tener cierto nivel de general, afinidad con los goblins y enfrentar a un ejercito
ResponderBorrargracias por el cap
ResponderBorrarhola alguien que me aclare esta duda... goblins gorra roja hay 43 ... segun la trama.. hay 13 en el ejercico de enri y 30 que acompañan a lupusregina?
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