MADAN NO OU TO VANADIS -VOL 9
Capítulo 1, Parte 1 - Pasado y Lazos.
El reino de Zchted tiene siete ducados en sus fronteras. Uno de ellos, Olmutz estaba en la parte sur de Zchted. Incluso en Zchted que era llamado el "país de la nieve y bosques" y con inviernos largos en comparación con otros países. El sur tenía una varias regiones cálidas, pero Olmutz con sus numerosas colinas y montañas era una excepción.
La frialdad del viento que soplaba desde las montañas cubiertas de nieve era hasta tal punto que incluso las bestias del campo tenian la piel erizada y se acurrucaban. El lord de Olmutz era llamado Ludmira Lurie. Ella tenía actualmente 17 años y era una de las orgullosas Vanadis de Zchted.
Con los apodos de Michelia1 y Peak Toss2 , era llamada Mira por las personas cercanas a ella. Era un día de invierno, donde el frío severo continuaba, que ella momento que recibió un mensajero de LeitMeritz.
—Fue difícil llegar aquí con este clima ¿verdad?
Al mensajero que probablemente doble su edad, Mira habló con palabras de agradecimiento y le ofreció una silla. Había una gran chimenea de ladrillo en el salón donde el mensajero fue conducido, y el fuego ardiendo brillantemente estaba calentando el aire al interior. Sobre el suelo, una alfombra tejida con lana de alta calidad estaba extendida.
Lo que estaba decorando las paredes, era un tapiz que representaba vívidamente la fiereza del otoño. Con su pelo azul recortado a la altura de sus hombros, Mira vistió su pequeño cuerpo en ropa de seda teñidas de azul. Si bien poseía características encantadores, en su comportamiento, había una clara dignidad de una persona que se encontraba encima de otros.「Lavias3 」, la cual era su Viralt, estaba posicionada a su alcance.
1 Snow Princess of the Frozen Wave, Princesa de la nieve de la onda congelante.
2 Danseuse of the Spear, Bailarina de la lanza. (No encontré una traducción adecuada si alguno la conoce nos lo dice.)
3 Frozen Wave, Onda Congelante
Cuando el mensajero se inclinó, se sentó en la silla después de poner la bolsa que llevaba en el suelo con manos prudentes. La habitación no estaba tan brillante. Esto se debía a que no había otra luz que el fuego del candelero puesto sobre la mesa y la llama de la chimenea. Las ventanas estaban cerradas con cortinas gruesas para mantener el calor dentro.
Dicho esto, ya que el día estaba terminando, no habría mucho significado incluso si se pudiera ver a través de las ventanas. Tomando la tetera de hierro llena de agua caliente que estaba en la mesa, Mira preparó té negro (Chai) para dos personas, de los cuales uno era para el mensajero. Algo como esto era originalmente el deber de un mayordomo o sirvienta.
Sin embargo, ella decidió hacer el té personalmente a las personas a quienes juzgó que era adecuado hacerlo. Una taza de porcelana blanca de la cual el vapor se elevó suavemente se puso delante del mensajero. Mermelada de fresa se sirvió en un plato pequeño al lado de la taza.
—Lo acepto con gratitud.
Mientras se secaba el sudor que flotaba por su rostro debido a la calidez interior y a la tensión, el mensajero agradecio y levantó la copa. Después de beber un trago, le puso un poco de mermelada y lo mezcló.
—Le doy las gracias por haber hecho tiempo para mí mientras que usted está ocupada. Por cierto, mientras venía aquí, escuche que las fuerzas de Muozinel, que estaban a lo largo de la frontera del sur se retiraron…
—Es cierto. Mis subordinados lo confirmaron también.
Mientras que las cosquillas en la barbilla aumentaban por el vapor del té, Mira contestó con una voz decepcionada.
—“Ellos solo se quedaron en la frontera durante un mes. Tampoco se produjeron escaramuzas; no sólo conmigo, sino también con otros nobles”. Por favor infórmele a su Lord.
Su lord. En otras palabras, era la Vanadis Eleonora Viltaria de LeitMeritz. El mensajero puso la taza de porcelana blanca sobre la mesa y le expresó palabras de agradecimiento. Mientras saboreaba lentamente el té, Mira esperó por las palabras del mensajero. No vendria hasta aquí en con el violento viento frio sólo para preguntar sobre las tropas de Muozinel.
Ella se preocupo por la bolsa a sus pies. El contenido debería haber sido revisado por sus sirvientes, por lo que no deberia ser nada peligroso. El mensajero miró a Mira con una expresión seria y comenzo a hablar.
—Es, porque me gustaría hablar del Conde Tigrevurmud Vorn quien es un invitado en nuestra LeitMeritz, el motivo por el que solicité una audiencia con Vanadis-sama hoy.
—Tigre... vurmud?
Los ojos azules de Mira se tiñeron con sorpresa. Como ella comenzo por pronunciar su apodo "Tigre", rápidamente lo cubrió añadiendo "vurmud". Ella poseía una buena voluntad a Tigre como Vanadis, así como una joven. Si el joven estaba en un aprieto, Mira muy probablemente le ayudaría tanto como le fuera posible.
Sin embargo, ella no podía hablar sobre ello ya que debia mantener su posición como “Vanadis”.
—¿Sucedió algo con él?
Mira preguntó con una apariencia calmada. Pero, incluso esa apariencia fue gradualmente desapareciendo mientras escuchaba la historia del mensajero. A pesar de haber notado el cambio en su expresión, el mensajero no dejo de hablar.A finales del verano, Tigre recibió una solicitud del Rey de Zchted, Víctor, y se dirigio al Reino de Asvarre en el oeste, a través del mar.
En ese momento en Asvarre, dos príncipes y una princesa se disputaban el trono, y Zchted decidió cooperar con uno de ellos, el príncipe Germaine. Tigre fue con el Príncipe Germaine como mensajero. Sin embargo, Germaine perdió la vida en medio de muchas confusiones.
Posteriormente, Tigre cooperó con un joven general llamado Tallard Graham, y fue la princesa Guinevere quien ganó la guerra civil. Guinevere deseaba una amistad con Zchted, y Tigre fue capaz de cumplir su deber como resultado. Fue después de ello cuando ocurrio un problema. Durante el regreso a Zchted, El barco en el que Tigre se encontraba, fue atacado por alguien.
—De acuerdo a la historia de la Vanadis Sophia Obertas-sama, quien iba en el mismo barco, parece que quien los atacó fue un Badva4 tan grande como la nave.
