Overlord, Volumen 9, Capitulo 2


Parte 1


 Un mes después.

La reunión había sido convocada dentro del Palacio Valencia en el Reino de Re-Estize. Gazef Stronoff ---que había estado todo este tiempo de pie inmóvil al lado del Rey Ranpossa III--- abrió los ojos mientras miraba a los seis líderes de las grandes familias de nobles del Reino.

Que los seis estuvieran reunidos era en verdad algo poco frecuente.

Entre ellos, controlaban la suficiente riqueza, tierras y territorio como para rivalizar, por no decir sobrepasar, al Rey. Debido a esto, ellos frecuentemente encontraban excusas para evitar los llamados del Rey, especialmente el líder de la facción anti-realeza --- el Marqués Bowlrob, quien ni siquiera se molestaba en ocultar su desprecio por el Rey. La situación era lo suficientemente mala como para que por un tiempo, las personas pensaran que el Reino se despedazaría desde dentro.

Luego, los ojos de Gazef se movieron hacia los tres hijos del Rey.

La que más llamaba la atención de entre ellos era la tercera hija, la “Princesa Dorada”, Renner Theiere Chardelon Ryle Vaiself.

Luego estaba el Segundo Príncipe, Zanack Valurean Igana Ryle Vaiself. Durante el disturbio demoniaco, había obtenido muchos elogios cuando él, como descendiente del Rey, se había movilizado a favor de la gente.

Por último estaba el hijo mayor, el Príncipe Heredero Barbro Andorean Leld Ryle Vaiself. Con un cuerpo fuerte y un pelo cuidadosamente cortado, él era el hombre a quien el Marqués Bowlrob estaba tratando de colocar en el trono. Presuntamente, Bowlrob, estaba atendiendo esta sesión de la corte por un pedido del mismo Barbro.

Cualquier reunión a la que asistía el Marqués Bowlrob de la facción de los Nobles seguramente sería intensa. Gazef desvió la vista de la pesada atmósfera, que parecía asomarse sobre sus cabezas como las nubes del inicio de una tormenta, y miró al resto de los nobles.

De los tres hombres presentes que pertenecían a la facción Real, el primero en captar la atención de Gazef fue el Marqués Volumlash, la persona más lujosamente vestida en la corte.

Él era un hombre que se acercaba a los cuarenta, de facciones simétricas. Sus dominios comprendían minas de oro y mithril, lo que le hacía el hombree más acaudalado en el Reino. Sin embargo, circulaban los oscuros rumores de que era extremadamente codicioso, al punto de que incluso podría traicionar a su propia familia por una moneda de oro.

También había rumores de que él había traicionado al Reino y que estaba vendiendo información al Imperio. Sin embargo, debido a la falta de evidencia concreta, nada podía hacerse sobre ello. Después de todo, cortarle la cabeza sin ninguna prueba al Marqués Volumlash ---un prominente partidario de la facción Real--- sólo resultaría en los otros nobles brindándole su apoyo a la facción de los Nobles. Si él estaba al tanto de esto y tomaba ventaja de ello para vender información, entonces él sería realmente la persona presente más despreciable.

Luego, los ojos de Gazef se volvieron hacia el más joven y apuesto de los nobles, el Marqués Pespeya.

Él estaba casado con la hija mayor del Rey, y se había convertido en la cabeza de su familia al mismo tiempo que se había casado. Aunque se sabía poco sobre sus habilidades y personalidad, su padre poseía una personalidad excelente y era un hombre competente, así que Gazef sentía que Pespeya podría ser parecido a su padre.

En contraste, el más viejo entre los Seis Nobles, era Margrave* Urovana. Su pelo era blanco, y le quedaba tan poco que bien podría ser calvo. Aunque su cuerpo y extremidades eran tan arrugados que parecían madera, él aún conservaba la dignidad de un anciano.
(*Margrave es un título medieval similar a marqués. Es otorgado a un comandante militar asignado a una de las provincias fronterizas del reino.)

Urovana era el más persuasivo de los Grandes Nobles.

Formados frente a ellos se encontraban tres miembros de la facción de los Nobles.

Primero, el núcleo de la facción de los Nobles, el Marqués Bowlrob, quien controlaba el mayor territorio entre los Grandes Nobles. Su rostro tenía cicatrices terribles, como el de un jefe militar.

Como ya estaba entrando en los cincuenta, su alguna vez fornido cuerpo que había sido perfeccionado a través de un entrenamiento permanente no era más que una memoria del pasado, pero su voz y su mirada depredadora hacían que todos pensasen que debía quedar algo más que sólo un poco del guerrero que había sido dentro de él.

Aunque él ---como guerrero--- había perdido mucha de su fuerza por la edad, como comandante, él era incluso mejor que Gazef, lo que lo hacía tan indispensable para el Reino como al Capitán Guerrero.

Junto a él estaba el Conde Lytton.

Él era un hombre cuya apariencia hacía pensar en la imagen de un zorro, y también uno de los miembros de más bajo rango entre los Seis. Como tal, él intentaba desesperadamente incrementar su posición. Sin embargo, su personalidad de no mostrar preocupación por los otros si esto significaba expandir su poder, no era bien recibida por los demás nobles. Que se hubiese aliado con Bowlrob debía ser un movimiento estratégico para escapar de sus enemigos.

El último hombre de la facción de los Nobles tenía el cabello rubio peinado hacia atrás y unos estrechos ojos azules.

Su rostro era pálido, con pocas señales de haber visto mucha luz del sol. Era alto y delgado. Combinado con su complexión amarillenta, daba la impresión de ser una serpiente. Él aún no alcanzaba los cuarenta, pero se veía más viejo debido a su palidez poco saludable.

Con emociones encontradas batiéndose en su corazón, Gazef apartó la vista de él ---del Marqués Raeven.

El siguiente monarca era el motivo de las cada vez más complejas pujas de poder.

El Marqués Bowlrob y el Conde Lytton de la facción de los Nobles, así como el Margrave Urovana de la facción Real, apoyaban al Príncipe Heredero Barbro, mientras que la mayoría de nobles sin afiliación apoyaban al Marqués Pespeya, que se había casado con la Primera Princesa. Raeven estaba del lado del Segundo Príncipe Zanack, mientras que el Marqués Volumlash no parecía molestarse con los asuntos de sucesión.

Por todas estas razones, el Rey se sentó en el trono sin hacer ruido. Si el apuntaba el dedo a cualquiera, había el peligro de que estallara una guerra civil.

Hasta hace poco, Gazef no tenía una opinión propia sobre quién debía ser el siguiente Rey. Pero ahora, su corazón se inclinaba hacia Zanack. Era eso, o la Princesa Renner como un candidato sorpresa, pero el Reino, en toda su larga historia, nunca había sido gobernado por una reina, así que eso probablemente estaba fuera de discusión.

“Entonces ahora, comencemos.”

El tono del Rey parecía ligeramente diferente al usual. Los que tenían oídos sensibles tal vez habían adivinado la razón de la reunión de hoy y lo mostraban con cautelosa curiosidad.

“Lean la proclamación entregada por el emisario Imperial.”

De acuerdo a las órdenes del Rey, los vasallos flanqueándolo a ambos lados comenzaron a leer los contenidos del pergamino.

El contenido era aproximadamente el siguiente:

El Imperio Baharuth reconoce la soberanía del Reino independiente de Nazarick, gobernado por el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown, y formalmente lo reconoce como aliado del Imperio.

Originalmente la región de E-Rantel era el domino del Rey Hechicero Ainz Ooal Gown. El Reino de Re-Estize está ocupando ilegalmente este territorio y ahora debe regresar a manos de su debido dueño.

Si el Reino no accede a esta demanda, el Imperio prestará ayuda al Rey Hechicero Ainz Ooal Gown para recuperar su territorio.

Esta será una guerra justa, luchada para poner fin a una ocupación injusta.

Luego de que los contenidos fueron terminados de leer, el cuarto explotó en un alboroto de discusión. Estos términos eran demenciales, y también cualquiera que accediera a ellos.

“Sólo por si acaso, he hecho que los estudiosos examinen la historia del Reino, y no se descubrieron menciones de ningún individuo llamado Ainz Ooal Gown gobernando en los alrededores de E-Rantel. Esa demanda carece de legitimidad.”

“¡Esto es un sin sentido ridículo, ¿a qué lunático pertenecen esos desvaríos?!”

El bullicioso grito resonó a través del salón.

La formidable presencia del Marqués Bowlrob ---un testamento a su antigua gloria como guerrero--- pareció darle valor a los otros nobles, y ellos regresaron su grito con su propia aprobación.

“Aunque la retrasaron, ¿no es ésta la misma vieja invasión Imperial que anuncian cada año? Ellos siempre encuentra alguna estúpida razón para declararnos la guerra, así que esta vez, realmente deben estar escarbando el fondo del barril para usar el nombre de ese lanzador de magia, ¿cierto? Quiero ver a qué tipo de payaso le han dado el título de ‘Rey Hechicero’.”

Las palabras del Conde Lytton fueron seguidas por la risa despectiva de la masa de nobles.

“Sin embargo…”

El conde volvió sus ojos de zorro ---llenos de desprecio--- hacia Gazef.

“Creo que hemos oído sobre este demente antes, ¿no?, Oh Capitán Guerrero Stronoff.”

“Ciertamente, él fue el lanzador de magia que me prestó ayuda en las afueras de E-Rantel.”

El Conde Lytton presentó su fría burla con una irritante risa.

“Ya veo, él debe haber ayudado porque pensó que eran sus propios campesinos.”

La desdeñosa risa de los nobles pudo oírse en todos lados, sin embargo nadie la detuvo, porque Gazef, que había nacido plebeyo, era odiado por muchos miembros de la facción de los Nobles.

Si hubiese sido alguien de la facción Real, el Rey habría intervenido, pero ya que el Conde Lytton pertenecía a la oposición, el Rey sólo podía fruncir el ceño.

“Parece ser que fue el Imperio el que quemó los pueblos cerca a E-Rantel, ¿no creen? El Capitán Guerrero dijo algo sobre la Teocracia Slane, y luego mencionó haber recibido ayuda de algún tipo llamado Gown, ¿correcto? ¿No está él envuelto con el Imperio? ¿Y no dijo alguien más que los cuerpos de los que emboscaron y casi matan al Capitán Guerrero desaparecieron sin dejar rastro?”

En su mente, Gazef recordó la visión de los poderosos miembros de las Seis Escrituras, así como la silueta de Ainz Ooal Gown.

“Aunque los cuerpos desaparecieron como dijo el Conde Lytton, no siento que el Imperio haya estado involucrado. Cuando estuve en el Pueblo de Carne, los caballeros que nos atacaron eran mucho más fuertes que los del Imperio. Ellos usaron ángeles, y no hay duda de que eran una unidad de la Teocracia Slane.”

“¿Y por qué la Teocracia haría algo así?”

(¿Cómo podría saberlo?)

Ciertamente, si Gazef respondía de ese modo, eso le haría sentir mucho mejor.

En el momento en el que la corte iba a caer en una trifulca debido al silencio de Gazef, una voz se resonó al lado de Lytton.

“¡Ese lanzador de magia demente es irrelevante! Lo que debemos decidir es cómo responder al falso Emperador, ¿no es verdad, su Majestad?”

“Es como dice el Marqués Bowlrob. Debemos decidir cuál será la respuesta del Reino.”

“Ruego su permiso para hablar,” el Marqués Pespeya dijo mientras avanzaba. “Aceptar los términos del Emperador sería muy difícil. Nuestro único recurso es la guerra.”

La mención la palabra guerra desencadenó movimiento entre los apretados rangos de la nobleza.

“Ah-ah, ahora es el momento de aplastarlos de una vez por todas, y luego llevar la pelea a las puertas del Imperio.”

“Tiene absoluta razón, estoy cansado de las constantes invasiones del Imperio.”

“¡Es momento de mostrarles a los tontos del Imperio contra lo que se enfrentan!”

“Exacto, justo como dijo el Marqués.”

Estas palabras, entre risas dispersas y repetidas a través de la multitud de nobles, le producían un dolor insoportable a los oídos de Gazef.

En los últimos años, ellos se habían enfrentado al Imperio en el campo de batalla de las Planicies Kattse.

En su mayor parte, simplemente desplegaban sus formaciones de batalla y se enfrentaban entre sí desde lejos, o intercambiaban golpes brevemente con perdidas menores para el Reino. Este año probablemente sería más de lo mismo, y los nobles tenían un aire despreocupado imaginando que los mismos eventos de antes volverían a ocurrir.

Sin embargo, Gazef habló, impulsado por sus instintos de guerrero.

“¡No piensen que esta batalla terminará en una escaramuza como siempre lo ha hecho!”

Los nobles se veían como si les hubiesen tirado un balde de agua fría, y le regresaron miradas llenas de rencor.

“Ya veo. Esto es lo que nuestro Capitán Guerrero realmente cree. ¿Puede darnos una razón para ello?”

“Sí, Su Majestad, es---”

La imagen de cierta persona disparó alarmas en su corazón.

“---Es decir, es debido al gran lanzador de magia, Ainz Ooal Gown.”

“Siendo ése el caso, el único de entre nosotros que en realidad lo ha visto cara a cara serías tú, Capitán Guerrero. Eso significa que debemos asignarle un peso a tus palabras. ¿Puedes decirnos qué te hace decir eso?”

Gazef no sabía cómo responder. No sabía cómo explicarlo, pero su instinto de guerrero le decía que tomar este tipo de decisión sobre esta guerra sería extremadamente peligroso.

“Su Majestad, ¿no podría entregarle las afueras de E-Rantel al Imperio, no, a ese lanzador de magia?”

Luego de un momento de silencio, los gritos volaron como granizo.

“¡Cobarde! ¡¿Qué tan sin vergüenza puedes ser, corazón de gallina?!”

Estos gritos vinieron de los nobles de la facción Real.

“Luego de que su Majestad te mostrara tanta amabilidad, ¿te vuelves contra él para decirle que entregue sus dominios a extranjeros? ¡¿Cuándo fue que comenzaste a servir al falso Emperador?! Sin mencionar, ¡que no has respondido la pregunta de su Majestad!”

Enfrentado a tantos castigos merecidos, Gazef no pudo responder. Si él hubiese estado en su posición, tal vez hubiera hecho lo mismo.

“Suficiente.”

El que le había extendido una mano de ayuda a Gazef en este momento de necesidad fue su amado Rey.

“¡Pero, su Majestad!”

“Le estoy profundamente agradecido a mis súbditos por haberse inquietado en mi lugar. Es por esa razón que les pido que recuerden que mi Capitán Guerrero nunca me traicionaría. Por mi bien, se ha arrojado valientemente a las dagas incontables veces. Alguien así nunca haría algo que pudiera herirme.”

Los nobles que le habían gritado a Gazef hicieron una reverencia ante el Rey. Mientras él reconocía este hecho, continuó hablándole a Gazef.

“Capitán Guerrero, en quien confío como mi mano derecha. Incluso si eres tu el que presenta esa propuesta, no puedo estar de acuerdo con ella. Ningún gobernante entregaría las tierras que gobierna sin luchar. Tal acto no puede permitirse por el bien del pueblo que vive en ese lugar.”