El badva destruyó el barco y muchas personas que lo abordaban, fueron arrojadas en el mar nocturno. Se dice que la figura de Tigre estaba entre ellos.
—Sophia-sama dijo que ellos desesperadamente buscaron al Conde Vorn, pero no fueron capaces de encontrar su cuerpo al final.
— … Ya veo
4 Dragón de mar o dragón marino.
Mira murmuró sólo eso, y puso la taza de porcelana blanca sobre la mesa. Su mano tembló ligeramente e hizo un sonido más fuerte del esperado. Desviando la mirada de la Vanadis de pelo azul, el mensajero levantó cuidadosamente la bolsa que estaba a sus pies. Dentro, sacó un objeto envuelto en una tela de seda y lo puso sobre la mesa.
Mientras retiraba la tela de seda, botellas pequeñas de porcelana salieron a la vista. Habían cuatro; tenían una forma cilíndrica, y la forma y el color de las tapas de cada botella eran diferentes. Mirando las botellas, el mensajero hablo en un tono serio.
—Parece que son algo que el Conde Vorn compró en Asvarre. Un presente para Vanadis-sama.
—Para mí...?
Mira tomó una de las botellas y abrió la tapa. Una fragancia única que hacía que el corazón de uno se tranquilizara cosquilleando su nariz. Ella comprendió de inmediato lo que era. Era té negro
—Lo acepto con gratitud.
Mira reveló una sonrisa, pero el mensajero no levantó la mirada mientras seguía mirando a la mesa. La Vanadis de pelo azul no lo culpó y cambió de tema.
—Por cierto, ¿sabe lo que Su Majestad el Rey dijo con respecto a Lord Tigrevurmud?
—No. No lo sé.
«Me pregunto que es lo que esta planeando».
Mira se sentia perpleja. Tal incidente no podría ser cubierto por siempre. Aunque estuviera debilitado debido a la guerra civil pasada, Brune no permanecería en silencio.
«Definitivamente habrá alguien que tendrá que asumir la responsabilidad. Sin embargo no creo que la culpa será empujada sobre Eleonora».
Posteriormente, mientras le hacia algunas preguntas sobre la situación de Zchted y el mensajero respondia, Mira llamó al chambelán. Ella le ordeno que guiara al mensajero a una habitación de huespedes. Cuando el mensajero se levanto y cortésmente le expresó palabras de agradecimiento, dejo la sala. Ahora solo en la habitación, Mira observo fijamente las botellas alineadas sobre la mesa.
Ella tomó una en la mano y la sostuvo firmemente entre sus brazos.
—No creo que hayas muerto. Pero…
Un murmullo mezclado con indignación y tristeza se filtró de sus temblorosos labios. Cuando ella saliera del salón, tenía que comportarse como Ludmira Lurie la Vanadis que gobernaba Olmutz. Pero, en este pequeño momento mientras estaba sola, ella dejo salir todos sus sentimientos.
—Si se trata de un recuerdo, tráelo por ti mismo. Idiota…
Después de eso, Mira pensó en la Vanadis que se encontraba en el lejano LeitMeritz. Eleonora Viltaria. Probablemente ella tenía sentimientos amargos parecidos o incluso talvez, mayores que los de ella. Sólo el sonido de la leña estallando dentro de la chimenea resonaba en el salón.
Desde el blanco cielo nublado, los copos de nieve silenciosamente revoloteaban hacia el suelo. Inmediatamente se derritieron y desaparecieron cuando tocaron el suelo. Los soldados suspiraban con un estado de ánimo sombrío. La nieve hacia que el viento fuera frío y que a su vez congelara el aliento. Incluso sobre todo ello, tuvieron que acampar aquí.
Intercambiar charlas despreocupadas entre compañeros soldados mientras se frotaban las manos y rezándole a los dioses para que la nevada no llegara a agravarse, era lo único que podían hacer. Las Llanuras de Radom estaban en el sur, un poco más hacia el centro del Reino de Zchted. En esta tierra que podría decirse que no era muy amplia, aproximadamente 2000 soldados se habían reunido.
Alrededor de 1000 soldados, dirigidos por la Vanadis Eleonora Viltaria de LeitMeritz, e igualmente aproximadamente 1000 soldados dirigidos por la Vanadis Elizavetta Fomina de Lebus. Mientras flameaban las banderas de batalla de cada ducado junto con la bandera de Zirnitra5 , los soldados estaban ocupados con la construcción de los campamentos.
Hace unos días, El Duque de Bydgauche, Ilda, quien era un gran noble, movió sus tropas para atacar Pardu del Conde Eugene por una cierta razón. Habiendo recibido una orden real para detener a Ilda, las dos Vanadis dejaron su territorio acompañadas de sus soldados. Y las dos chicas lograron unir fuerzas en estas llanuras de Radom para el intercambio de información.
5 Dragón Negro
Pero actualmente, las Vanadis estaban ferozmente mirándose la una a la otra con los ojos hirviendo con un claro espíritu de lucha. Ambas ya habían desenvainado sus Viralt, y estaban literalmente en un ambiente hirviendo lentamente. La nieve estaba parpadeando con elegancia en el aire como si no le preocupara la situación en absoluto.
Eleonora era llamada Ellen por las personas cercanas a ella. No sólo era una impresionante y hermosa joven de 17 años de edad, cuyo cabello plateado se alargaba hasta la cintura, sino que también era una gran guerrera y comandante que respondia a los apodos de「Silvfrau6」y 「Meltis7」.
Elizavetta quien estaba confrontando a Ellen, era también poseedora de una belleza impresionante. Sin embargo, lo que le daba una fuerte impresión a quienes la miraban no era su vívido pelo rojo o el vestido púrpura que envolvía su voluptuoso cuerpo, sino probablemente sus ojos de diferentes colores 「Laziris8」.
El dorado ojo derecho que mantenía la moral alta y el azul ojo izquierdo, que ocultaba una atmósfera intensa, eran parecidos a una reminiscencia de cristales relamagueantes (Turmalina9) teñidos de un brillo modesto cuando mantenían su calor. El látigo negro estaba empuñado en la mano de Elizavetta. Al igual que la espada larga estaba en la de Ellen, este látigo negro era su Viralt. Se llamaba 「Valitsaif10」.