Entregar las tierras y al mismo tiempo trasladar a todos los residentes fuera sin dañarlos no era más que un cuento de hadas. Incluso si fuese posible, no habría forma de permitir que los residentes desplazados vivan como lo hacían antes, y al final sus vidas cambiarían para peor debido a ello.

“Indudablemente es así, su Majestad, y espero me perdone por mis insensatas palabras.”

Gazef agachó la cabeza mientras su Rey, que tanto amaba a su gente, le hablaba. Si fuera un noble que veía a su gente simplemente como un medio para hacer dinero, el Rey no habría dicho lo que dijo. Era debido a la compasión del Rey que Gazef estaba dispuesto a dar su vida por él.

Gazef recordó las palabras que le dijo a su vice capitán hace medio año.

“Cuando buscas ayuda, los que vendrán serán los nobles. Los fuertes traerán ayuda.”

“Esos son los que vendrán a ayudar a los débiles, sin tener en cuenta el peligro.”

El Gazef de antes de haber entrado al gran torneo marcial nunca hubiera dicho tales cosas. De forma similar a su vice capitán, él hubiera pensado que no había nobles que se arriesgarían a sí mismos por los plebeyos.

Luego de comenzar a servir al Rey, sin embargo, Gazef se había dado cuenta por primera vez que tales nobles existían. Lamentablemente, tales nobles no tenían el poder suficiente.

Hubo muchas vidas que él no pudo salvar, e igual número de incidentes en los que el inútil orgullo de los nobles les había guiado a poner obstáculos en su camino.

Incluso así, el hombre al que servía no se había dado por vencido. Él continuaba trabajando por construir un reino donde su gente pudiera vivir vidas mejores día a día.

Gazef estaba orgulloso de su Rey, Ranpossa III. Si ese no fuese el caso, él habría desertado hacia el Imperio cuando el Emperador mismo había tratado de ganárselo.

Pero era precisamente debido a un hombre así que unas nubes negras se asomaban pesadas sobre su corazón.

Lo que el Rey dijo era la verdad, y él había visto las cosas correctamente. El Rey siempre estaba lleno de compasión, pero Gazef sabía la razón detrás del duro tono del Rey.

Luego del disturbio demoniaco, el balance de poder entre las dos facciones había cambiado bastante.

Por largo tiempo, el Reino había estado dividido en dos facciones que hasta hace poco habían estado bastante igualadas, pero ahora la facción Real se había expandido, mientras que la facción de los Nobles se había encogido.

Debido a que el rey había avanzado valientemente y hecho retroceder a Jaldabaoth, el pueblo lo veía como un gobernante fuerte, y una gran cantidad de nobles había entregado su apoyo al Rey. Por tanto, el Rey no podía permitirse mostrar debilidad aquí. Sin embargo, haber dicho eso significaba---

“De todas formas, el Capitán Guerrero tiene un punto, ¿no? Podemos evitar una guerra por el precio de una ciudad. Un Rey también tiene la responsabilidad de prevenir el sufrimiento injusto de su gente. ¿Acaso un verdadero Rey no estaría dispuesto a sacrificar su propio cuerpo por el bien de la gente?”

El que había hablado era de la facción de los Nobles. Sus palabras eran bonitas, pero estaban calculadas para reducir la cantidad de tierra que controlaba el Rey, por lo cual, la facción Real las refutó.

“¡Esa tierra es del dominio del Rey! ¡Si eres capaz de entregar las tierras de nuestro Reino, entonces por qué no entregas las tuyas primero!”

La facción de lo Nobles también fue rápida en responder.

“¡¿Qué tontería es esa?! ¡El Imperio pidió E-Rantel y sus alrededores! ¿Realmente crees que aceptarán las tierras del otro lado del Reino? ¡¿Por qué no piensas antes de hablar?!”

La facción Real se había vuelto más fuerte, mientras que la facción de los Nobles se había debilitado. Eso simplemente hacía que la facción de los Nobles estuviese más desesperada por obstaculizar al Rey.

La modificación del balance entre las dos facciones era el origen de la preocupación de Gazef. En sus desesperados intentos de erosionar el poder de la facción Real, ellos podrían sumir al Reino en una guerra civil.

Siendo ese el caso, lo más natural para el Rey era querer sofocar la potencial revuelta con una demostración de su poder. Pero eso significaría---

Si él no podía admitir su debilidad, ¿no era una cosa peligrosa en sí misma?

Perdido en sus pensamientos, Gazef regresó de vuelta a la realidad luego de muchas miradas severas de los miembros de la facción Real. Debido a que había sugerido entregar los territorios del Reino, ellos debían haber pensado que se había pasado a la facción de los Nobles.

Le estaban dando miradas que decían, “Campesino oportunista, ¿has olvidado la gracia que el Rey demostró por ti?”

“Entonces,  ¡¿por qué no propones el intercambio de tus tierras con E-Rantel, y luego la entregas?!’

“¡Como si la tierra pudiera comprarse y venderse como los cerdos del mercado! ¡Son unos tontos!”

“¡Ustedes son los tontos aquí!”

La infantil disputa sumió el salón de reuniones entero. En el pasado, disputas como esta habrían terminado en un empate debido a que el equilibrio de poder era parejo, pero ahora las voces de la facción Real eran más potentes que las de la facción de los Nobles.

Normalmente, el Rey habría detenido esto. No parecía tener las intenciones de hacerlo ahora, probablemente porque la Realeza tenía la ventaja.

Nadie pondría fin a circunstancias favorables para sí mismo. El Rey también debía querer desahogar sus frustraciones sobre la facción de los Nobles.

(Es como si hubiese bebido un veneno dulce…)

Lentamente, Gazef comenzó a sentir una fría y negra convicción en los ojos de la facción de los Nobles.

Inconscientemente, tembló.

El ataque del archidemonio Jaldabaoth había sido el comienzo de todo.

En ese momento, la decisión del Rey de salir al campo de batalla fue posiblemente la mejor. Sin su ayuda, las formaciones de batallas hubiesen sido rotas y los aventureros hubiesen sido sobrepasados. Si ‘Rosa Azul’ hubiese caído con ellos, el Reino se hubiese encontrado en un gran predicamento.

Sin embargo, mientras Gazef miraba la escena desarrollándose frente a él, no pudo evitar preguntarse si no hubiese sido mejor haber hecho otra cosa en ese entonces.

¿Cómo sería esta sesión de la corte si ambas facciones se hubiese mantenido parejas?

(No lo sé, pero… ah, es cierto, ¿qué tal si perdemos la guerra con el Imperio? ¿Continuaríamos resistiéndonos hasta el final? El poder de la facción Real se reduciría bastante, mientras que el de la facción de los Nobles se incrementaría. ¿Regresaríamos a los días en que ambos se encontraban equilibrados? ¿O el balance de poder se derrumbaría completamente y sumiría al país en una guerra civil? ¿Eso estaría bien?)

Le desagradaba esta sensación… la sensación de que a pesar de tomar sus propias decisiones, al final estaban bailando al ritmo de alguien más.

(¿Podría ser que todo esto fue planeado desde el momento en que conocí a Gown-dono? No quiero creer que ése podría ser el caso, pero no sentí nada como eso durante el corto tiempo que hablamos juntos.)

De la manera en que Gazef lo llamaba con honoríficos en sus palabras ---y en sus pensamientos--- era claro que no sentía rencor contra el lanzador de magia Ainz Ooal Gown.

(…Tal vez él podría tomar control pacíficamente de… ah, no, si continuo pensando de esta forma sería traición.)

“Creo que ya es momento de detener estas disputas infantiles.”

Una profunda voz masculina se oyó a través de la conmoción --- todos quedaron en silencio mientras intentaban averiguar su origen.

Gazef se mordió el labio mientras alguien más usurpaba el papel que el Rey debía jugar.

Esa victoria fue tan dulce como la miel…

Él no pensaba que fuera un gran problema. Sin embargo, ¿acaso el Rey se dejaría llevar por esa dulzura? ¿Podría el Rey al que Gazef servía tan orgullosamente, desaparecer? No podía borrar tales pensamientos de su mente.

“Su Majestad, si la invasión del Imperio es una conclusión inevitable, debemos prepararnos.”

“Marqués Raeven, su Majestad por si solo---”

Las palabras de la facción de los Nobles fueron interrumpidas por Raeven.

“--- Le agradecería reconsiderar. Si las tropas de su Majestad son derrotadas, ¿quién sabe en donde atacaría el Imperio la próxima vez? Por tanto, en aras de proteger mis dominios, protegeré los del Rey.”

Los cubrió el silencio.

Las tropas del Reino eran reclutas civiles. No había forma de que fueran capaces de igualar a los caballeros del Imperio. La única forma de superar la ventaja del Imperio en cuanto a calidad de las tropas era con una gran cantidad de tropas. Ésa era la situación de las cosas en los últimos años, pero si no podían reunir incluso las tropas suficientes para igualar al Imperio, entonces el resultado de la guerra ya tenía una conclusión inevitable.

Luego de oír las palabras de Raeven, los miembros de la facción de Nobles imaginaron a los caballeros Imperiales devastando también sus propias tierras.

Los primeros en anunciar su apoyo al Rey fueron los nobles que poseían tierras entre la capital y E-Rantel, seguidos de los nobles que mantenían vínculos estrechos con el primer grupo, y al final, todos los nobles se comprometieron a apoyar.

“Muy bien. Entonces, retrasaremos nuestra respuesta al Imperio, y reuniremos nuestras tropas en el lugar usual antes de responderles. Naturalmente, yo también iré.”

“¡Padre, por favor déjame unirme a ti en el campo de batalla!”

El que había gritado era el Príncipe Barbro, que había estado aguardando en silencio a un lado hasta ahora.

“…No, no. No hay necesidad de que el hijo mayor y heredero al trono salga al campo. Yo me encargaré de esto.”

El Príncipe Heredero Barbro se volvió hacia el que había hablado, el segundo príncipe Zanack. La respuesta de Barbro fue corta y concisa.

“¡¿No hay necesidad?!”

Su respuesta estaba llena de rabia.

La propuesta de Zanack era razonable. Ya que el Rey se dirigiría al campo de batalla, sería demasiado peligroso que llevara a su hijo mayor con él. Barbro entendía esto, pero aún así, su negación venía del odio que sentía por Zanack.

Dicho odio una vez más tenía origen en el disturbio demoniaco.

Durante el disturbio demoniaco, Zanack había patrullado la capital y se había ganado los elogios de muchos ciudadanos. Barbro, por otro lado, se había ocultado en el palacio, y como tal, el número de nobles que apoyaban a Zanack se había incrementado también.

A simple vista, Zanack no se veía particularmente heroico, y el contraste entre su apariencia y sus acciones llamaba la atención. A la inversa, Barbro se veía impresionante, pero su falta de acción le hacía parecer cobarde. Con el objetivo de borrar esa vergüenza, Barbro quería salir al campo de batalla para demostrar su valor marcial.

El Príncipe Heredero era un guerrero razonablemente talentoso, lo que iba a la par de su apariencia. Aunque había sido criado con un estilo de vida mimado, y no era rival para Climb, el guardaespaldas de la Princesa Renner que se había entrenado a sí mismo sin descanso, aún podría decirse que Barbro era el luchador más fuerte de la familia real. Para él, era impensable que Zanack ---quien debido a su peso podría perder su balance luego de dar un solo golpe con la espada--- pudiera ser considerado un mejor guerrero que él mismo. Esa era una desgracia que no podía soportar. Aunque el Marqués Raeven una vez dijo, “¿De qué sirve la habilidad con la espada de un Rey?”, Barbro era intelectualmente inferior a Zanack, y como tal, estaba incluso más decidido a no perder en el campo de batalla que había escogido.

Sin importar qué, uno no podía dejarse superar por su oponente en el juego de tronos.

Las tripas le dolían a Gazef mientras consideraba la potencial crisis escondida dentro del Reino.

Aunque quería renunciar a su posición luego de la abdicación del Rey y dedicarse a proteger a Rampossa III, hablando realísticamente, probablemente sería muy difícil hacer eso.

Además, si no salvaba las vidas que podían ser salvadas, eso sería probablemente un fracaso en sí mismo como servidor de su Majestad. Sin mencionar que la abdicación misma del Rey estaba en cuestión.

Si hubiese alguien que pudiera reemplazarlo, entonces él gustosamente le entregaría su posición. Sin embargo, tales personas eran escazas. Sólo había una persona que podía luchar a la par con Gazef, pero esa persona nunca aceptaría convertirse en Capitán Guerrero.

(¿Cuáles son los planes de Brain para el futuro? ¿Tiene algo en mente?)

Aunque Brain se había convertido en un subordinado directo de la Princesa Renner, Gazef tenía el presentimiento de que se marcharía pronto. Si se iba, sería probablemente para mejorar su habilidad con la espada. Siendo un hombre atado a la corte, Gazef no podía evitar sino admirar ese estilo de vida.

Recordó la refinada destreza de Brain con la espada.

Luego del disturbio demoniaco, Gazef y Brain había intercambiado golpes en un encuentro amistoso.

Aunque Gazef había triunfado en el encuentro en el que nada estaba prohibido, pudo sentir las horas que Brain había invertido entrenando con la espada mientras el viento producido por el pasar de su espada soplaba su cabello.

Quién sabe, en unos cuantos años, Brain podría terminar volviéndose más fuerte que él mismo.

(Si Brain accede a tomar mi lugar, concentraría mi energía en entrenar a la siguiente generación, para que el Reino pueda tener su cuota de guerreros hábiles en el futuro.)

“¡Ciertamente estoy de acuerdo!”

La voz del Marqués Bowlrob interrumpió los pensamientos de Gazef. Ahora no era el momento de preocuparse por el futuro lejano.

“Si me lo permite, con gusto contribuiré mis tropas más fuertes al esfuerzo y a la protección de la persona de su Majestad. ¿Qué le parece eso, Su Majestad?”

“Umu. Capitán Guerrero, ¿qué piensa?”

No podía pretender que no había oído. Eso sería mentira. Gazef hizo un espectáculo mostrando que lo consideraba cuidadosamente, mientras ignoraba el espasmo en la ceja de Raeven.

Probablemente era la sugerencia de Bowlrob, que apoya a Barbro como el siguiente Rey, hacer que éste luchara al frente. Sin embargo, Gazef no tenía prueba de esto, así que sólo había una respuesta que podía dar.

“Creo que todo depende de la opinión de Su Majestad.”

El Rey asintió profundamente, y Gazef de pronto sintió un golpe de culpa.

“Es así… bien, si ése es el caso… entonces también vendrás.”

“¡Sí! Permíteme presentarte la cabeza del Emperador, Padre!”

Mientras escuchaba la entusiasta respuesta de Barbro, Gazef sólo podía desear que los inminentes preparativos hicieran desaparecer las nubes de ansiedad formándose sobre su corazón.

♦ ♦ ♦

La habilidad política del Marqués Raeven no tenía rival entre los Seis Grandes Nobles, así que uno esperaría que la oficina donde demostraba sus habilidades fuera impresionante. Sin embargo, ése no era el caso. Muchos se sorprenderían de cómo las órdenes que determinarían el futuro del Reino eran redactadas en un lugar tan humilde y estrecho.

El interior del cuarto estaba lleno de estanterías, y los libros y pergaminos estaban pulcramente ordenados de una forma que deban una pista de la personalidad de su dueño. Sin embargo, no se debía a estas cosas que el cuarto fuese tan pequeño, aunque también eran parte de la razón.