6 Wind Princess of the Silver Flash, Princesa de viento del destello plateado.
7 Danseuse of the Sword, Bailarina de la espada.
8 Rainbow Eyes, Ojos (de) Arcoiris.
9 Un tipo de mineral, mas info Google-san.
10 Thunder Swirl, Remolino de trueno.
Había un gran pasado entre estas dos chicas y sería justo decir que su relación era peligrosa, pero no era como si insensatamente lucharan la una contra la otra. No obstante, ahora había una razón del por qué eran hostiles entre sí tal como ahora; esa razón era la existencia del joven a caballo al lado de Elizavetta.
Con una estructura media, tenía características que dejaban ver la simplicidad de su galantería. Llevaba una camiseta acolchada de piel, cargando un arco en la espalda y una aljaba en la cintura. El joven se llamaba Urz. Probablemente no era su verdadero nombre porque había perdido la memoria. Hace aproximadamente un mes, Urz había sido arrastrado hacia la costa al oeste de Zchted.
Fue salvado por los aldeanos que por coincidencia pasaron por allí, pero cuando el se despertó, no era capaz de recordar ni una cosa sobre sí mismo. El nombre Urz, era la palabra que salió de la boca del joven después de que los aldeanos repetidamente le preguntaron si había algo que podía recordar.
Posteriormente, hubo muchos altibajos, y Elizavetta tomó gusto por el y le hizo su sirviente. Desde que lo mantuvo a su lado como un siervo, era muy considerada. A Urz no le disgustaba Elizavetta tampoco.
“Hay algunas dificultades, pero en el fondo ella no parece ser mala”. El tenía esa impresión, y también estaba el hecho de que él le debía por haberlo recogido, a el, quien era una persona sin rumbo. Tenía la intención de servirle hasta que recuperara la memoria. Ellen llamó a Urz por un nombre diferente.
—Tigrevurmud Vorn. Ese es tu nombre real—, dijo.
Incluso el caballero de cabeza calva siguiéndola, dejó que su atractivo rostro se avivara y lo llamó con una voz tan calurosa, como si de su Lord se tratase. "Lord Tigrevurmud". Urz al estar atónito ante esta acción repentina, Elizavetta interrumpió cuando no pudo soportarlo más. Ella gritó que Urz era su subordinado y que no conocía de alguien llamado Tigrevurmud Vorn.
Y, eso fue lo que llevó a la situación actual. Tanto Ellen y Elizavetta, sin tomar una postura, se miraron directamente a los ojos. La espada larga de Ellen, se rodeaba de viento y el látigo negro de Elizavetta, estaba teñido ligeramente con un rayo.
Parecía que una lucha era inevitable. Las dos Vanadis ajustaron su respiración, midieron la distancia entre ellas y buscaron una abertura para dar un golpe preventivo anticipando a su enemigo. Pero, hubo alguien que se movió con mayor velocidad que las dos jóvenes. Fue Urz. Con movimientos muy naturales, el joven se puso en medio de las dos.
—Tigre...
La Vanadis de cabello plateado dejó que su rostro, lleno de tensión, se relajara un poco. Por otro lado, la Vanadis pelirroja trató de levantar su voz, pero las palabras no salieron de su boca y presiono fuertemente el látigo negro con sus dos manos. Cuando Urz se inclinó a Ellen, le dijo en un calmado tono frío.
—Lo siento, pero no puede recordarle.
La nieve que caia como si bailara parecía que se había congelado en ese momento. Ellen miró con los ojos abiertos, estaba sin palabras e incluso no podía mover ni un solo dedo. Incluso el caballero calvo, estaba consternado y no fue capaz de expresar su voz. Ante ambos, el joven se inclinó profundamente.
—Pero, por favor, no intimide a mi amo.
Mirando hacia arriba, Urz giró el cuello de su caballo y regresó junto a Elizavetta. Cayó el silencio; las caras de todos a excepción de Urz, palidecieron ante el shock. Incluso Elizavetta que era su Lord. Fue la Vanadis de cabello plateado quien rompió el silencio, que continuó durante al menos diez segundos, con un tono tranquilo.
—… Lo siento. Elizavetta.
Envainando su larga espada, Ellen bajó del caballo. Se dirigió hacia la Vanadis pelirroja e inclinó la cabeza muy profundamente, tal como hizo Urz hace un momento.
—Parece que he llegado a la conclusión equivocada. Me disculpo por haber tomado una actitud descortés.
Las manos de Ellen estaban firmemente apretadas y su voz temblaba. Muchas emociones que podrían estallar en cualquier momento fueron encerradas dentro de su corazón. Elizavetta estaba mirando a la cabeza cubierta de pelo plateado en silencio. No era como si tuviera algún tipo de intención, era sólo que las palabras no vinieron inmediatamente. Tanto las acciones de Urz como las palabras de Ellen fueron inesperadas para ella.
—… Me alegro de que lo entiendas Eleonora.
Al aflojar la fuerza de la mano que sostenía el látigo negro, ella lentamente declaro con un suspiro. A pesar de que hacía frío al grado de que estaba nevando, el sudor corría por su frente. Del mismo modo, envolvió su látigo negro y lo retorno a su cintura con el fin de demostrar que ya no tenía ninguna intención de luchar.
—Tampoco tengo intención de luchar una batalla inútil. Si tú lo dices, entonces no profundizaremos más allá en este tema.
—Gracias Elizavetta.
Ellen levantó su mirada. No había ni ira ni dolor flotando sobre ella, y aunque recuperó su ánimo, la faltaba vitalidad en su voz.
—Por cierto, sería mejor que hiciéramos un consejo de guerra de nuevo después de medio koku11 .
—Esta bien. No tengo ninguna objeción, que así sea.
Elizavetta asintió. Todavía había una atmósfera incómoda entre las dos chicas. Ellas necesitaban tiempo, incluso un poco, para así poder recomponerse.
11 Koku = Equivalente a 2 horas
—Entonces prepararemos un campamento aquí. Después de todo, el día también terminará después de media koku.
— ¿Nuestro lado traerá el candelabro y la mesa?
—Lo compartiremos; seria problemático si faltara algo. Nuestro lado preparará lo que será necesario.
—Entonces, hasta después de media koku.
Ellen se montó a horcajadas en su caballo y ambas chicas se inclinaron. El caballero de cabeza calva también volvió su mirada hacia Urz, parecía querer decir algo, pero cuando la Vanadis de cabello plateado giró su caballo, él la siguió obedientemente. En un lugar donde la figura del Lord de LeitMeritz se había hecho pequeña, Elizavetta respiró de alivio. A continuación, volvió a mirar hacia Urz con una hosca mirada como si de un niño molesto se tratase.
—No fui intimidada.
Era su primera declaración hacia su sirviente en un tono ligeramente dominante. Después de parpadear varias veces, Urz dio una evasiva respuesta diciendo "está bien". Esta reacción debía ser muy irrespetuosa, pero Elizavetta giró el cuello de su caballo, sin siquiera recriminándole en particular. Urz apresuradamente la siguió. Mientras avanzaba el caballo al campamento de su ejército, Elizavetta llamó por el nombre de Urz.
—Te doy las gracias por preocuparte por mí… Gracias.
Ya que ella le dio la espalda, Urz no podía ver su rostro. Sin embargo, la voz de la Vanadis que viajo sobre el viento del invierno, llego hasta el derritiéndose entre alegría y vergüenza. Cuando las dos personas llegaron al campamento, dejó de nevar. Cuando regresaron al campamento del ejército de LeitMeritz y entraron en la tienda preparada para el comandante supremo, el caballero de cabeza calva le replico a Ellen que ya no podía soportarlo.
—Vanadis-sama. ¿Por qué hizo algo por el estilo? Ese joven es, sin duda alguna Lord Tigrevurmud.
—Cálmate, Rurick.
Ellen le reprendió con voz tranquila. Mientras el caballero llamado Rurick hizo una mueca mostrando que no lo podía entender, preparó una silla para su Lord. Esta era de un tipo simple que podría ser plegada cuando no estaba siendo utilizada y colocó un cojín en ella.
—Buen trabajo.
Con palabras de agradecimiento, Ellen se sentó en la silla. Cuando miró la palma de su mano derecha, sangre la había manchado ligeramente. Eran las huellas en la que sus uñas se habían clavado. Si no hubiera apretado el puño con tanta fuerza, no habría sido capaz de contener sus sentimientos.
—No intimidarla… eh. Como era de esperar, me las arreglé para aguantar eso. Así que en sus ojos, parecía que yo estaba intimidando a Elizavetta.
—Esas palabras probablemente estaban destinadas a calmar la atmósfera.
Colocando un candelabro que encendió cerca de Ellen, Rurick le dijo con el fin de consolarla. En primer lugar, él no era un hombre habilidoso con las palabras. Esto era lo máximo que podía hacer. Aunque Ellen asintió, no era como si lo consintiera; parecía ser una reacción en consideración por la preocupación de su subordinado.
Una atmósfera pesada acechaba. Fue entonces cuando el viento sopló en la tienda cerrada. Una brisa gentil acarició suavemente las mejillas de Ellen y jugueteo con la llama de la vela. Era la larga espada en su cintura quien había elevado el viento. Esta「Viralt」llamada 「Arifal」estaba dotada con el poder de controlar el viento.
—Arifal…
Ellen llamó el nombre de su larga espada con los ojos abiertos y ligeramente sonrió. Sus pupilas rojas estaban llenas de brillo y recuperó su vitalidad. Golpeó la vaina de la espada larga, que la animó, como agradecimiento.
«Es correcto. No es el momento de sentirse deprimido».
Ellen se cruzó de brazos y miró a Rurick.
—Rurick. También estoy de acuerdo contigo. Creo que ese tipo es Tigre.
—Entonces, ¿Por qué...?
—Es simple. No hay ninguna prueba.
Ellen respondió fácilmente.
—No tenemos prueba alguna de que ese hombre que se hace llamar Urz es realmente Tigre. Para empeorar aun mas las cosas, él tiene perdida de memoria.
—Pero, el Señor Tigrevurmud mostró una reacción a nuestras palabras. Si hablamos de varias cosas, entonces seguramente...
—Incluso si pedimos hablar con él, Elizavetta lo rechazará. No sé lo que pasó, pero ella está muy apegada a Tigre. Si nos acercamos a la fuerza, una lucha ocurrirá esta vez de seguro.
—Entonces, ¿Qué tal si lo reportamos al palacio real?
Como se le ocurrió una idea brillante, Rurick iluminó su rostro. Su cabeza brillando a tal punto que la luz de la vela se reflejaba claramente.
—Lord Tigrevurmud es un general invitado a quien se no ha confiado por el Reino de Brune. Debido a este incidente, incluso el palacio real debe estar en problemas. Si lo reportamos allí, no cambiaría la situación para mejor?
—No es como si yo no hubiera pensado en eso, pero…
Ellen anticipación con una muy ominosa cara seria.
—Suponiendo que recobre la memoria, si por casualidad… si por casualidad, por nuestro malentendido, es realmente una persona diferente, ¿Qué haríamos?
Rurick no podría de ninguna manera reírse de ello. Incluso cuando trató de decir algo, su estómago se tensó debido a la ansiedad y las palabras no salieron. Dando una mirada de simpatía hacia el caballero calvo que paseaba su mirada alrededor, Ellen continuó.
—No sé quién lo dijo, pero el dicho dice que en este mundo, hay dos o tres seres humanos con exactamente la misma cara. Tal vez sólo sea una coincidencia que la cara y el cuerpo sean bastante similares. Incluso si él reaccionó a nuestras palabras, sólo podría ser por palabras trivial que sea conocidas para el. Podríamos tal vez haber mostrado inconscientemente una extraña expectativa cuando nos enteramos de que él perdió su memoria.
Era una historia que se podría decir casi con total seguridad que no era posible. En primer lugar, Tigre cayó en el mar de invierno y por si no fuera poco, por la medianoche, y no fue encontrado a pesar de una búsqueda exhaustiva. Era irrazonable pensar que estaba vivo.
—Si ese chico es otra persona, Elizavetta seguramente no me perdonará esta vez. La relación entre LeitMeritz y Lebus se deteriorará hasta el límite. A tal medida que vamos a tener que considerar una guerra. Un error y también se extenderá hasta Legnica.
Entre LeitMeritz en la parte sureste de Zchted y Lebus en la parte noreste, estaba Legnica. Es la tierra que una vez fue gobernada por la Vanadis Alexandra Alshavin. Ella, que poseía el apodo de「Falpram12」, perdió la vida debido a su enfermedad y la Vanadis quién le sucedería aun no había aparecido. Si se viera envuelto en un conflicto en esas circunstancias, probablemente sufriría daños inconmensurables.
—Incluso el palacio real debería estar pensando desesperadamente sobre cómo interactuar con Brune por ahora. Después de todo, un General invitado, que fue puesto a su cargo, ha muerto bajo una petición del rey.