La razón más grande no podía ser vista a simple vista.

El hogar de Raeven estaba construido de ladrillos recubiertos de estuco. Esta era la costumbre en cuanto a la construcción de la casa de un noble, y la oficina de Raeven no era la excepción.

Sin embargo, el interior de esas paredes estaba recubierto de láminas de cobre que envolvían el cuarto entero.

Esto había sido hecho para interferir con los hechizos usados para espiar, observar o detectar la ubicación.

El cuarto sin ventanas se sentía un tanto claustrofóbico, pero desde un punto de vista de costo-efectividad, era práctico y debía soportarse.

Luego de regresar del Palacio Valencia, Raeven dio un giro hacia su oficina, que estaba protegida contra magia. Avanzó hasta el otro lado del sólido escritorio antes de dejarse caer sobre su silla, con el cuerpo desprovisto de energía.

Luego, cubrió su rostro con las manos. No se veía de ningún modo como el más grande noble que comandaba un poder y privilegio sin rival en el Reino. En su lugar, se veía como un hombre de mediana edad, desgastado hasta el cansancio por el peso del estrés y la responsabilidad.

Tomó algunas hebras lacias de su rubio cabello entre los dedos, y las acomodó hacia atrás mientras su rostro se retorcía.

Luego de tomar aire profundamente, el estrés acumulado durante la sesión de la corte se convirtió en rabia, y llenó su corazón. En unos momentos había excedido su límite, y estalló como una explosión.

“¡Esos malditos, malditos, malditos idiotas!”

Nadie entendía lo que estaba sucediendo. No, si alguien lo hubiese hecho y estuviera aprovechándose de la situación en verdad se trataría de un maestro conspirador.

En este momento, el Reino estaba bajo un gran peligro.

La frecuente belicosidad del Imperio provocaba severos problemas como la escasez de alimentos, y luego había otros problemas que estaban comenzando a desencadenarse. La única razón por la que aún no habían aparecido grietas en el Reino era porque lo nobles honestamente creían que “sólo necesitamos aguantar un poco más hasta que la otra facción se derrumbe primero”.

El Imperio empleaba guerreros profesionales conocidos como caballeros, pero el Reino no tenía soldados equivalentes entre sus rangos. Para resistir las invasiones Imperiales, ellos tenían que reclutar campesinos a la fuerza. Y por supuesto, esto significaba que las aldeas no tendrían la suficiente mano de obra.

Con eso como su objetivo, el Imperio planeaba invadir al Reino durante el otoño, en la época de cosecha, cuando la mano de obra era más necesaria.

Durante las temporadas más atareadas en un pueblo agrícola, el impacto que provocaban los hombres adultos ---su más importante fuente de trabajo--- al desaparecer era innegable. Por supuesto, la idea de simplemente no reclutar a tantos hombres podría venirle a la mente de uno, pero frente a la milicia del Imperio, que estaba mejor entrenada y armada, el reino no podría oponer ninguna resistencia sin el peso de los números de su lado.

Había habido una ocasión en la que la falta de conscriptos había resultado en una tremenda pérdida para el Reino. Afortunadamente, el contraataque liderado por Gazef había tenido éxito, matando a dos de los Cuatro Caballeros originales y poniendo fin a la guerra, ya que ambos bandos habían ganado y perdido. Sin embargo, la verdad era que el poder nacional del Reino se había reducido, y a la luz de los muchos ciudadanos muertos, el Reino había terminado en el bando perdedor.

E incluso durante esas circunstancias…

“¡Esa basura traidora! ¡Esta insensata lucha de poder! ¡Esos idiotas, luchando por una estúpida silla!”

El Marqués Volumlash, uno de los Seis Grande Nobles, había traicionado al Reino al vender información al Imperio. Los nobles se habían dividido en dos facciones y luchaban por obtener la supremacía. Ambos príncipes codiciaban la sucesión como perros luchando por un hueso.

El Marqués Raeven golpeó su escritorio repetidamente, ventilando su ira.

“¡Y el Rey tampoco es mejor! ¡No es un tonto borracho de poder, pero no piensa para nada! ¡La forma en la que se aferra al trono sólo avivará las llamas de la crisis de sucesión a nuevas alturas! ¡La Princesa Renner le dio una buena oportunidad haciendo favorable las cosas para la facción Real, así que lo que debería hacer es apresurarse y transferir el poder de una vez!”

Durante el disturbio demoniaco, la que había alentado personalmente al Rey a salir al campo de batalla fue la Princesa Renner.

Debido a eso, la influencia de la facción Real se había incrementado mucho, y ellos deberían de haber sido capaces de poner al Príncipe Zanack en el trono si lo hubiese propuesto en ese mismo momento y lugar. Sin embargo---

“Todo terminó de este modo debido a que sintió compasión de su primer hijo. ¡No es como si no pudiera entender sus sentimientos, pero nadie está pensando en lo verdaderamente importante! ¡Ninguno lo hace!”

Hablando estrictamente, esto no era cierto. Habían personas en el Reino que pensaban en el futuro y en lo que era importante para el país. El problema era que todos estaban en el grupo de Raeven.

Él no debió haber concentrado a todos bajo su protección. En lugar de eso, debió haberlos diseminado cuidadosamente entre las otras facciones y hacer que influyeran en los líderes desde el interior. Sin embargo, su irritación no estaba dirigida a sí mismo por no haber esto hecho antes, sino hacia los miembros de las otras facciones, cuya falta de cerebro le provocaban dolores de cabeza.

“¡Idiotas, todos y cada uno de ellos!”

Raeven gritaba con frustración mientras los recordaba, esos simplones que sólo podían ver la carnada agitándose frente a ellos, cuyos intelectos no eran mejores que los de los goblins.

“--- Incluso así, ¿qué debería hacer? ¡Piensa, Raeven, piensa!”

La frustración de Raeven se incrementaba al mismo tiempo que su respiración se calmaba.

Tenía que pensar en cómo mantener funcionando al Reino, incluso de cara a los peligros a la distancia.

“Para comenzar, esta guerra contra el Imperio es peligrosa, especialmente si ese Ainz Ooal Gown posee un gran poder. Debería comenzar asumiendo que puede provocar más de 10000 bajas por sí sólo antes de comenzar el planeamiento estratégico. Luego al mismo tiempo, presionaré para que el príncipe sea el nuevo Rey… ¿será eso muy difícil?”

Raeven pronunciaba en alto las palabras de su mente mientras organizaba sus pensamientos. Honestamente, él quería compartir este asunto con alguien y discutirlo.

Ésa era la razón por la que Raeven apoyaba al Príncipe Zanack. El Segundo Príncipe era su único aliado ---aunque ahora había otra persona, la Princesa Renner--- entre la realeza. Ambos entendían el peligro que enfrentaba el Reino, y él la consideraba a ella una compañera de armas cuando se trataba de planear para el futuro.

Si sólo el príncipe pudiese ascender al trono, eso le quitaría un gran peso de encima.

“… No creo que haya estado bromeando cuando prometió hacerme Primer Ministro. Aunque no podré aliviar la carga en mi hombro izquierdo, al menos eso servirá para mejorar la condición del Reino.”

El objetivo actual de Raeven era colocar al Príncipe Zanack en el trono. Si el fracasaba en el intento, el país daría un paso más hacia la ruina.

“Con la ayuda de la Princesa Renner, mi trabajo sería más fácil, al menos.”

Raeven suspiró pesadamente mientras daba voz a sus pensamientos y planes futuros.

Incluso él tenía días en los que quería dejarlo todo y marcharse.

Algunas veces, la preocupación excesiva había hecho que pensara en destruir el Reino con sus propias manos, aunque ese pensamiento particular sólo habían surgido una o dos veces.

Era como intentar construir un castillo de arena, rodeado de mocosos pequeños intentando derrumbarlo. Por momentos, quería destruirlo él mismo, sólo para quitarles la satisfacción. Aún así, él tenía un motivo para ignorar sus impulsos destructivos y continuar como lo hacía.

Hubo un golpe en la puerta.

El sonido vino de una posición más baja de la usual. Por un momento Raeven mostró una expresión que era muy distinta a las que normalmente hacía. Tal vez podría decirse que su expresión se derritió; sus cejas estaban caídas, e incluso las esquinas de su boca se encontraban extrañamente relajadas.

“Oh, esto no es bueno. No puedo mostrar mi cara así.”

Raeven golpeó ligeramente su cara, ya que su fuerza de voluntad era suficiente para regresarle la dignidad apropiada. Luego de arreglar su cabello, se dirigió a la puerta de metal y habló para que la persona al otro lado de la puerta pudiera oírlo. Aunque su voz era elevada, contenía una sorprendente delicadeza que indicaba que no estaba enfadado.

“Pasa.”

La velocidad con la que se abrió la puerta daba a entender qué tanto la persona detrás de ella ansiaba por este momento.

Al otro lado de la puerta se encontraba un niño.

Un ligero rubor era visible en la pálida piel de su inocente rostro. Parecía tener alrededor de cinco años de edad, y se deslizó sobre el piso, deteniéndose en la rodilla de Reaven.

“Bien, bien, sabes que no deberías correr dentro de la casa, no es nada refinado.”

La voz de una mujer siguió al niño hacia Raeven.

Era una mujer de un rostro bonito oscurecido por la melancolía. No parecía ser una mujer feliz. Sus ropas eran exquisitas, pero sus colores eran opacos.

La mujer hizo una reverencia formal hacia Raeven, y luego sonrió.

Con un atisbo de vergüenza, Raeven le regresó la sonrisa.

Su esposa sólo había comenzado a sonreír recientemente.

Raeven no pudo evitar recordar aquellos días.

Cuando era un hombre joven, su corazón rebosaba con la ambición y el impulso propios de la juventud. Y el objetivo de su ambición era el trono.

Aspirar al trono era el sueño de un traidor.

El joven Marqués Raeven, lleno de confianza en sus habilidades, probablemente sentía que no existía otra meta digna de ser el objetivo de su vida. Con ese fin, había trabajado en silencio, expandiendo su influencia, acumulando riquezas, expandiendo sus conexiones, aplastando a sus enemigos---

Tomar una esposa no era nada más que parte de su plan. Mientras pudiera ser capaz de vender la posición de Marquesa a un buen precio, no le importaba cual sería el tipo de mujer con la que terminaría. Y resultó que fue una bella, pero melancólica, mujer, sin embargo esto no le importó a Raeven. Después de todo, lo importante eran las conexiones que había hecho con la familia de su esposa.

La vida en su hogar fue ordinaria.

No, eso fue sólo lo que Raeven sintió. Cuidaba de la mujer con la que se había casado como si se tratase de una herramienta, pero no había amor entre ellos.

Por azares del destino, el cambio de Raeven se debió a una pequeña cosa.

Sus ojos se movieron hacia el niño frente a él.

Lo primero que pensó cuando supo que tendría un hijo fue que sería otra herramienta más. Sin embargo, cuando el recién nacido apretó su dedo con sus pequeñas manos, algo se rompió dentro de él.

Éste era su hijo, que parecía tanto simio como ser humano. Ciertamente él no pensaba que era adorable. Sin embargo, cuando sintió el calor que irradiaba de sus dedos, todo pareció esfumarse.

¿A quién le importaba el trono?

El hombre impulsado por la ambición había muerto, inadvertido por todos y no llorado por nadie.

Entonces, cuando Raeven sonrió dando las gracias a su esposa que acababa de dar a luz a su hijo, recordó vívidamente la expresión en el rostro de ella, una expresión graciosa, incluso si él nunca fuera a decirlo en voz alta. Recordaba que parecía preguntar, “¿Quién es esta persona?”

En ese momento, su esposa había pensado que ésta era sólo una momentánea particularidad provocada por saber que tenía un heredero. Sin embargo, Raeven continuó cambiando luego de esto, y eso hizo que su mujer se preguntase si había algo mal con él.

Al final, cuando su mujer reflexionó sobre como era su esposo antes y después de su cambio, llegó a la conclusión de que prefería al nuevo Raeven, y su actitud cambió también. Los dos eran, por fin, una pareja casada normal.

Raeven se agachó y levantó a su hijo, que estaba tratando de escalar su rodilla.

El chico balbuceó de alegría mientras era colocado en el muslo de Raeven. Él podía sentir el calor de su cuerpo a través de su ropa, y el peso familiar se sintió reconfortante. Una cálida, y continua satisfacción irradiaba de su corazón.

Ahora, Raeven tenía un único objetivo.

‘Quiero dejarle un dominio bien cuidado a mi hijo.’ Era la meta que cualquier padre noble podría tener.

Raeven miró cálidamente al niño sobre su pierna, y le habló.

“¿Qué sucede -chu? ¿Rii-tan? ¿Chuchu~?”

Sólo dos personas en el mundo verían alguna vez a este Gran Noble haciendo un puchero con los labios y diciendo “~chu”.

Una de ellas, el niño, balbuceó de alegría.

“… Querido, hablarle como a un bebé sólo arruinaran su gramática.”

“¡Hmph! Tonterías, no es nada más que un rumor sin base.”

Aunque su boca dijo eso, Raeven reflexionó que sería malo si criaba irresponsablemente a su hijo.

Ya que era su hijo, eso significaba que debía poseer algún nivel de talento. O mejor dicho, ni siquiera importaba si no tuviese talento, pero como sus padres, ellos tenían la obligación de descubrir y cultivar las habilidades de su hijo. Como tal, ser una mala influencia sobre él era algo impensable. Aunque, él no dejaría de llamarlo con nombres cariñosos.

El amor es el mejor maestro, después de todo.

“¿No es cierto, Rii-tan? ¿Qué sucede? ¿Quieres decirle algo a papá?”

Raeven ignoró la expresión preocupada de su esposa y preguntó de nuevo.

“Ejejeje, es sobre eso~”

Se veía como si quisiera revelarle un secreto, a juzgar por la forma como cubría su boca con sus pequeñas manos. Mientras veía este movimiento, las esquinas de los ojos de Raeven se relajaron, y mostró una expresión que uno nunca esperaría del hombre al que habían llamado serpiente.

“Bueno, ¿qué es? ¿Puedes decirle a papá~n? ¿Uwah~ qué es? ”

“La cena de hoy~”

“¡Mm, mm!”

“¡Es la favorita de papá!”

“¡Mm! ¡Papá~n estará muy feliz! ¿Qué hay para cenar?”

“Es pez Graba à la meuniere.”

“Es así--- ¿Qué sucede? ¿Rii-tan?”

Raeven vio la expresión de infelicidad en el rostro de su hijo y rápidamente hizo una pregunta.

“¡Yo debería de haber sido el que lo dijera!”

Un rayo pareció recorrer la espalda de Raeven.

“Es eso ver~chu? eh, digo, ¿es verdad eso? Bueno, entonces es la culpa de papá~n. Por favor perdóname. Rii-tan, ¿quieres decirme algo más?”

Mientras Raeven la miraba con el ceño fruncido, su esposa, no sabiendo que hacer, se cubrió el rostro.

“Rii-tan, ¿por qué no se lo dices a papá~n?”

Con un hmph de fastidio, el niño sacudió la cabeza ha a un lado. El pequeño movimiento tuvo un gran impacto en Raeven. Con desesperación en el rostro, parecía que acababan de ordenarle cometer suicido.

“Realmente lo siento, Rii-tan, papá~n es un tonto y se olvidó todo, ¿no podrías recordármelo?”

Su hijo lo miró de reojo. No parecía estar listo para tomar una decisión aún.

“¿No se lo dirás a papá~n? Papá~n va a llorar~”

“Eso--- sobre eso, es el plato favorito de papá~”

“¿De verdad? ¡Papá está tan feliz de oír eso!”

Raeven no pudo evitar besar las rosadas mejillas de su hijo. Debido a que sintió cosquillas, el niño rió inocentemente.

“Muy bien, ¡entonces vayamos a cenar!”

“--- No creo que esté listo aún.”

“---Qué.”

Una expresión de fastidio se extendió en el rostro de Raeven, como si una vasija de agua fría hubiese sido echada sobre su cabeza. Aunque sería fácil ordenarles a los cocineros que se apresurasen, ellos aún debían seguir los pasos apropiados en su trabajo, y esos pasos debían ser ejecutados con precisión en los momentos adecuados. Por tanto, si él interrumpía la rutina, la comida podría no ser tan buena como debería.

Como tal, incluso si no estaba feliz por la espera, Raeven no dio esas órdenes. También se debía a que quería que su hijo tuviese la mejor cena posible.

“Muy bien, tu padre necesita trabajar. Vamos.”

“Está bien~”

Raeven no pudo ocultar el desanimo que sintió cuando oyó la alegre respuesta de su hijo.

“¡Koff! Espera, en realidad, ya terminé mi trabajo.”

“¿De veras?”

“Sí, de veras. No te preocupes, ya terminé de trabajar.”

“… ¿Es así? No es bueno perder el tiempo cuando hay trabajo que hacer.”

“…”

Incluso si la mirada de su esposa se había vuelto fría, Raeven no podía dejar ir a su hijo. Abrazó al niño con fuerza, y suspiró mientras sentía el calor del cuerpo cálido de su hijo fluir dentro de él.

“… Bueno, de todas formas había llegado a un callejón sin salida,” murmuró. “No es como si pudiera terminarlo en un día.”

Esta no era una excusa. Él no tenía nada urgente de lo que encargarse.

Su esposa asintió en reconocimiento.

“Entendido, pero… parece ser algo bastante problemático.”

“Eso es lo que diría. No necesito más brazos o piernas para hacer mi trabajo, sólo buenas mentes.”

“¿Qué tal mi hermano?”

“Es talentoso, pero dado que tu familia ya de por sí se encuentra lo suficientemente ocupada con sus dominios, no creo que pueda llamarlo, ¿cierto? ¿Conoces a alguien confiable?”

Raeven ya le había hecho esta misma pregunta muchas veces, y su esposa le había dado siempre la misma respuesta; no hay ningún noble que pueda hacerse cargo de estos asuntos como lo haces tú.

La verdad era que si hubiese alguien así, la vida de Raeven no sería tan difícil como lo era ahora. Al final, todo lo que podía hacer era buscar entre los plebeyos. Si este fuese un lugar como el Imperio, donde el sistema de educación centralizado entrenara a la gente para ser servidores públicos, todo hubiera estado bien, pero en el Reino, buscar talentos escondidos era como buscar una aguja en un pajar. Todo lo que podía hacer era escuchar rumores sobre gente talentosa y reclutarlos.

Mientras pensaba en cuanto tiempo y esfuerzo necesitaría para hacer esto, el corazón de Raeven se hundió. En ese momento, su hijo tuvo una buena idea.

“Papá~n, También quiero ayudar en tu trabajo~”

“¡ Uwah~ Rii-tan, muchas gracias! ¡A chii te amo más que a nadie!”

Raeven no dejó de besar a su hijo mientras continuaba hablando como bebé. Sin lugar a dudas, éste era el momento más feliz de su vida.

Podía olvidarse del estrés de su vida diaria y obtener un poco de paz.

Incluso si debo sacrificarme yo mismo, protegeré todo esto, Raeven prometió en su corazón.


Parte 2


Habían pasado dos meses desde la declaración de guerra del Imperio, y ahora era invierno.

En los pueblos de todo el Reino, la mayor cantidad de trabajo había cambiado del aire libre a lugares cerrados. Menos gente se aventuraba afuera ahora, y no muchas personas seguían trabajando. Esto era verdad incluso para los aventureros, que típicamente trabajaban todo el año.

Aunque había casos donde monstruos hambrientos aparecían de pronto en las aldeas y los pedidos de ayuda eran rápidamente hechos, en su mayor parte, había menos que hacer. Era más peligroso explorar las ruinas o fronteras desconocidas durante este periodo. Debido a eso, los aventureros tomaban esta estación como algo cercano a unas vacaciones, y enfocaban todas sus energías en su entrenamiento, entretenimiento o en sus negocios secundarios.

Dicho eso, la Ciudad Fortaleza de E-Rantel no era así. Estaba llena de energía y vida.

Esta conmoción, sin embargo, era algo diferente a la de las otras ciudades. La actividad aquí no tenía su origen en la usual energía de la vida en la ciudad.

El origen de esta energía venía del sector más exterior de la Triple Fortaleza.

Las incontables personas reunidas en ese lugar estaban pobremente vestidas, y probablemente eran campesinos. Pero sus números eran sorprendentes --- había alrededor de 250000 de ellos.

Por supuesto, no siempre había tantas personas en E-Rantel.

Era cierto que E-Rantel era el nexo del comercio y el tráfico entre tres reinos, con personas, dinero, bienes y otras cosas fluyendo libremente a través de ella. Debido a eso, era una ciudad grande.

Sin embargo, eso por sí mismo no era suficiente razón para que sólo uno de sus sectores estuviese repleto con 250000 personas.

En ese caso, ¿por qué había tanta gente aquí?

Los que podían explicarlo mejor eran un grupo de hombres jóvenes.

Portando lanzas sin filo ---en realidad parecía sólo palos--- mucho hombres jóvenes daban estocadas a muñecos hechos de madera y paja, vestidos con armaduras y escudos oxidados.

Éste era un entrenamiento de combate. Todos los que estaban reunidos hoy en este lugar ---los 250000 ciudadanos tomados del Reino--- habían sido reclutados para luchar contra el Imperio.

Ruidosos gritos de guerra se oían por todos lados. Por supuesto, no muchos de ellos eran hechos en serio. La mayoría estaban asustados de la batalla por venir, y entrenaban para distraerse de la molesta preocupación de que podrían no regresar a casa luego de esto.

Incluso así, no todos practicaban con seriedad.

Las guerras con el Imperio eran algo que ocurría anualmente. Como resultado, muchas personas no tenían la voluntad para luchar. Había aquellos que estaban recostados en lugares discretos junto a las escaleras de piedra, como marionetas cuyas cuerdas habían sido cortadas. Había aquellos que desahogaban su desesperación con los que tenían alrededor. Había aquellos que estaban sentados y abrasaban sus rodillas esperando por el fin.

Cuando los reclutas se hacían mayores, era más probable que hicieran esto.

No tenían espíritu de lucha y sólo querían regresar a casa.

Éste era el verdadero rostro del Ejército Real. Sin embargo, no había nada que se pudiera hacer. Para comenzar, ellos habían sido reunidos a la fuerza. Les habían dicho que tendrían que arriesgar sus vidas en una batalla sangrienta sin ninguna ganancia para ellos. Incluso si lograban regresar con vida, regresarían a una cosecha perdida, y sus vidas serian muy difíciles, como si tuviesen una soga al cuello estrangulándolos lentamente.

No era diferente de una ejecución prolongada.

Los vagones pasaron dejando a los soldados atrás. Estaban cargados de grandes cantidades de productos alimenticios.

Hablando lógicamente, sería difícil dar casa y alimentación al 3% de la población del Reino en una sola ciudad. Sin embargo, E-Rantel era la primera línea de las guerras contra el Imperio, y había sido diseñada para acomodar el poder militar del Reino.

Como resultado de los amplios preparativos hechos a la ciudad, ésta podía albergar a 250000 personas con facilidad. Sus almacenes eran enormes, y probablemente eran los edificios más grandes en la ciudad.

Los suministros dentro de esos almacenes eran transportados en un vehículo.

La desmotivada gente veía con miedo esos vagones. Era como si vieran la Muerte pasando acercándose lentamente a ellos.

Todos sabían qué era lo que pasaría luego.

Significaba que la guerra contra el Imperio iba a dar comienzo.

♦ ♦ ♦

El sector más interior de las tres paredes de E-Rantel.

Al centro de la ciudad se encontraba la mansión del alcalde de E-Rantel, Panasolei Gruze Dale Rettenmaier. Aunque era una casa lujosa digna de uno de los líderes de la ciudad, aún así palidecía a comparación del edificio a su lado.

Ese edificio era el más impresionante en la ciudad --- la villa VIP. Típicamente estaba cerrada, y sólo la familia real o aquellos cercanos a ellos tenían permitido usarla.

Y ahora, dentro de la villa, varios hombres se encontraban reunidos alrededor del Rey Ranpossa III y los Grandes Nobles.

Gazef estaba de pie en silencio al lado de Rey, quien estaba sentado en un trono sencillo.

Una gran mesa dominaba el centro del cuarto, rodeada de nobles, que se encontraban estudiando un gran mapa que habían desenrollado sobre ella. Alrededor del mapa se encontraban dispersos incontables documentos, pergaminos con listas de soldados, reportes de reconocimiento, registros de combate, reportes de apariciones de monstruos y demás. Aunque había sirvientes detrás cargando vasijas con agua, ahora quedaba poca.

Esto era prueba de la intensidad de los debates que tenían lugar en este lugar.

La verdad era que los rostros distinguidos y de buena cuna de los nobles, estaban empezando a mostrar rastros de fatiga. Cuando las fuerzas de uno se hacían más numerosas, habría más problemas de logística que resolver, y una mayor cantidad de decisiones debían tomarse. Y aunque los problemas de poca importancia podían ser delegados a los subordinados, ellos aún debían coordinar los asuntos de los nobles con sus facciones personalmente.

Como nobles con el orgullo en juego, ellos ni siquiera podían permitirse mostrar que el agotamiento los estaba afectando, lo que hacía más difícil sus trabajos.

Sin embargo, esto acababa de acabar.

El Marqués Raeven, que parecía ser el más exhausto de todos aquí, abrió la boca para hablar.

En realidad, se había hecho bastante común que fuera él el que tomara la iniciativa para dirigirse a los nobles. Tal vez se burlaran de él diciéndole ‘vampiro’, pero nadie dudaba de su inteligencia. Era claro que dejarle hablar, de una forma que comunicara ambas facciones, sería la manera más rápida de ponerse de acuerdo.

“Gracias a todos por su arduo trabajo. Al fin, hemos terminado los preparativos dentro del tiempo límite. De ahora en adelante comenzaremos a discutir la estrategia contra el Imperio para la guerra por venir.”

La mirada de Raeven recorrió a todos los presentes, y sostenía un pergamino para que lo vieran todos.

“Éste es un comunicado del Imperio que llegó hace varios días. Señala el lugar propuesto para el campo de batalla.”

Debido a que el campo de batalla sería literalmente cubierto de cadáveres, esas tierras serían malditas, y se convertirían en zonas donde aparecerían no-muertos. Por tanto, como especie, la humanidad designaba un lugar específico para sus guerras. Una vez que ambos bandos acordaban un lugar, ellos podían luchar como quisieran sin dañar los países ni del uno ni del otro.

Por supuesto, no todas la guerras eran luchadas así. O mejor dicho, era extraño que las guerras se pelearan de esa manera. Era sólo cuando luchaban el Reino y el Imperio que se daba una situación así, y en los últimos años, habían luchado en campos de batalla designados.

Incluso si tomaban nuevas tierras, traería más problemas de los que valía si comenzaban a aparecer no-muertos, y no tenía sentido defender unas tierras de invasores si terminaría maldita e inhabitable de todas formas. Ambos bandos compartían el mismo punto de vista, y por tanto existían esos acuerdos.

Por esa razón, un ligero alivio vino de algún lugar mientras Raeven anunciaba el comunicado. Los nobles debían de haber pensado que esta guerra sería igual que cualquier otra, dada la naturaleza familiar de la declaración.

“Entonces, el campo de batalla será---

“¿No se trata del mismo lugar de siempre, Marqués Raeven? ¿Dónde más podría ser?”

“Ciertamente. Es como dice el Marqués Bowlrob, el campo de batalla es el que todos conocemos. Las tierras malditas cubiertas de neblina, la región noroeste de las Planicies Kattze.”

“Ya que es el mismo lugar, ¿eso significa que el Imperio hará lo mismo de siempre?”

Aunque el Imperio había dicho que estaba ayudando al lanzador de magia Ainz Ooal Gown a reclamar su territorio por derecho, muchos de los nobles sentían que para ellos era simplemente un casus belli para declarar la guerra como siempre lo hacían.
(*Latín. Un acto o evento usado para justificar una guerra.)

SI fuese sólo eso, Gazef hubiese estado de acuerdo, pero Raeven agitó la cabeza.

“Desafortunadamente, Marqués Volumlash, ese no parece ser el caso. De acuerdo a mis fuentes, el Imperio ha movilizado un gran poder militar para este encuentro. Envié a mi equipo de antiguos aventureros de nivel orichalcum para investigar esto más a fondo, y aunque no están seguros de la cantidad exacta, a juzgar por las insignias y medallas de las unidades, el Imperio ha movilizado a seis legiones completas.”

“¡¿Seis legiones?!”

Rumores de desacuerdo se oyeron de todos los nobles reunidos.

El Imperio tenía ocho legiones, y hasta ahora sólo habían usado cuatro en cualquier ocasión. Pero esta vez habían traído una vez y media esa cantidad.

“¿Están… bromeando?”

La pregunta vino de un noble con una expresión de ansiedad en el rostro.

Seis legiones. 60000 hombres. El Reino tenía 250000 hombres, pero aunque tenían la ventaja numérica, lo contrario era cierto en cuanto a la calidad de las tropas.

“Tal vez tengamos que considerar que esto podría no terminar con una simple escaramuza.”

En el pasado, con los 40000 hombres del Imperio contra los 200000 del Reino, el Imperio atacaba, el Reino lo soportaba y entonces la guerra terminaba. El objetivo del Imperio era agotar lentamente al Reino y acabar con sus reservas de alimento, así que forzar al Reino a salir al campo de batalla lograría uno de sus objetivos.

Si ellos estuviesen planeando hacer lo mismo ahora, no habría necesidad de movilizar 60000 hombres. Eso significaba que había otro motivo para esto, pensó Raeven.

“Parecer ser que incrementar el reclutamiento fue la mejor decisión que pudimos tomar.”

Sin embargo, el incremento en los gastos de movilizar más soldados también era un dolor de cabeza.

En el pasado, las guerras habían sido luchadas durante la estación de cosecha de otoño. Esta guerra la lucharían en el invierno, y los gastos adicionales para cosas como leña, ropa abrigadora y demás comenzaban a incrementarse.

Esta guerra estaba financiada por la facción Real. Si el poder de la facción Real no se hubiese incrementado, hubiese sido difícil solicitar donaciones, y el propio poder del Rey se hubiese reducido drásticamente.

“De hecho así parece, Marqués Raeven. Ahora el Imperio ha movilizado a más tropas, bajo la causa falsa de ayudar a ese rey lanzador de magia. Ellos dirán que quedarían mal si no pusieran un gran espectáculo al ayudar a un aliado.”