Sólo por un instante, la voz de Ellen estaba teñida de ira. Mientras contenía el estallido de sus sentimientos con una pequeña pausa silenciosa, dibujo una sonrisa sarcástica.
—Tratando de tomar a ese joven de allí y luego que resulte ser una persona diferente. Si se trata de un malentendido, no vamos a escapar solo con disculpas. Y Brune probablemente pensará que preparamos un impostor para engañarlos.
Rurick gimió suavemente. Si ese fuera el caso, una guerra podría estallar entre Zchted y Brune. Mientras Ellen suavizo su sonrisa, dijo en un tono tranquilo.
—No hay mucho tiempo hasta que empiece el consejo de guerra. Olvidemos a Tigre por ahora y concentrémonos en la cuestión del Duque Bydgauche. Incluso si yo, que estallé contra Elizavetta antes que tu, digamos que, careceré de poder de persuasión.
—Tal cosa es…
12 Hidden Princess of the Luminous Flame, Princesa oculta de la llama luminosa.
—No hay tal cosa—, Rurick trató de decir eso, pero él cambió de idea y endurecio su expresión.
—Entendido. Voy afuera para conseguir un poco de aire fresco por un momento, y refrescar un poco mi cabeza.
—Te permitiré sólo una copa de vino si quieres beber. Esta muy frio, Incluso Elizavetta no se quejará.
Ante la respuesta de Ellen, Rurick le saludó y salió de la tienda. Ellen ahora estaba sola en la tienda. Con los brazos todavía cruzados y con una seria expresión, la 「Silvfrau 」estaba inmóvil mirando al espacio vacío.
Dicho esto, ya que el día estaba terminando, no habría mucho significado incluso si se pudiera ver a través de las ventanas. Tomando la tetera de hierro llena de agua caliente que estaba en la mesa, Mira preparó té negro (Chai) para dos personas, de los cuales uno era para el mensajero. Algo como esto era originalmente el deber de un mayordomo o sirvienta.
Sin embargo, ella decidió hacer el té personalmente a las personas a quienes juzgó que era adecuado hacerlo. Una taza de porcelana blanca de la cual el vapor se elevó suavemente se puso delante del mensajero. Mermelada de fresa se sirvió en un plato pequeño al lado de la taza.
—Lo acepto con gratitud.
Mientras se secaba el sudor que flotaba por su rostro debido a la calidez interior y a la tensión, el mensajero agradecio y levantó la copa. Después de beber un trago, le puso un poco de mermelada y lo mezcló.
—Le doy las gracias por haber hecho tiempo para mí mientras que usted está ocupada. Por cierto, mientras venía aquí, escuche que las fuerzas de Muozinel, que estaban a lo largo de la frontera del sur se retiraron…
—Es cierto. Mis subordinados lo confirmaron también.
Mientras que las cosquillas en la barbilla aumentaban por el vapor del té, Mira contestó con una voz decepcionada.
—“Ellos solo se quedaron en la frontera durante un mes. Tampoco se produjeron escaramuzas; no sólo conmigo, sino también con otros nobles”. Por favor infórmele a su Lord.
Su lord. En otras palabras, era la Vanadis Eleonora Viltaria de LeitMeritz. El mensajero puso la taza de porcelana blanca sobre la mesa y le expresó palabras de agradecimiento. Mientras saboreaba lentamente el té, Mira esperó por las palabras del mensajero. No vendria hasta aquí en con el violento viento frio sólo para preguntar sobre las tropas de Muozinel.
Ella se preocupo por la bolsa a sus pies. El contenido debería haber sido revisado por sus sirvientes, por lo que no deberia ser nada peligroso. El mensajero miró a Mira con una expresión seria y comenzo a hablar.
—Es, porque me gustaría hablar del Conde Tigrevurmud Vorn quien es un invitado en nuestra LeitMeritz, el motivo por el que solicité una audiencia con Vanadis-sama hoy.
—Tigre... vurmud?
Los ojos azules de Mira se tiñeron con sorpresa. Como ella comenzo por pronunciar su apodo "Tigre", rápidamente lo cubrió añadiendo "vurmud". Ella poseía una buena voluntad a Tigre como Vanadis, así como una joven. Si el joven estaba en un aprieto, Mira muy probablemente le ayudaría tanto como le fuera posible.
Sin embargo, ella no podía hablar sobre ello ya que debia mantener su posición como “Vanadis”.
—¿Sucedió algo con él?
Mira preguntó con una apariencia calmada. Pero, incluso esa apariencia fue gradualmente desapareciendo mientras escuchaba la historia del mensajero. A pesar de haber notado el cambio en su expresión, el mensajero no dejo de hablar.A finales del verano, Tigre recibió una solicitud del Rey de Zchted, Víctor, y se dirigio al Reino de Asvarre en el oeste, a través del mar.
En ese momento en Asvarre, dos príncipes y una princesa se disputaban el trono, y Zchted decidió cooperar con uno de ellos, el príncipe Germaine. Tigre fue con el Príncipe Germaine como mensajero. Sin embargo, Germaine perdió la vida en medio de muchas confusiones.
Posteriormente, Tigre cooperó con un joven general llamado Tallard Graham, y fue la princesa Guinevere quien ganó la guerra civil. Guinevere deseaba una amistad con Zchted, y Tigre fue capaz de cumplir su deber como resultado. Fue después de ello cuando ocurrio un problema. Durante el regreso a Zchted, El barco en el que Tigre se encontraba, fue atacado por alguien.
—De acuerdo a la historia de la Vanadis Sophia Obertas-sama, quien iba en el mismo barco, parece que quien los atacó fue un Badva4 tan grande como la nave.
El badva destruyó el barco y muchas personas que lo abordaban, fueron arrojadas en el mar nocturno. Se dice que la figura de Tigre estaba entre ellos.
—Sophia-sama dijo que ellos desesperadamente buscaron al Conde Vorn, pero no fueron capaces de encontrar su cuerpo al final.
— … Ya veo
4 Dragón de mar o dragón marino.
Mira murmuró sólo eso, y puso la taza de porcelana blanca sobre la mesa. Su mano tembló ligeramente e hizo un sonido más fuerte del esperado. Desviando la mirada de la Vanadis de pelo azul, el mensajero levantó cuidadosamente la bolsa que estaba a sus pies. Dentro, sacó un objeto envuelto en una tela de seda y lo puso sobre la mesa.