“Creo que eso es muy probable. En realidad, dado que no hemos recibido comunicación de este Ainz Ooal Gown, sospecho que este incidente pudo haber sido planeado por el Imperio y que el tal Ainz Ooal Gown es sólo un espectador que fue arrastrado a esto. Tal vez ni siquiera está participando por voluntad propia.”

Para Gazef, sería una bendición si esa fuese la verdad. De esa forma no tendrían que hacer un enemigo de ese poderoso lanzador de magia. Sin embargo, eso sería ser demasiado optimista.

Gazef que hasta ahora había permanecido en silencio, abrió la boca.

“¿Podría hablar?”

“Concedido.”

Con el permiso del Rey, Gazef comenzó a desahogarse de las dudas que sentía.

“No estoy de acuerdo, del mismo modo que no lo estoy con ese documento de la Teocracia Slane. No creo que esta declaración de guerra sea una simple invención.”

La molestia era evidente en los rostros de los nobles.

E-Rantel y sus alrededores eran el punto de encuentro de tres naciones. Cada vez que el Reino y el Imperio iban a la guerra, la Teocracia hacía saber su opinión.

“Para comenzar,” decían, “E-Rantel y sus alrededores originalmente pertenecieron a la Teocracia. El Reino ha tomado control de este territorio ilegalmente y están obligados a regresarlo a sus dueños legítimos. Es profundamente lamentable que dicho territorio indebidamente apropiado se convierta en el objeto de una lucha de poder,” y cosas así.

Para los otros dos países, parecía como si la Teocracia podría intervenir en la guerra, pero hasta la hecha ellos nunca habían movilizado a sus tropas. Su disputa era sólo verbal.

Esta vez, sin embargo, el tono de su declaración oficial había cambiado.

“La Teocracia no tiene registros de su reinado, pero si Ainz Ooal Gown en realidad controló E-Rantel y sus alrededores en el pasado, la Teocracia reconocerá este hecho y su soberanía.”

Eso fue lo que dijo su comunicado.

Para los nobles del Reino, esa declaración no era más que un mal chiste, como si se tratase de un bufón de la corte saliendo de la nada diciendo algún disparate. Sin embargo habían aquellos que entendieron el significado verdadero detrás del documento.

La Teocracia Slane estaba diciendo, “No tenemos intención de oponernos a Ainz Ooal Gown” a nivel de nación.

Eso implicaba que la Teocracia Slane, la nación más fuerte en la región, no estaba dispuesta a hacer un enemigo de un solo lanzador de magia.

Pero eso era entendible, pensó Gazef.

“Él pudo fácilmente acabar con una de las Seis Escrituras… y aunque dijo que no los había matado, la Teocracia Slane sintió que hacer un enemigo de una persona con su nivel de poder era una mala idea. Si Ainz Ooal Gown hubiese sido arrastrado a esta guerra por el Imperio, entonces la Teocracia no hubiese cedido como lo ha hecho. ”

“Hmph. ¿Y qué si tienen un lanzador de magia más? ¿No somos nosotros los que tenemos 250000 hombres? ”

El Conde Lytton rió ante la cautela de Gazef, la burla evidente en su voz.

Gazef luchó contra el impulso de fruncir el ceño. Aunque entendía el sorprendente poder que poseía un gran lazador de magia, al mismo tiempo, podía entender a qué se refería Lytton.

Si él no supiera nada más, entonces hubiera pensado de la misma forma.

Por ejemplo, estaba el afamado lanzador de magia del Imperio, Fluder Paradyne. Su nombre era conocido en países lejanos. Se rumoreaba que era capaz de utilizar magia del 5to y 6to nivel, pero a decir verdad, nadie sabía que tan poderoso era en verdad.

Eso se debía a que él nunca había tomado parte en las guerras del Imperio, ni había usado su magia para hacer retroceder a los ejércitos del Reino.

Aunque la magia del 6to nivel era impresionante, exactamente cuan impresionante era algo que aún quedaba por verse.

Gazef se sentía como se sentía porque era alguien que había sobrevivido incontables batallas como el Capitán Guerrero del Reino.

Los nobles no eran lanzadores de magia, pero habían aprendido de su existencia como parte de su educación. Muchos de los nobles del Reino pensaban poco de Fluder, para ellos no era más que un alguien emblemático para la propaganda del Imperio. Y para los nobles que tenían poco contacto con los usuarios de magia como los aventureros las probabilidades de que pensaran eso eran incluso mayores.

El Conde Lytton era uno de ellos. Para él, los lanzadores de magia eran poco más que artistas callejeros. Por supuesto, los sacerdotes a los que acudía cuando estaba enfermo o herido eran otro asunto.

“… No creo que eso sea tan cierto. Puede ser bastante difícil lidiar con ellos si usan hechizos como ‘Vuelo’ y atacan con magia con efecto de área. Sería molesto incluso si sólo atacaran desde lejos. Por supuesto, los lanzadores de magia profesionales no harían algo que no les trajera beneficios. De todas formas, la alianza del Imperio con Ainz Ooal Gown es demasiado extraña. No llegarían tan lejos si él fuese un simple lanzador de magia, así que será mejor que estemos alertas.”

Esa fuertes palabras fueron dichas por Margrave Urovana, cuyo cabello blanco y arrugado rostro transmitían la dignidad severa de un anciano. Como el más viejo de los seis Grandes Nobles, él era un gran contraste con el joven Conde Lytton. Cada una de sus palabras y gestos hacían que el Conde Lytton asintiera con renuencia. Sin embargo, el que se oponía a él era el Marqués Bowlrob.

“¡Hmph! ¿Quién es este Ainz Ooal Gown? Como dijo Lytton, ¿qué puede hacer sólo un hombre? Si el vuela, entonces le disparemos flechas. Lo mismo si ataca desde lejos. ¿Qué puede hacer un solo lanzador de magia? ¡Esos cuentos sobre lanzadores de magia que podían cambiar el curso de una batalla por sí solos son nada más que eso, cuentos!

“… Le ruego me perdone, pero ¿no sería posible que algunas de esas historias de las que cantan los bardos pudieran ser ciertas?”

“Creo que el Capitán Guerrero-dono no conoce todos los hechos. Los bardos exageran los hechos para aumentar el interés. Luego de exagerar los hechos, las historias son demasiado alejadas de la realidad. Esto sólo empeora cuando los bardos circulan las historias recogidas de otros bardos, dado que las tradiciones orales son propensas a las distorsiones.”

“Sin embargo, si ellos pudiesen reunir un gran número de lanzadores de magia que pudieran usar ‘Bola de Fuego’---”

“Y exactamente ¿qué tan probable sería que reunieran a dichos lanzadores de magia, hm? Díganos, Oh Capitán Guerrero-dono.”

“Eso… creo que no sería muy probable.”

‘Bola de Fuego’ era un hechizo del tercer nivel. Sería imposible reunir una gran cantidad de lanzadores de magia que pudieran usar ese hechizo, incluso si uno tuviera las academias de magia del Imperio.

“Entonces, ¿no es esa la respuesta? La magia es una buena arma, pero sin importar que tan poderoso sea, ¡un solo hombre no puede cambiar el campo de batalla! Tú ---perdóname--- el Capitán Guerrero es el ejemplo perfecto. Aunque nadie puede igualarte en un duelo, ¡incluso tú no puedes matar varios miles de personas en una sola vez!”

Tenía razón. Gazef no podía encontrar nada con qué refutar el argumento del Marqués Bowlrob.

Esos cuentos que hablaban de la destrucción de decenas de miles de un solo golpe eran de dudosa confianza como mucho. Incluso esa abuela, una de los Trece Héroes, Rigrit Bers Carau, no podría lograr tal hazaña.

Sin embargo, la inquietud aún permanecía en Gazef.

¿Podría ser que él no había conocido a un sorprendente lanzador de magia, sino que simplemente no sabía lo suficiente pare ver la diferencia?

“… Entonces, ¿qué tal si fuera un dragón?”

“Marqués Volumlash… ese lanzador de magia es humano, ¿por qué mencionar siquiera a un dragón?”

“No, lo digo en el sentido de un hombre luchando contra una brigada…”

“En primer lugar, ¡no tiene sentido mencionar dragones cuando estamos discutiendo sobre humanos! No sé qué es lo que piensan todos ustedes, tan temerosos de un pequeño y miserable lanzador de magia---”

Le devolvió una mirada filosa a Gazef.

“Como nobles del Reino, deberían avergonzarse de ustedes mismos, ¡acobardados ante la visión de su sombra! Sin embargo, no es como si no entendiera la preocupación del Capitán Guerrero… entonces, consideremos que Ainz Ooal Gown sea una fuerza capaz de igualar a cinco mil hombres.”

“¡¿Ci- cinco mil?!”

Los ojos de Lytton se abrieron.

“No cree que es un poco exagerado, ¿otorgarle a un solo hombre el valor de cinco mil? Incluso si fuese la mitad de eso seguiría siendo demasiado.”

“Por mi parte, considero que el Capitán Guerrero-dono está al nivel de mil hombres, y dado que nuestro Capitán Guerrero-dono es tan cauto con ese individuo, deberíamos contarlo como ser capaz de cinco veces esa cantidad. Tengo fe en el juicio del Capitán Guerrero-dono sobre él.”

“Me honra.”

Aunque todavía dudaba que el poder de combate de Ainz Ooal Gown fuese igual a solamente cinco mil hombres, esa cantidad ya era lo suficientemente difícil de creer. Sería mejor darle las gracias y tratar de recuperar un poco de buena voluntad. Con eso en mente, Gazef agachó la cabeza.

Luego de esta encrucijada, el hasta ahora silencioso Príncipe Barbro abrió la boca.

“Si me pudieran conceder un poco de su tiempo... he estado pensando. ¿Por qué no reclutamos a esos aventureros dentro del ejército? Después de todo, ellos trabajan en el Reino, ¿por tanto no deben ser sujetos al reclutamiento también? ¿Por qué no se les permite unirse al ejército? No recuerdo ninguna ley en el Reino que prohíba eso.”

Los Grandes Nobles se miraron los unos a los otros. Como terratenientes, ellos entendían claramente el valor y el poder de los aventureros. Debido a eso, no aceptarían el razonamiento de Barbro.

Por su parte, Gazef sentía que la razón por la que Barbro tenía tales pensamientos era porque era miembro de la familia real. Si él tuviese un feudo que manejar, no pensaría de ese modo.

El Marqués Raeven tosió.

“Mi príncipe, ¿confío en que entiende que aparte de los que son medallas de cobre, cada aventurero es más fuerte que un soldado común?”

“Umu. Por supuesto. Es por ello que deberíamos reclutarlos. Una vez enlistados, ellos producirían excelentes resultados. ¡Serían capaces de derrotar a los Caballeros Imperiales con facilidad!”

“No estoy en desacuerdo con ese punto. Sin embargo, si hiciéramos eso, entonces nuestros enemigos ---el Imperio, por ejemplo--- también reclutaría aventureros para contrarrestar nuestro uso de ellos. En ese caso, en lugar de una batalla entre aventureros, se convertiría en una masacre sistemática de las tropas regulares por los aventureros. Las perdidas serían demasiado grandes, y muchos reclutas morirían. Éste es el porqué ambas partes no usan aventureros, para evitar tal carrera armamentista. Adicionalmente, el Gremio de Aventureros nunca lo permitiría.”

Los trabajadores tampoco eran usados por razones similares. Adicionalmente, estos eran usualmente más caros que los aventureros, y menos confiables.

“… ¿Es así?... aunque aún no me agrada mucho esa idea, puedo aceptarla. ¿Pero entonces qué sucede si una ciudad es atacada? Si ellos no se unieran a la defensa, ¿no sería eso traición, para un ciudadano del Reino?”

“Entiendo lo que está intentando decir. Sin embargo, ellos sienten que poseen discreción sobre si son o no considerados como ciudadanos del Reino. Además, ellos podrían estar viajando al extranjero todo el tiempo. Lo más importante es que mientras mejores sean, más perdería una nación si mueren en batalla. Podría llevar a una situación en la que un monstruo apareciera, pero en la que no habrían aventureros capaces de derrotarlo. Como tal, necesitamos manejarlos con cuidado. ”

“Marqués Raeven, ¿no mencionó antes que había reclutado a algunos aventureros retirados dentro de sus fuerzas? Algo sobre… ¿antiguos aventureros de nivel orichalcum? ¿Por qué eso sí es permitido?”

“Eso está bien. Una vez que se retiran, ellos ya no están atados por las reglas del Gremio de Aventureros y ya no son miembros. Es por ello que los contraté.”

“… Ya veo. Aunque, lo oigo, realmente no puedo entenderlo del todo.”

Una suave risa y sonidos de aprobación vinieron del contingente de los nobles.

“Aún así, eso solamente se aplica a aventureros hasta el nivel orichalcum. Los aventureros de nivel adamantita son un asunto completamente diferente. De los dos grupos de aventureros de nivel adamantita en el Reino…”

No había nadie entre los presentes que no supiera de las temerarias hazañas de Rosa Azul durante el disturbio demoniaco.

“Antes de que ellos fueran el centro de atención, había otro grupo de aventureros de nivel adamantita. Aunque ya todos se han retirado, no han sido contratados desde… ¿Cierto, Capitán Guerrero-dono? ”

“Es correcto. Hay cuatro de esas personas. Uno abrió una escuela para el manejo de la espada exclusiva para alumnos que él mismo escogió. Dos más emprendieron un viaje. La última era la abuela que permaneció algún tiempo en Rosa Azul antes de marcharse a algún lugar desconocido.”

Gazef contó los rostros familiares con los dedos mientras los recordaba.

Mientras él paseaba por la capital, fue arrastrado a una sala de entrenamiento por su futuro maestro, y fue sometido a un infernal régimen de entrenamiento y lecciones con la espada.

Debido a ese encuentro, Gazef, que debería haber sido solamente un mercenario terminó convirtiéndose en el campeón del Rey, pero incluso si ese era el caso---

(No, ahora que lo pienso, esos también fueron buenos recuerdos.)

“Ya veo. He oído que esta ciudad es la base del equipo de aventureros llamado ‘Oscuridad’. Si sólo pudiéramos contar con la ‘Princesa Hermosa’ Nabe para luchar contra Ainz Ooal Gown… aunque eso parece difícil.”

Aunque ésa era una buena idea en el fondo, el Gremio de Aventureros nunca lo permitiría.

Muchos de los nobles maldijeron enérgicamente al Gremio.

Por ejemplo, “¡no son más que campesinos!”

Por ejemplo, “¡¿quién creen que les paga?!”

Por ejemplo, “¡si son ciudadanos del Reino, deberían ayudarnos!”

Era natural que aquellos en el poder estuvieran molestos con la negación del Gremio de Aventureros de someterse a ese poder. Sin embargo, también era un hecho que ellos eran los únicos que podían encargarse de los monstruos.

Si el Gremio de Aventureros dejaba el Reino, ellos no tendrían forma de derrotar monstruos poderosos. Como resultado, el Reino seguramente sería destruido, y ni siquiera la presencia de Gazef podría cambiar eso.

Los monstruos poseían muchas habilidades diferentes, y derrotarlos requeriría un igualmente variado repertorio de ataques, defensas y métodos de curación. Debido a esto, los aventureros eran indispensables. El hecho de que el Imperio incorporaba lanzadores de magia y rangers en sus legiones era un asunto diferente.