Mientras retiraba la tela de seda, botellas pequeñas de porcelana salieron a la vista. Habían cuatro; tenían una forma cilíndrica, y la forma y el color de las tapas de cada botella eran diferentes. Mirando las botellas, el mensajero hablo en un tono serio.
—Parece que son algo que el Conde Vorn compró en Asvarre. Un presente para Vanadis-sama.
—Para mí...?
Mira tomó una de las botellas y abrió la tapa. Una fragancia única que hacía que el corazón de uno se tranquilizara cosquilleando su nariz. Ella comprendió de inmediato lo que era. Era té negro
—Lo acepto con gratitud.
Mira reveló una sonrisa, pero el mensajero no levantó la mirada mientras seguía mirando a la mesa. La Vanadis de pelo azul no lo culpó y cambió de tema.
—Por cierto, ¿sabe lo que Su Majestad el Rey dijo con respecto a Lord Tigrevurmud?
—No. No lo sé.
«Me pregunto que es lo que esta planeando».
Mira se sentia perpleja. Tal incidente no podría ser cubierto por siempre. Aunque estuviera debilitado debido a la guerra civil pasada, Brune no permanecería en silencio.
«Definitivamente habrá alguien que tendrá que asumir la responsabilidad. Sin embargo no creo que la culpa será empujada sobre Eleonora».
Posteriormente, mientras le hacia algunas preguntas sobre la situación de Zchted y el mensajero respondia, Mira llamó al chambelán. Ella le ordeno que guiara al mensajero a una habitación de huespedes. Cuando el mensajero se levanto y cortésmente le expresó palabras de agradecimiento, dejo la sala. Ahora solo en la habitación, Mira observo fijamente las botellas alineadas sobre la mesa.
Ella tomó una en la mano y la sostuvo firmemente entre sus brazos.
—No creo que hayas muerto. Pero…
Un murmullo mezclado con indignación y tristeza se filtró de sus temblorosos labios. Cuando ella saliera del salón, tenía que comportarse como Ludmira Lurie la Vanadis que gobernaba Olmutz. Pero, en este pequeño momento mientras estaba sola, ella dejo salir todos sus sentimientos.
—Si se trata de un recuerdo, tráelo por ti mismo. Idiota…
◎
Intercambiar charlas despreocupadas entre compañeros soldados mientras se frotaban las manos y rezándole a los dioses para que la nevada no llegara a agravarse, era lo único que podían hacer. Las Llanuras de Radom estaban en el sur, un poco más hacia el centro del Reino de Zchted. En esta tierra que podría decirse que no era muy amplia, aproximadamente 2000 soldados se habían reunido.
Alrededor de 1000 soldados, dirigidos por la Vanadis Eleonora Viltaria de LeitMeritz, e igualmente aproximadamente 1000 soldados dirigidos por la Vanadis Elizavetta Fomina de Lebus. Mientras flameaban las banderas de batalla de cada ducado junto con la bandera de Zirnitra5 , los soldados estaban ocupados con la construcción de los campamentos.
Hace unos días, El Duque de Bydgauche, Ilda, quien era un gran noble, movió sus tropas para atacar Pardu del Conde Eugene por una cierta razón. Habiendo recibido una orden real para detener a Ilda, las dos Vanadis dejaron su territorio acompañadas de sus soldados. Y las dos chicas lograron unir fuerzas en estas llanuras de Radom para el intercambio de información.
5 Dragón Negro
Pero actualmente, las Vanadis estaban ferozmente mirándose la una a la otra con los ojos hirviendo con un claro espíritu de lucha. Ambas ya habían desenvainado sus Viralt, y estaban literalmente en un ambiente hirviendo lentamente. La nieve estaba parpadeando con elegancia en el aire como si no le preocupara la situación en absoluto.
Eleonora era llamada Ellen por las personas cercanas a ella. No sólo era una impresionante y hermosa joven de 17 años de edad, cuyo cabello plateado se alargaba hasta la cintura, sino que también era una gran guerrera y comandante que respondia a los apodos de「Silvfrau6」y 「Meltis7」.
Elizavetta quien estaba confrontando a Ellen, era también poseedora de una belleza impresionante. Sin embargo, lo que le daba una fuerte impresión a quienes la miraban no era su vívido pelo rojo o el vestido púrpura que envolvía su voluptuoso cuerpo, sino probablemente sus ojos de diferentes colores 「Laziris8」.
El dorado ojo derecho que mantenía la moral alta y el azul ojo izquierdo, que ocultaba una atmósfera intensa, eran parecidos a una reminiscencia de cristales relamagueantes (Turmalina9) teñidos de un brillo modesto cuando mantenían su calor. El látigo negro estaba empuñado en la mano de Elizavetta. Al igual que la espada larga estaba en la de Ellen, este látigo negro era su Viralt. Se llamaba 「Valitsaif10」.
6 Wind Princess of the Silver Flash, Princesa de viento del destello plateado.
7 Danseuse of the Sword, Bailarina de la espada.
8 Rainbow Eyes, Ojos (de) Arcoiris.
9 Un tipo de mineral, mas info Google-san.
10 Thunder Swirl, Remolino de trueno.
Había un gran pasado entre estas dos chicas y sería justo decir que su relación era peligrosa, pero no era como si insensatamente lucharan la una contra la otra. No obstante, ahora había una razón del por qué eran hostiles entre sí tal como ahora; esa razón era la existencia del joven a caballo al lado de Elizavetta.
Con una estructura media, tenía características que dejaban ver la simplicidad de su galantería. Llevaba una camiseta acolchada de piel, cargando un arco en la espalda y una aljaba en la cintura. El joven se llamaba Urz. Probablemente no era su verdadero nombre porque había perdido la memoria. Hace aproximadamente un mes, Urz había sido arrastrado hacia la costa al oeste de Zchted.
Fue salvado por los aldeanos que por coincidencia pasaron por allí, pero cuando el se despertó, no era capaz de recordar ni una cosa sobre sí mismo. El nombre Urz, era la palabra que salió de la boca del joven después de que los aldeanos repetidamente le preguntaron si había algo que podía recordar.
Posteriormente, hubo muchos altibajos, y Elizavetta tomó gusto por el y le hizo su sirviente. Desde que lo mantuvo a su lado como un siervo, era muy considerada. A Urz no le disgustaba Elizavetta tampoco.
“Hay algunas dificultades, pero en el fondo ella no parece ser mala”. El tenía esa impresión, y también estaba el hecho de que él le debía por haberlo recogido, a el, quien era una persona sin rumbo. Tenía la intención de servirle hasta que recuperara la memoria. Ellen llamó a Urz por un nombre diferente.
—Tigrevurmud Vorn. Ese es tu nombre real—, dijo.
Incluso el caballero de cabeza calva siguiéndola, dejó que su atractivo rostro se avivara y lo llamó con una voz tan calurosa, como si de su Lord se tratase. "Lord Tigrevurmud". Urz al estar atónito ante esta acción repentina, Elizavetta interrumpió cuando no pudo soportarlo más. Ella gritó que Urz era su subordinado y que no conocía de alguien llamado Tigrevurmud Vorn.
Y, eso fue lo que llevó a la situación actual. Tanto Ellen y Elizavetta, sin tomar una postura, se miraron directamente a los ojos. La espada larga de Ellen, se rodeaba de viento y el látigo negro de Elizavetta, estaba teñido ligeramente con un rayo.
Parecía que una lucha era inevitable. Las dos Vanadis ajustaron su respiración, midieron la distancia entre ellas y buscaron una abertura para dar un golpe preventivo anticipando a su enemigo. Pero, hubo alguien que se movió con mayor velocidad que las dos jóvenes. Fue Urz. Con movimientos muy naturales, el joven se puso en medio de las dos.
—Tigre...
La Vanadis de cabello plateado dejó que su rostro, lleno de tensión, se relajara un poco. Por otro lado, la Vanadis pelirroja trató de levantar su voz, pero las palabras no salieron de su boca y presiono fuertemente el látigo negro con sus dos manos. Cuando Urz se inclinó a Ellen, le dijo en un calmado tono frío.
—Lo siento, pero no puede recordarle.
La nieve que caia como si bailara parecía que se había congelado en ese momento. Ellen miró con los ojos abiertos, estaba sin palabras e incluso no podía mover ni un solo dedo. Incluso el caballero calvo, estaba consternado y no fue capaz de expresar su voz. Ante ambos, el joven se inclinó profundamente.
—Pero, por favor, no intimide a mi amo.
Mirando hacia arriba, Urz giró el cuello de su caballo y regresó junto a Elizavetta. Cayó el silencio; las caras de todos a excepción de Urz, palidecieron ante el shock. Incluso Elizavetta que era su Lord. Fue la Vanadis de cabello plateado quien rompió el silencio, que continuó durante al menos diez segundos, con un tono tranquilo.
—… Lo siento. Elizavetta.
Envainando su larga espada, Ellen bajó del caballo. Se dirigió hacia la Vanadis pelirroja e inclinó la cabeza muy profundamente, tal como hizo Urz hace un momento.
—Parece que he llegado a la conclusión equivocada. Me disculpo por haber tomado una actitud descortés.
Las manos de Ellen estaban firmemente apretadas y su voz temblaba. Muchas emociones que podrían estallar en cualquier momento fueron encerradas dentro de su corazón. Elizavetta estaba mirando a la cabeza cubierta de pelo plateado en silencio. No era como si tuviera algún tipo de intención, era sólo que las palabras no vinieron inmediatamente. Tanto las acciones de Urz como las palabras de Ellen fueron inesperadas para ella.
—… Me alegro de que lo entiendas Eleonora.
Al aflojar la fuerza de la mano que sostenía el látigo negro, ella lentamente declaro con un suspiro. A pesar de que hacía frío al grado de que estaba nevando, el sudor corría por su frente. Del mismo modo, envolvió su látigo negro y lo retorno a su cintura con el fin de demostrar que ya no tenía ninguna intención de luchar.
—Tampoco tengo intención de luchar una batalla inútil. Si tú lo dices, entonces no profundizaremos más allá en este tema.
—Gracias Elizavetta.
Ellen levantó su mirada. No había ni ira ni dolor flotando sobre ella, y aunque recuperó su ánimo, la faltaba vitalidad en su voz.
—Por cierto, sería mejor que hiciéramos un consejo de guerra de nuevo después de medio koku11 .
—Esta bien. No tengo ninguna objeción, que así sea.
Elizavetta asintió. Todavía había una atmósfera incómoda entre las dos chicas. Ellas necesitaban tiempo, incluso un poco, para así poder recomponerse.
11 Koku = Equivalente a 2 horas
—Entonces prepararemos un campamento aquí. Después de todo, el día también terminará después de media koku.
— ¿Nuestro lado traerá el candelabro y la mesa?
—Lo compartiremos; seria problemático si faltara algo. Nuestro lado preparará lo que será necesario.
—Entonces, hasta después de media koku.
Ellen se montó a horcajadas en su caballo y ambas chicas se inclinaron. El caballero de cabeza calva también volvió su mirada hacia Urz, parecía querer decir algo, pero cuando la Vanadis de cabello plateado giró su caballo, él la siguió obedientemente. En un lugar donde la figura del Lord de LeitMeritz se había hecho pequeña, Elizavetta respiró de alivio. A continuación, volvió a mirar hacia Urz con una hosca mirada como si de un niño molesto se tratase.
—No fui intimidada.
Era su primera declaración hacia su sirviente en un tono ligeramente dominante. Después de parpadear varias veces, Urz dio una evasiva respuesta diciendo "está bien". Esta reacción debía ser muy irrespetuosa, pero Elizavetta giró el cuello de su caballo, sin siquiera recriminándole en particular. Urz apresuradamente la siguió. Mientras avanzaba el caballo al campamento de su ejército, Elizavetta llamó por el nombre de Urz.
—Te doy las gracias por preocuparte por mí… Gracias.
Ya que ella le dio la espalda, Urz no podía ver su rostro. Sin embargo, la voz de la Vanadis que viajo sobre el viento del invierno, llego hasta el derritiéndose entre alegría y vergüenza. Cuando las dos personas llegaron al campamento, dejó de nevar. Cuando regresaron al campamento del ejército de LeitMeritz y entraron en la tienda preparada para el comandante supremo, el caballero de cabeza calva le replico a Ellen que ya no podía soportarlo.
—Vanadis-sama. ¿Por qué hizo algo por el estilo? Ese joven es, sin duda alguna Lord Tigrevurmud.
—Cálmate, Rurick.
Ellen le reprendió con voz tranquila. Mientras el caballero llamado Rurick hizo una mueca mostrando que no lo podía entender, preparó una silla para su Lord. Esta era de un tipo simple que podría ser plegada cuando no estaba siendo utilizada y colocó un cojín en ella.
—Buen trabajo.