“¡E-era de esperarse de su Alteza! ¡Pienso que es una idea magnífica!”

El que había hablado fue un barón proveniente de lugares desconocidos.

Era un señor menor entre los aquí presentes, lo que significaba que era vasallo de alguno de ellos.

“Como lanzadora de magia, ella debería tener algunas ideas sobre esta situación. Podría ser bueno oír lo que tenga que decir. Tal vez deberíamos enviar a un emisario, sólo por si acaso.”

La idea fue recibida con una pequeña cantidad de aprobación. Muchos de los que habían estado de acuerdo era nobles de bajo rango, y por la forma en la que elogiaban a Barbro, probablemente eran subordinados de la facción de los Nobles.

Las personas más perspicaces mostraron expresiones amargas, pero pareció que los otros no lo notaron.

“Entonces ve,” ordenó el Rey con voz cansada. “Momon-dono es un aventurero de nivel adamantita. ¡No debes ofenderlo bajo ninguna circunstancia!”

“¡Entendido! ¡Éste Cheneko cumplirá la orden real al pie de la letra!”

“Bien. Entonces, ten cuidado de no ofender a Momon-dono.”

El Rey le indicó que se retire nuevamente luego de repetir sus órdenes. El noble en cuestión dejó la sala.

Él no parecía haberse dado cuenta de que si algo salía mal, sería hecho a un lado sin ningún miramiento.

“Hah… nos hemos desviado bastante del tema original. Ahora, donde estábamos… ah. Entonces, sobre el poder de combate de Ainz Ooal Gown, no creo que nadie esté en desacuerdo sobre contarlo como cinco mil hombres.”

El Marqués Raeven miró a Gazef.

“No tengo problemas con esa estimación.”

Personalmente, Gazef sentía que el número estaba equivocado por lo menos por un orden de magnitud, pero podía entender que aquellos que no habían visto el poder de Ainz Ooal Gown de primera mano podrían encontrarlo difícil de creer.

“Ya veo. Entonces, como el Imperio ya se ha mostrado de acuerdo en el lugar del campo de batalla, confío en que podemos comenzar a movilizar nuestros ejércitos hacia las Planicies Kattse?

La vista del Marqués Raeven recorrió el cuarto, y uno a uno los nobles respondieron de manera afirmativa. Cuando llegó al Marqués Bowlrob al final, la respuesta del hombre fue alta y clara.

“Así será, Marqués Raeven. Mis tropas están listas para avanzar en cualquier momento. Entonces, su Majestad, ¿podría hacer una sugerencia? Concerniente a un asunto sobre el Príncipe…”

Sólo había un príncipe presente. Todos los ojos se centraron en Barbro.

“Parece ser que Ainz Ooal Gown apareció una vez para salvar un asentamiento llamado Pueblo de Carne. Si hubiese sido sólo altruismo, eso hubiera estado bien. Sin embargo, él podría haber tenido otro motivo estratégico en mente. Siento que sería lo mejor si movilizáramos algunas tropas e intentáramos interrogar a esos pobladores sobre los detalles. Me gustaría confiarle el liderazgo de esa unidad al Príncipe.”

“--- ¡Marqués!”

Barbro miró con molestia a Bowlrob.

“Silencio,” dijo el Rey. “Esa no es una mala idea. Hijo mío, te ordeno --- ir al Pueblo de Carne y obtener la información que puedas de los pobladores.”

Gazef hizo todo lo que pudo para no fruncir el ceño.

Si iban ahora al Pueblo de Carne, no sería probable que obtuvieran información útil sobre ese lanzador de magia. Además, dividir sus fuerzas era difícilmente una medida inteligente, incluso si se tratase de una fuerza comparativamente menor.

“… El Rey ordena y yo obedezco. Sin embargo, deseo expresar que esta situación no se dio por mi voluntad.”

Viendo que el Rey no tenía intenciones de retirar sus ordenes, Barbro agachó la cabeza, con una expresión de infelicidad en el rostro.

“Te dejaré a algunas de mis propias tropas de élite para que lo acompañen al pueblo. También enviaré una multitud de nobles para que hagan compañía al Príncipe. La fuerza total de su unidad será de cinco mil hombres.”

“Ya veo. Está en guardia contra las fuerzas especiales del Imperio. Era de esperarse del Marqués Bowlrob, en verdad es previsor.”

Gazef podía ver la lógica en las palabras de Raeven. Sin embargo, aún tenía dudas de que el ejército Imperial pudiera usar tales métodos deshonestos incluso luego de acordar el campo de batalla. Aunque era verdad que la guerra se basaba en el engaño, un ataque sorpresa como ése luego del acuerdo sólo haría que se deshonraran a sí mismos ante las naciones vecinas. El Imperio estaría disparando a su propio pie.

“Aunque no creo necesitar tantos soldados, ya que el Marqués ha propuesto la idea tan amablemente, no me queda más que aceptarlo.”

“Muchas gracias, su Alteza. Entonces, tengo una pregunta más.”

El Marqués Bowlrob hizo una pausa por un momento. En lugar de tomar aliento, la demora fue hecha con la intención de llamar la atención a lo que iba a decir.

“¿Quién será el comandante general para esta batalla? ¿Confío en que nadie objetará a que sea yo mismo?”

La atmósfera en el cuarto cambio completamente.

Ésta era una declaración indirecta. Había sido hecha como si fuese una pregunta, pero implícita en ella iban el peso y el poder de seleccionar a un hombre que tendría autoridad sobre todo el ejército.

Si les preguntasen quién era el mejor comandante entre el Rey Ranpossa III y el Marqués Bowlrob, muchos nobles apuntarían al último. Esto era especialmente cierto dado que las fuerzas del Marqués conformaban un quinto del ejército Real ---50000 hombres.

Adicionalmente, el Marqués Bowlrob también dirigía tropas de élite. Se había inspirado por el grupo de guerreros de Gazef, y había por tanto creado una unidad de guerreros profesionales.

Eran muy buenos guerreros. Aunque seguían siendo inferiores a la banda de guerreros bajo Gazef, ellos estaban al nivel de los caballeros del Imperio --- tal vez más que eso. Algo en particular eran sus números, que ascendían a alrededor de 5000. Si se enfrentaban contra la banda de guerreros de Gazef, los guerreros de élite de Bowlrob triunfarían por el simple peso de sus números.

Si el Rey no estuviese presente personalmente, la autoridad de mando indudablemente recaería en el Marqués Bowlrob. Pero ya que el Rey estaba aquí, lo natural sería que el Rey mismo fuera el comandante supremo, aunque los nobles probablemente no aceptarían eso.

La expresión de Gazef se endureció al mismo tiempo que el Marqués Bowlrob presionaba al Rey, pero el Marqués se mantuvo impasible incluso después de ver la expresión de Gazef. Para Bowlrob, Gazef no era más que un simple campesino que era hábil con la espada, y permitirle a alguien que no tenía la sangre de un noble estar presente aquí era casi intolerable.

“… Marqués Raeven.”

“¡Sí, Su Majestad!”

“Se lo encargo a usted. Conduzca con seguridad el ejercito a las Planicies Kattse. Una vez allí, también estará a cargo del campamento y del atrincheramiento.”

“Entendido.”

Raeven asintió en aceptación del decreto real. Aunque la posición que pretendía le había sido arrebatada, si se trataba de Raeven, Bowlrob no podía quejarse. Él sabía que el hombre era talentoso, y como resultado, criticarlo sería muy difícil. Más importante aún, Raeven tenía amplias conexiones, y muchos de los hombres de Bowlrob le debían favores. Si él tratara de criticar a Raeven frente a ellos, al contrario ellos sólo dudarían de él. Por tanto, Bowlrob no tenía otra opción más que sonreír y aguantarlo.

“Marqués Raeven, mis tropas estarán en sus manos. Por favor hágame saber si necesita cualquier cosa.”

 “Muchas gracias, Marqués Bowlrob. Estaré contando con usted en tal caso.”

Gazef estaba tan contento por la brillante decisión del Rey como si hubiese sido su propia idea.

“¿Hay algo más?”

El Rey esperó un momento, pero nadie respondió.

‘… Entonces comencemos los preparativos para movilizarnos. Partiremos mañana. Nos tomará dos días llegar al campo de batalla, así que no se descuiden con los preparativos. Entonces, pueden marcharse. Marqués Raeven, también puede hacerlo.’

“Entiendo Su Majestad.”

Los nobles dejaron el cuarto para comenzar con sus preparativos para la marcha, dejando sólo al Rey y a Gazef.

Ranpossa III giró lentamente la cabeza. El sonido de un crujido llegó a los oídos de Gazef. Él debía de haber estado muy rígido. Luego de estirarse, una expresión de alivio floreció en el rostro del Rey.

“Muchas gracias por su arduo trabajo, Su Majestad.”

“Ahhh, y en verdad fue arduo. Estoy cansado.”

Gazef le sonrió irónicamente a su Rey. “Cansancio” era un resumen de la esencia del manejo de la facción Real y de la de los Nobles. Sin embargo, aún había otras personas más fatigadas que Ranpossa III.

“Ya casi es hora---”

Justo cuando Ranpossa III estaba a punto de continuar, varios golpes vinieron de la puerta. Entonces ésta se abrió lentamente, y el invitado a la espera ingresó.

Era un hombre regordete como un cerdo que de otro modo era común y corriente. Su cabello eran tan escaso que casi era inexistente, y lo poco que le quedaba era blanco como la nieve.

Su cuerpo era redondo, su barriga era gorda, y su barbilla y papada eran flácidas.

Sin embargo, una luz de inteligencia brillaba dentro los ojos de este hombre que de otro modo no llamaría la atención.

“Bienvenido, Panasolei.”

“Su Majestad,” dijo el Alcalde de E-Rantel mientras hacía una reverencia a su señor. Luego, levantó la vista.

“A pasado mucho tiempo, Stronoff-dono.”

Panasolei era un noble, sin embargo era extremadamente cortés con Gazef, un plebeyo. Era precisamente porque era un hombre así lo que había hecho que terminara siendo asignado al cargo de alcalde.

“Cuidó de mi en ese entonces, Alcalde. Mis gracias por encargarse de curar a mis subordinados. Tenía prisa por entregar mi reporte a la capital, así que partí sin darle las gracias adecuadamente. Por favor acepte mis disculpas.”

“Ah, no, no, no le des importancia. Entiendo lo importante que fue que el Capitán Guerrero reportara sobre la emboscada. ¿Cómo podría ser tan inflexible como para sentir rencor contra ti por eso?”

Viendo que ambas partes estaban haciendo reverencias la una a la otra, el Rey rió de alegría.

“Panasolei, ¿no harás ese sonido jadeante con la nariz?”

“Su Majestad… No hay necesidad de hacerlo entre personas que no me tratan con condescendencia. ¿O tal vez Su Majestad y Stronoff-dono sienten que soy un bufón que se dedica a ese acto en particular?”

“Perdón, perdón, fue una broma. Por favor discúlpame, Panasolei.”

“Ah, no, su humilde sirviente ha sobrepasado sus límites. Soy yo el que debería rogar por su perdón, Su Majestad. Entonces… ¿comenzamos?”

“No…” El Rey dudó, y luego respondió, “No, hay una persona que no llega aún. Esperemos por él.”

“Bien. Entonces, ¿podríamos discutir el problema de los costos de alimentos en la ciudad? Luego de eso, haré un reporte sobre las proyecciones de nuestro poder nacional para el siguiente año. Basándome en los datos recolectados por el Marqués.”

“Umu. Mientras más pronto podamos hacer a un lado esos dolores de cabeza, mejor.”

Mientras Panasolei comenzaba a hablar, incluso Gazef, que no estaba acostumbrado a encargarse de asuntos internos de estado, terminó frunciendo el ceño.

Su reporte concernía el alarmante estado de los gastos presentes y futuros del país. La recolección de comida a lo largo de los territorios hacía que la escasez fuese incluso peor. De particular importancia estaba el hecho de que el país continuaría decayendo incluso luego de liberar a los ciudadanos de su reclutamiento.

Las predicciones de Panasolei eran optimistas, y aún así dejaban entrever una situación preocupante de la cosas.

Y sobre la reacción del Rey, su rostro era una máscara.

“¿Cómo terminaron las cosas así?”

“Si… si el Imperio continúa con sus ataques anuales, las probabilidades de una guerra civil serán bastante altas. Dado el estado de los impuesto actuales, mucha gente terminará muriendo de hambre, y si decidimos reducir los impuestos, no tendremos dinero suficiente para financiar nuestras políticas.”

Ranpossa III colocó ambas manos en su frente, cubriendo su rostro.

Éste era el resultado de responder a los años de alarde belicoso del Imperio. Para cuando se habían dado cuenta del objetivo del Imperio, ya era demasiado tarde --- el Reino ya se encontraba en decadencia.

“Su Majestad…”

“Qué… preocupante. Si lo hubiésemos sabido antes… si nos hubiésemos encargado de ello antes de que los nobles se hubiesen dividido completamente en dos facciones… qué insensatos.”

“Ciertamente no, Su Majestad. Pudo haberse dado que mientras nos encargábamos de la división en facciones, el Imperio se hubiese arriesgado a invadirnos y nos hubiese conquistado.”

Gazef estaba seguro de esto --- el Rey, Ranpossa III, había hecho un buen trabajo.

Las condiciones que habían llevado a esta situación eran el resultado de las malas decisiones del antiguo Rey. Era imposible que una generación pudiese borrar los pecados acumulados de todos sus antecesores.

“Sólo quiero dejarles un Reino decente a los que están por venir --- a mis hijos.”

Aunque el Rey habló lentamente, cada palabra era enlazada con un poderoso propósito.

“Entonces… ¿no es este un momento oportuno? Debido al disturbio ahora tengo muchos simpatizantes. ¿Deberíamos asestar un poderoso golpe al Imperio, sin importar el costo, para poder ganar unos cuantos años de paz para el Reino?”

Gazef podía ver una luz en los ojos del Rey. Esa luz le preocupaba. El tenía la obligación, él debería oponerse a esto, pero no pudo hacer ni un ruido.

Si el Rey hubiese hablado de avanzar sus propios deseos y ambiciones, tal vez él hubiese sido capaz de reprochárselo. Pero cuando se dio cuenta de que el Rey hablaba para garantizar la seguridad de su gente y de su país, las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta.

Como testigo de primera mano de la preocupación angustiosa del Rey sobre su país, el Capitán Guerrero no habló en contra de él.

“Aunque ciertamente es posible, confío en que también entiende que es un paso muy arriesgado. Si su acción reduce el poder de la nobleza, el país podría sumirse en el caos.”

El Rey frunció el ceño, y Gazef sintió un dolor en el corazón.

“Panasolei, como siempre, has dado en el clavo. Pero aunque uno podría morir durante una cirugía, también existe la posibilidad de poder seguir viviendo. Sin importar lo que hagamos, la enfermedad seguirá esparciéndose por el cuerpo y podría matarnos lentamente. En ese caso, ¿no deberíamos dar un paso al frente y aprovechar la oportunidad?”

“Mi Rey, las operaciones quirúrgicas no son confiables. Sería mejor buscar otra solución en su lugar.”

“Si hubiera otro tipo de solución mágica que pudiera salvar al Reino, todos aceptarían usarla. Pero el método barbárico de abrir el cuerpo para remover la porción enferma es la única cura para nuestro actual predicamento.”

El aterrador y rudimentario procedimiento, defendido por el Sabio Minotauro, era el único remedio para el Reino.

Un silencio sombrío dominó el cuarto, el cual había visto a un Rey forzado a tomar medidas extremas para salvar su país.

Entonces, justo cuando parecía que esta atmósfera opresiva iba a durar para siempre, un golpe se oyó en la puerta, como para quebrar la preocupación en el aire.

El hombre que ingresó sin esperar una respuesta era el Marqués Raeven.

“Caballeros. Me disculpo por la demora.”

El cuarto se llenó de alivio.

“Ah, justo el hombre que estábamos buscando. Marqués Raeven, puse un gran peso sobre sus hombros.”

Una mirada de confusión se pudo ver por un momento en el rostro de Raeven mientras era tomado por sorpresa, pero inmediatamente reaccionó reemplazándola con una expresión de cansancio.

“No, no se lo tome a pecho, Su Majestad. En verdad, confiarle el mando al Marqués Bowlrob hubiera sido en extremo insensato. Después de todo, lo único que él sabe es cómo ordenar ataques y retiradas.”

No era claro si la dura crítica de Raeven era en serio. Tal vez la había dicho para aligerar el ambiente cuando sintió el pesimismo en el cuarto.

“Adicionalmente, si Su Majestad fuese a asumir control directo del ejército, un paso en falso podría resultar en la facción de los Nobles retirándose en vísperas de la batalla. Como tal, no hay un comandante más adecuado para ese papel que yo mismo. Dicho eso, trabajar por tanto tiempo sin descanso me ha pasado factura. Deseo anunciar con antelación que luego de concluir esta guerra, me gustaría descansar en mis propias tierras por varios meses.”

Con eso, la expresión de Raeven de pronto se tornó severa.

“Me disculpo por mi brusquedad, pero no podemos perder el tiempo, así que comencemos esto rápidamente.”

Aunque su rostro seguía siendo tan frío como el de una serpiente, Gazef pudo sentir emociones humanas dentro de él, y también cualidades que él mismo podía admirar.

(Fui un tonto por no haber visto su verdadera naturaleza desde antes. ¿Soy realmente tan malo para juzgar a las personas?)

Con pesar en su corazón, Gazef recordó la reunión en los aposentos del Rey antes de que dejaran la capital. Había cinco personas presentes; el Rey Ranpossa III, el mismo Gazef, la Tercera Princesa Renner, el Segundo Príncipe Zanack y el Marqués Raeven. Al oír sobre estos dos últimos, Gazef sintió una conmoción que hubiese podido traer abajo el palacio. En particular, estaba ese hombre a quien Gazef despreciaba, el hombre que le recordaba a una serpiente y a un escorpión… una palabra como conmoción sería incapaz de expresar completamente la reacción que tuvo cuando comprendió que Raeven era el más diligente y leal de los nobles, trabajando sin descanso en beneficio del Rey.

“Parece que le causo problemas constantes, Marqués Raeven, y también mi hija.”

Ranpossa III agachó la cabeza ante Raeven, con una expresión sincera en el rostro.

“Su Majestad, por favor no haga eso. He actuado por mi cuenta sin consultar con usted; sólo lamento no haber pasado a la acción con mayor antelación.”

“Marqués Raeven, permítame disculparme también,” Gazef dijo esto mientras agachaba la cabeza. “Fui engañado por impresiones superficiales y albergaba pensamientos descorteces sobre usted sin entender sus verdaderas intenciones. Por favor perdone a este tonto.”

“Capitán Guerrero-dono, no hay necesidad de preocuparse por eso.”

“Incluso así, si no recibo un castigo por mi imprudencia, sobresaldrá como una espina en mi corazón.”

El rostro de Raeven parecía decir “¿en serio? y entonces agitó la cabeza. Luego de eso, dio sentencia sobre Gazef.”

“Lo entiendo… entonces de ahora en adelante, ya no me dirigiré a ti como Capitán Guerrero-dono, sino como Gazef-dono. Considéralo una muestra de mi respeto hacia ti.”

Era un castigo que ni siquiera podría considerarse como tal.

Un pensamiento --- que él tenía ojos, pero no podía ver --- comenzó  a crecer en su corazón, y Gazef respondió con gratitud.

“Muchas gracias, Marqués Raeven.”

Gazef-dono, no tiene importancia. Entonces, comencemos a discutir la dirección que tomará el Reino desde este día.


Parte 3


Gazef atravesó la puerta principal y llegó a los establos de la compañía en el anillo exterior de la ciudad. Exhaló profundamente, para aliviar la fatiga que nublaba su mente.

Estaba exhausto.

La reunión que acababa de atender hizo que fuera plenamente consciente que no era más que un plebeyo.

Mientras permanecía al lado del Rey y se movía entre la sociedad de los nobles, gradualmente había llegado a entender la forma en que pensaban.

Incluso así, frecuentemente encontraba respuestas y actitudes que sólo aquellos nacidos y criados en la nobleza podrían entender. Gazef no podía entender por qué pensaban de esa forma, especialmente el concepto de darle mayor valor al orgullo y a la nobleza por sobre beneficios concretos.

O no, incluso más inescrutable era la idea de darle prioridad al orgullo de uno sobre los ciudadanos de uno.

Gazef lentamente examinó sus alrededores.

Los soldados, gritando mientras corrían de un lado al otro… ellos eran las personas. Las personas del Reino, llegando desde pueblos de todo el país para luchar esta guerra. Aunque no se veían demasiado confiables como soldados, eso no se podía evitar; sus manos estaban hechas para sostener azadas y palas.

Proteger a estas personas debería de ser la tarea de los que gobernaban sobre ellos.

Si entregaban E-Rantel, ellos estarían haciéndole daño a la gente que vivía en la ciudad, justo como había dicho el Rey.

Sin embargo---

Gazef recordó la imagen de Ainz Ooal Gown, llevando su extraña máscara.

Él había regresado al Pueblo de Carne luego de que cayera el sol, sin rastros de haber tenido una dura batalla.

Cierto. Ambos habían derrotado fácilmente a los enemigos que habían diezmado absolutamente a Gazef y a sus tropas.

Era de esperarse de un ser superior que se llamaba a sí mismo el Rey Hechicero.

(En lugar de enfrentarlo directamente deberían --- no eso sólo provocaría que la gente sufriera.)

“¡Mierda!”

Gazef maldijo, incapaz de encontrar una respuesta. ¿Qué debería hacer? La confusión en el campo de batalla era un signo de que la muerte estaba próxima. Incluso el hombre al que llamaban el más fuerte de la región podía morir si no se concentraba.

Y encima de eso, su oponente era Ainz Ooal Gown.

Era verdad que él no había presenciado la batalla en la que el Pueblo de Carne había sido salvado. Y Ainz mismo no había dicho que había ganado, sólo que los había hecho huir.

Pero cualquiera podría decir que era una descarada mentira.

“Hablando de ello… ¿por qué había tenido que decir la mentira de que los había ahuyentado?”

Luego de que Ainz y Albedo se habían marchado, él fue a las planicies en donde habían luchado, pero no encontró signos de matanza. No pudo encontrar ni un solo cuerpo, pero enterrar docenas de cuerpos hubiera tomado demasiado tiempo. Sin los cuerpos ---sin evidencia física--- la declaración de que “habían escapado” ganaba credibilidad.

Sin embargo, eso era asumiendo que Ainz Ooal Gown no había usado magia. Quién sabe, tal vez existían hechizos que podían teletransportar los cuerpos lejos o destruirlos.

Adicionalmente, Gazef tenía una corazonada.

Aunque provenía enteramente de su instinto de guerrero, cuando vio a Ainz volver al pueblo sin haber sufrido daños, pudo oler el leve aroma de la muerte proveniente de él.

En lugar de decir “que los había hecho huir”, sería más preciso decir “que los había dejado vivir”.

Debido a eso, Gazef confiaba en sus instintos sobre lo que había dicho Ainz. No había base o evidencia para nada de esto. Los cuerpos de la Escritura de Luz Solar no se encontraban por ningún lado, pero ellos no estaban muertos.

“… No lo entiendo…”

El lanzador de magia, que sin sufrir ni un rasguño podía aniquilar a sus oponentes contra los que Gazef había perdido.

¿Qué tan poderoso era? Por lo menos, Gazef y su banda de guerreros no eran rivales para él.

Si un ser como ése aparecía en el campo de batalla y usaba magia, ¿qué pasaría?

Gazef observó una vez más a las personas, llenas de entusiasmo, miedo, desesperación y frustración.

Entre dos lanzadores de magia usando magia del mismo nivel, el lanzador de magia más fuerte naturalmente sería capaz de lanzar un hechizo más poderoso.

Entonces, ¿qué horrores resultarían si Ainz Ooal Gown lanzaba una ‘Bola de Fuego’?

Los padres que tenían que alimentar a sus hijos, los hijos que tenían que apoyar a sus padres enfermos, los jóvenes que estaban por casarse, todas estas personas que habían dejado a sus familias atrás para venir aquí. ¿Qué tan probable era que pudieran soportar un ataque como ése?

Sería imposible, ¿cierto?

Era imposible que alguien pudiera sobrevivir cuando un lanzador de magia como ése levantaba la mano para atacar

Serían incinerados por el fuego, congelados por el hielo, o electrocutados por los relámpagos. Eso era indiscutible.

Entonces, ¿y Gazef? ¿Podría soportarlo?

Él estaba seguro de que podría soportar un ataque sin morir.

Sin embargo, ese tipo de pensamiento podría ser demasiado ingenuo.

“Ahhh… ¿por qué las cosas terminaron así?”

Luchar contra Ainz Ooal Gown era un error.

Gazef sentía que Ainz Ooal Gown no era un monstruo, dado que había salvado al Pueblo de Carne. Sin embargo, al mismo tiempo, había sentido que no era buen samaritano ordinario. La impresión que tenía de Ainz era que no tendría piedad contra los que se oponían a él.

Lo que el Reino debía haber hecho era evitar un conflicto con él y tratarlo con cortesía. Luego de eso, él tal vez hubiese estado de acuerdo en seleccionar un lugar diferente.

Mientras Gazef miraba a las personas que lo rodeaban, con un pesado sentimiento en su corazón, pudo ver a un joven en armadura blanca por el rabillo del ojo. Junto a él se encontraba un espadachín que parecía flotar ligeramente sobre sus pies. Eran Climb y Brain.

Había una tercera persona detrás de ellos, y estaban discutiendo algo con entusiasmo.

¿Quién es? Siento que lo he visto antes… ¡ah! Es uno de los antiguos aventureros de nivel orichalcum bajo el mando del Marqués Raeven.”

Debido a que todos eran plebeyos, Gazef conocía al equipo de aventureros, dado que la gente depositaba sus esperanzas sobre ellos. De cierta forma, eran sus superiores, los que habían venido antes que él.

El paladín del Dios de Fuego, cuya profesión destacaba al luchar contra monstruos de alineamiento malvado, el Matador del Mal, Boris Axelson, de 41 años.

El sacerdote del Dios del Viento, un sacerdote guerrero que podía estar a la altura de cualquier guerrero en batalla, Yorlan Dixgort, de 46 años.

El guerrero que incorporaba espadas de baile en su estilo de cuatro espadas, Francen, de 39 años.

El escolar que se había convertido en mago y que había creado muchos ítems mágicos que llevaban su nombre, Lundquist, de 45 años.

Y finalmente, el ladrón conocido como ‘El No-Visto’, Lockmeyer, de 40 años.

Gazef los recordó mientras los contaba con los dedos. El que se encontraba charlando con Climb era el ladrón, Lockmeyer. Hablando de ello, él aparentemente había trabajado con Climb y Brain durante el disturbio demoniaco, ayudándoles a infiltrarse en el territorio enemigo para rescatar a las personas.

No parecían haberse percatado de Gazef, pero se sentía incorrecto interrumpirlos así como así.

Dicho eso, sería descortés no saludarlos por lo menos. Además, todos se dirigirían al campo de batalla dentro de poco. Aunque la posibilidad de que ellos combatieran era baja, dado que estarían protegiendo al Rey, uno nunca sabía lo que podría pasar.

---Podría ser la última vez que se veían.

Si fuese posible, quería tener una charla privada con ambos. Y como si el mundo estuviese concediéndole su deseo, Lockmeyer agitó la mano hacia ellos y se marchó.

Climb y Brain se quedaron, riéndose de algo.

Durante el disturbio demoniaco en la capital, los lazos entre ambos se habían hecho más fuertes. Ya sea como amigos o discípulos o compañeros, habían construido una relación mutualmente positiva y compleja.

Y era debido a esa relación que Brain era ahora camarada de Climb, un soldado bajo las órdenes de la Princesa Renner.

Gazef no pudo evitar lamentar el hecho de que había permitido que un guerrero que podía rivalizar con él le hubiese sido arrebatado.

Sin embargo, logró calmarse mientras los observaba a los dos.

Gazef sonrió mientras se acercaba a ambos.

(Hablando de ello, esa armadura realmente llama la atención. En la capital está bien, pero en el campo de batalla será muy fácil de reconocer. ¿Debería advertirle a Climb sobre ello?)

Había muchos soldados en el campo de batalla, pero Climb sobresaldría entre ellos porque ninguno llevaba armadura completa. Encima de eso, su armadura había sido pintada de color blanco. Los arqueros lo tomarían como blanco, y la caballería también. Aunque Climb era algo más fuerte que un caballero Imperial normal, había guerreros que eran más fuertes que él. Los Cuatro Caballeros del Imperio eran un ejemplo de ello.

(Si no me equivoco, la Princesa Renner le dio esa armadura… ella no debe estar muy familiarizada con el campo de batalla si ordenó pintarla de ese color.)

La Princesa tal vez era buena en cuanto a tácticas, pero parecería que no tenía idea de las realidades en el campo de batalla.

(Si Climb muere, ella se pondrá triste…)

Con magia, ellos podrían cambiar el color de la armadura temporalmente, y regresarla a la normalidad una vez que retornaran a la capital.

Se acercó a los dos desde atrás mientras pensaba esto. Brain giró el rostro, y su mano se dirigió a la empuñadura de su katana.

(Era de esperarse de Brain. Pudo sentirme a una distancia como ésta.)

Una armadura de metal hacia ruido cuando su portador estaba en movimiento.

No sería extraño que las personas reaccionaran ante un sonido de algo acercándose a ellos.

Sin embargo, había mucha gente en este lugar, todos preparándose para la batalla. Bajo estas bulliciosas circunstancias, mientras uno estaba concentrado en el camino que seguía, percatarse de otros sonidos sería muy difícil. Por supuesto, el asunto sería diferente para un ladrón debido a su entrenamiento especializado.

Brain abrió los ojos. Entonces, miró a Climb y sonrió, como si le hubiese hecho una broma.

Aunque Brain parecía estar pensando algo que no era, esto también estaba bien.

Sonriendo de la misma forma que Brain, Gazef se acercó, intentando no hacer ruido mientras avanzaba, lentamente acortando la distancia entre él mismo y Climb que aun no se daba cuenta. Aunque Gazef no había sido entrenado para moverse silenciosamente usando armadura, Climb todavía no se había percatado, y parecía estar discutiendo algo con Brain.