Con palabras de agradecimiento, Ellen se sentó en la silla. Cuando miró la palma de su mano derecha, sangre la había manchado ligeramente. Eran las huellas en la que sus uñas se habían clavado. Si no hubiera apretado el puño con tanta fuerza, no habría sido capaz de contener sus sentimientos.
—No intimidarla… eh. Como era de esperar, me las arreglé para aguantar eso. Así que en sus ojos, parecía que yo estaba intimidando a Elizavetta.
—Esas palabras probablemente estaban destinadas a calmar la atmósfera.
Colocando un candelabro que encendió cerca de Ellen, Rurick le dijo con el fin de consolarla. En primer lugar, él no era un hombre habilidoso con las palabras. Esto era lo máximo que podía hacer. Aunque Ellen asintió, no era como si lo consintiera; parecía ser una reacción en consideración por la preocupación de su subordinado.
Una atmósfera pesada acechaba. Fue entonces cuando el viento sopló en la tienda cerrada. Una brisa gentil acarició suavemente las mejillas de Ellen y jugueteo con la llama de la vela. Era la larga espada en su cintura quien había elevado el viento. Esta「Viralt」llamada 「Arifal」estaba dotada con el poder de controlar el viento.
—Arifal…
Ellen llamó el nombre de su larga espada con los ojos abiertos y ligeramente sonrió. Sus pupilas rojas estaban llenas de brillo y recuperó su vitalidad. Golpeó la vaina de la espada larga, que la animó, como agradecimiento.
«Es correcto. No es el momento de sentirse deprimido».
Ellen se cruzó de brazos y miró a Rurick.
—Rurick. También estoy de acuerdo contigo. Creo que ese tipo es Tigre.
—Entonces, ¿Por qué...?
—Es simple. No hay ninguna prueba.
Ellen respondió fácilmente.
—No tenemos prueba alguna de que ese hombre que se hace llamar Urz es realmente Tigre. Para empeorar aun mas las cosas, él tiene perdida de memoria.
—Pero, el Señor Tigrevurmud mostró una reacción a nuestras palabras. Si hablamos de varias cosas, entonces seguramente...
—Incluso si pedimos hablar con él, Elizavetta lo rechazará. No sé lo que pasó, pero ella está muy apegada a Tigre. Si nos acercamos a la fuerza, una lucha ocurrirá esta vez de seguro.
—Entonces, ¿Qué tal si lo reportamos al palacio real?
Como se le ocurrió una idea brillante, Rurick iluminó su rostro. Su cabeza brillando a tal punto que la luz de la vela se reflejaba claramente.
—Lord Tigrevurmud es un general invitado a quien se no ha confiado por el Reino de Brune. Debido a este incidente, incluso el palacio real debe estar en problemas. Si lo reportamos allí, no cambiaría la situación para mejor?
—No es como si yo no hubiera pensado en eso, pero…
Ellen anticipación con una muy ominosa cara seria.
—Suponiendo que recobre la memoria, si por casualidad… si por casualidad, por nuestro malentendido, es realmente una persona diferente, ¿Qué haríamos?
Rurick no podría de ninguna manera reírse de ello. Incluso cuando trató de decir algo, su estómago se tensó debido a la ansiedad y las palabras no salieron. Dando una mirada de simpatía hacia el caballero calvo que paseaba su mirada alrededor, Ellen continuó.
—No sé quién lo dijo, pero el dicho dice que en este mundo, hay dos o tres seres humanos con exactamente la misma cara. Tal vez sólo sea una coincidencia que la cara y el cuerpo sean bastante similares. Incluso si él reaccionó a nuestras palabras, sólo podría ser por palabras trivial que sea conocidas para el. Podríamos tal vez haber mostrado inconscientemente una extraña expectativa cuando nos enteramos de que él perdió su memoria.
Era una historia que se podría decir casi con total seguridad que no era posible. En primer lugar, Tigre cayó en el mar de invierno y por si no fuera poco, por la medianoche, y no fue encontrado a pesar de una búsqueda exhaustiva. Era irrazonable pensar que estaba vivo.
—Si ese chico es otra persona, Elizavetta seguramente no me perdonará esta vez. La relación entre LeitMeritz y Lebus se deteriorará hasta el límite. A tal medida que vamos a tener que considerar una guerra. Un error y también se extenderá hasta Legnica.
Entre LeitMeritz en la parte sureste de Zchted y Lebus en la parte noreste, estaba Legnica. Es la tierra que una vez fue gobernada por la Vanadis Alexandra Alshavin. Ella, que poseía el apodo de「Falpram12」, perdió la vida debido a su enfermedad y la Vanadis quién le sucedería aun no había aparecido. Si se viera envuelto en un conflicto en esas circunstancias, probablemente sufriría daños inconmensurables.
—Incluso el palacio real debería estar pensando desesperadamente sobre cómo interactuar con Brune por ahora. Después de todo, un General invitado, que fue puesto a su cargo, ha muerto bajo una petición del rey.
Sólo por un instante, la voz de Ellen estaba teñida de ira. Mientras contenía el estallido de sus sentimientos con una pequeña pausa silenciosa, dibujo una sonrisa sarcástica.
—Tratando de tomar a ese joven de allí y luego que resulte ser una persona diferente. Si se trata de un malentendido, no vamos a escapar solo con disculpas. Y Brune probablemente pensará que preparamos un impostor para engañarlos.
Rurick gimió suavemente. Si ese fuera el caso, una guerra podría estallar entre Zchted y Brune. Mientras Ellen suavizo su sonrisa, dijo en un tono tranquilo.
—No hay mucho tiempo hasta que empiece el consejo de guerra. Olvidemos a Tigre por ahora y concentrémonos en la cuestión del Duque Bydgauche. Incluso si yo, que estallé contra Elizavetta antes que tu, digamos que, careceré de poder de persuasión.
—Tal cosa es…
12 Hidden Princess of the Luminous Flame, Princesa oculta de la llama luminosa.
—No hay tal cosa—, Rurick trató de decir eso, pero él cambió de idea y endurecio su expresión.
—Entendido. Voy afuera para conseguir un poco de aire fresco por un momento, y refrescar un poco mi cabeza.
—Te permitiré sólo una copa de vino si quieres beber. Esta muy frio, Incluso Elizavetta no se quejará.
Ante la respuesta de Ellen, Rurick le saludó y salió de la tienda. Ellen ahora estaba sola en la tienda. Con los brazos todavía cruzados y con una seria expresión, la 「Silvfrau 」estaba inmóvil mirando al espacio vacío.
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