Su objetivo era lograr llegar al lugar directamente detrás de la espalda de Climb, y lo acababa de lograr.

Gazef golpeó suavemente con el borde de la mano, directamente sobre la cabeza desprotegida de Climb.

“¡Uwah!”

Climb se tropezó hacia atrás mientras chillaba de una manera totalmente poco varonil. Al mismo tiempo que sus ojos reconocían a Gazef, se abrieron por la sorpresa.

“¡Esto! ¿No es Strono?---”

“---Silencio.”

Luego de que Climb se tragara las palabras a medio decir, Gazef continuó.

“Silencio. Revelar mi verdadera identidad aquí podría causar problemas. Sólo llámame Gazef.”

Aunque él era el Capitán Guerrero, muchos pobladores de las áreas rurales del Reino no sabían cuál era su apariencia. Quién sabe, en su imaginación, el Capitán Guerrero tal vez media dos metros de altura, llevaba una espada gigante, e iba armado en una brillante armadura dorada de cuerpo completo.

Gazef no quería defraudar esas expectativas, y además, llamar la atención sería molesto.

“M-me disculpo por mi falta de---”

“No, no hiciste nada malo,” Gazef dijo mientras interrumpía la disculpa de Climb con una sonrisa irónica. Entonces, la sonrisa tomó un nuevo significado.

“Aunque, debo decir que necesitas estar más alerta. Después de todo, ciertamente no notaste que alguien en armadura se acercaba sigilosamente detrás de ti. De todas formas, no deberían haber enemigos por aquí.”

“¿Qué dices, Gazef? Estar relajado no es necesariamente algo malo. Estar demasiado tenso si lo es.”

“Entonces, Brain, ¿cómo me descubriste desde tan lejos?”

“¿No es obvio? Había una presencia extraña en el aire.”

Gazef pudo notar que Climb miraba a Brain y a él mismo con los ojos llenos de sorpresa.

“Climb, como el guardia personal de la Princesa Renner, debes ser capaz de percibir presencias de ese modo. Si se te escapa un asesino oculto, la persona a tu cargo saldrá herida.”

“Ah, entonces era eso. Me preguntaba qué era lo que intentabas. Ya veo. Climb-kun, si no estoy equivocado, usas un estilo inventado por ti mismo, ¿cierto? ¿Incluye sentir la presencia de otros?”

“Ah, no. Me centré en técnicas de combate. Mis disculpas.”

“No te estaba regañando. Sólo quería asegurarme. Para ser honesto, yo también era así en el pasado. Es fácil olvidar practicar habilidades sensoriales como esas cuando entrenas por ti mismo. Es un hábito peligroso. Después de todo, muchas veces no tendrás una pelea cara a cara contra un atacante al cual conozcas.”

El rostro de Gazef estaba un poco sonrojado. La expresión en su cara mientras miraba a Brain parecía decir, “No tenías que decirle eso aquí.”

En primer lugar, entrenar a jóvenes guerreros era también un deber del Capitán Guerrero. Él se sintió avergonzado de no haber podido lograr eso.

Debido a que Climb había nacido siendo un plebeyo igual que él, era importante que los nobles no los vieran tambalear mientras estaban al servicio de la familia real. Por ejemplo, si Gazef aplastaba a Climb durante un encuentro amistoso, los nobles correrían el rumor de que Climb no era digno de proteger a la Princesa. Por otro lado, si Gazef titubeaba en el encuentro contra Climb, ellos apuntarían sus rumores maliciosos sobre él.

Ésa era la razón por la que estaba avergonzado de sí mismo; por abandonar al joven espadachín para servir al Rey, y porque le llamaban buen hombre a pesar de que sus acciones no eran del todo sorprendentes.

(No, no debería sentirme avergonzado. Si tengo tiempo para hacer eso, debería---)

“---Ah, no importa. Lo dejaré ahí. Ya que fuiste tan amable de señalar el punto débil de Climb frente a mí, haré lo mejor que pueda para quitárselo a golpes.”

“Gracias, Gazef-sama.”

“… ¿Te importaría no ser tan formal? Tú sirves a la familia real al igual que yo--- eso te convierte en mi subordinado. Y aunque es así, no te he guiado de manera adecuada, y en lugar de eso le he dejado el trabajo a alguien más. No necesitas agradecérselo a alguien así.”

Mientras más se lo agradecía Climb, más culpable se sentía.

“¿No es ése un dolor de cabeza, ser alguien con un pie en la sociedad de los nobles? Las personas te arrastran de un lado al otro por cosas inútiles, y ni siquiera puedes hacer lo que quieres.”

“Ya que eres camarada de Climb, ¿el proteger a la Princesa Renner a su lado, no te hace una de esas personas también?”

“De ningún modo soy tan estirado como ellos. Ser o no un lacayo de esa princesa-dono… no. Discúlpame. No debería haber dicho eso. Ser guardia de la Princesa es sólo algo temporal. Una vez que me canse de ello, seguiré mi camino.”

Brain sonrió, su expresión era fresca y clara como el cielo de otoño. No había rastro de la ruina de ser humano empapado bajo la lluvia que Gazef había visto en la capital.

Sentía envidia de la gran libertad con la Brain podía vivir su vida.

“Ahora que lo pienso, ¿estará bien si habla con nosotros descuidadamente, Gazef-sama?”

“Bueno, en realidad estoy algo ocupado ahora. Sólo quise tomarme un descanso… díganme, ¿ustedes dos están libres?”

Brain y Climb se miraron el uno al otro como respuesta a la pregunta de Gazef.

“Libres… eh.”

“Sí, supongo. No tengo mucho que hacer, sólo preparar mi armadura.”

“Entonces, espero que ustedes… correcto,” Gazef dijo mientras miraba una de las torres de guardia en las murallas de la ciudad. “¿Quieren que vayamos allá?”

Nadie se reusó, y Gazef guió el camino.

Como Capitán Guerrero, ningún soldado lo detuvo. De esta forma, llegaron al lugar que Gazef tenía en mente, el lugar con la mejor vista de la ciudad.

Las paredes exteriores de E-Rantel eran el punto más elevado de la ciudad. Lo que era lo mismo que decir, que tenían el mejor escenario y que uno podía ver más a lo lejos desde ese lugar.

Y debido a que el aire cálido por los cuerpos debajo no alcanzaba este lugar, el frío y fresco aire llevado por el viendo de invierno refrescaba sus cuerpos.

“¡Qué gran vista!”

Climb exclamó con entusiasmo sincero mientras miraba hacia el sudeste.

“Esas son las Planicies de Kattse, ¿cierto?”

“Correcto. Están cubiertas de neblina todo el año, y los no-muertos deambulan por el lugar. En unos días, serán también nuestro campo de batalla.”

Luego de responder, Gazef tomó aliento profundamente y lo dejó escapar con fuerza. El aire fresco llenó su cuerpo, y esperaba que se llevara los sentimientos de ansiedad que tenía sobre Ainz Ooal Gown.

“Ésta es una vista magnífica. Valió la pena convertirme en subordinado de la Princesa por esto. ¿Es esto lo que los magos que pueden usar el hechizo de ‘Vuelo’ ven todo el tiempo? No es de sorprender que hayan tantos dementes entre ellos.”

“¿Crees que su perspectiva cambia luego de ver lo ancho del mundo?”

“Lo dudo. ¿Por qué no traes a unos cuantos nobles aquí y ves si funciona? Si no cambian de canción, los arrojaremos por un lado del muro. Será un éxito de cualquier manera.”

Gazef sonrió irónicamente ante la broma de Brain. Si las personas pudieran cambiar de esa manera, él los arrastraría encadenados hasta acá si fuera necesario.

Climb se veía como si no supiera cómo responder, lo que hizo que Gazef se sintiera mejor.

“Ah… Haber venido aquí con ustedes dos fue la decisión correcta. Ahora me siento aliviado.”

“Bueno, me alegro de oírlo. Entonces… ¿por qué nos trajiste aquí? ¿Estás seguro de que nadie nos espía? No me digas que reuniste a tres hombres fornidos en este lugar sólo para ver el paisaje. ¿O es que hay alguien a quien quieres ver muerto?”

La súbita oleada de agresión en Brain preocupó a Gazef.

“Bueno, supongo que no podré seguir protegiendo a la Princesa y será una pena que no podré seguir entrenando más a Climb… pero Gazef, te lo debo. Haré cualquier trabajo sucio que quieras con una sonrisa en el rostro.”

Brain no bromeaba. La mirada en sus ojos era sincera.

“No se trata de nada como eso, Brain. No quiero que hagas algo así.”

“… Tú sabes que mis manos no están exactamente limpias, ¿cierto?”

“Así es, no lo están. Brain, tu espada ha bebido sangre hasta saciarse. Sin embargo, también la mía.”

“En tu caso, fue la sangre de los enemigos del Reino, ¿cierto? Yo soy el resultado de mis propios deseos, y la sangre que he derramado no es de ningún modo como la tuya.”

“… ¿Estás intentando expiar tus pecados?”

“No, nada como eso. He hecho todo tipo de cosas para vencerte. He dedicado mi vida a ello. Pero incluso luego de descubrir que el objetivo por el cual había estado trabajando arduamente no era nada especial, no siento culpa por lo que he hecho. Pero porque fuiste amable conmigo, quiero regresarte el favor. Eso es todo lo que es ----no pienses mucho sobre ello.”

“Entonces, mi pedido es que no pienses en hacer tales cosas. Además, ¿qué quieres decir con ‘amable conmigo’? ¿Fue cuando nos encontramos en la capital?”

La respuesta de Brain fue una sonrisa amarga.

“No te preocupes sobre ello, sólo sentí que debía ayudar.”

“Mientras más me dices que no me preocupe, más termino preocupándome por ello…”

Enfrentado a esta negativa inamovible, Gazef decidió cambiar el tema.

“Ah, hablando de ello, saben que no tuve una razón en particular para traerlos aquí, ¿cierto?”

“¿Eh?”

Climb habló pero Brain simplemente levantó una ceja.

“… Sólo estaba pensado que sería bueno que los tres charláramos un poco mientras tuviéramos algún tiempo libre, y que éste era el único lugar donde podría tomarme el tiempo para hablar sin preocuparme de lo que los demás puedan pensar de mi. Si estuviéramos en la capital, podríamos tomaríamos un trago.”

“¿Qué, realmente es sólo eso? Pensé que tenías algunas órdenes secretas para mi…”

“No, nada como eso. Cómo podría decirlo…”

(Podríamos morir en cualquier momento en el campo de batalla, y ésta podría ser la última vez que nos veamos. Sin embargo, ¿cómo decir cosas tan poco auspiciosas?)

“Olvídenlo. Oh, es cierto, Climb, esa armadura es extraordinariamente distintiva. ¿No sería mejor pintarla de un color diferente? Así como está, podrías terminar siendo un blanco prioritario en el campo de batalla.”

“Lo siento, Stronoff-sama, me temo que no puedo hacer eso.”

La suave negativa de Climb fue dicha con una determinación férrea.

“Si llevo puesto esta armadura tan distintiva y logro la excelencia en el campo de batalla, eso traerá reconocimiento para la Princesa Renner. Además, muchos nobles saben que uso una armadura blanca. Si cambio su color porque temo morir, me convertiré en el hazmerreir para ellos, y eso se reflejará negativamente en la Princesa también. En lugar de eso, prefiero enfrentar mi destino valientemente en el campo de batalla, y servirle a ella tanto en la muerte como en la vida.”

Mientras miraba los ojos de Climb, Gazef se tragó las palabras que quería decir.

“La Princesa Renner no quiere que mueras.”

“No confundas el valor con la temeridad.”

“Soporta un poco de adversidades por ahora para un mejor futuro.”

Había preparado todas estas líneas de antemano, pero ninguna era lo suficiente persuasiva como para cambiar la decisión de Climb.

Era como decía Climb. Su armadura era como una bandera de la Princesa Renner. Sus acciones heroicas mejorarían la posición de la Princesa, y del mismo modo, sus acciones cobardes dañarían su reputación.

Climb había sido salvado por la Princesa Renner, y en su corazón existía la noción de: “mi vida le pertenece a la Princesa”. Gazef no tenía manera de cambiar ese tipo de convicción.

Era del mismo tipo de cosas que su lealtad por el Rey, y por tanto---

“Gustosamente daría mi vida por la Princesa Renner.”

Gazef no tenía idea de cómo responderle al joven que ya había tomado una decisión.

“Oi, oi, oi. ¿Por qué están diciendo eso como si fuesen a morir en cualquier momento? No te preocupes Gazef, cuidaré de Climb. No dejaré que haga nada estúpido. Sin importar en qué tipo de problema se meta, lo sacaré de él.”

“Si se tratara solamente de los Cuatro Caballeros, no hay duda de que ganarías, Brain. Sin embargo… contra ese hombre, Ainz Ooal Gown… me temo que incluso tú perderías la vida.”

“… ¿Tan fuerte es Ainz Ooal Gown? Ah, recuerdo que lo mencionaste antes en tu casa.”

Luego del disturbio demoniaco, Gazef y Brain habían discutido tomando vino los rumbos que habían tomado sus vidas luego del gran torneo. Fue así como había surgido el nombre de Ainz.

“Puedo decir con confianza que ningún caballero Imperial podría derrotarte. Los Cuatro Caballeros, tan fuertes como son, no serán rivales para ti. Incluso si el lanzador de magia más poderoso del Imperio, Fluder Paradyne, salé al campo de batalla, con algo de suerte probablemente podrías escapar. Pero contra Ainz Ooal Gown-dono… Brain, lo siento, pero tu vida acabaría allí.”

“Así de fuerte, eh. ¿Qué tan poderoso es, en verdad?”

 “… Todo lo que puedo decir, Brain, es que está más allá de tu imaginación. Luego puedes tomar cualquier cosa que hayas imaginando después de eso y multiplicarlo unas cuantas veces.”

“Bueno, si es así de fuerte… me pregunto si podría enfrentarse a Sebas-sama.”

“¿Sebas? ¿Es ése el hombre mayor del que Climb hablaba? Aunque ese caballero mayor parece ser sorprendentemente poderoso, aún así siento que Gown-dono sería más fuerte que él.”

“Personalmente encuentro eso difícil de creer. Honestamente no puedo imaginar a nadie más fuerte que Sebas-sama… pero aún más importante, ¿por qué te diriges al enemigo con tal respeto?”

“Es un enemigo digno. Aunque, decir eso podría causarle problemas al Rey, dada la persona de la que hablo.”

Brain se encogió de hombros.

“Has hecho mucho por nosotros, Capitán Guerrero-sama. Climb-kun, has hecho tu parte por el Reino. En cuanto a mí, todo me da lo mismo. Esa Princesa cabeza hueca realmente es demasiado bondadosa para su propio bien.”

Palabras como esas iban bien con Brain. Sin embargo, su actitud hacia la familia real no podía pasarse por alto así como así.

Aunque el Gazef Stronoff que era un leal vasallo del Rey podría haber fruncido el ceño con molestia, el Gazef Stronoff que era un guerrero sólo podía reír ante la audacia del hombre.

Si alguien más estuviese viéndolos, él hubiese tenido que regañar a Brain, pero en ese momento, sólo los tres estaban presentes en el lugar. Eso significaba que él no necesitaba ser nada más que su yo guerrero.

“Aunque es verdad que la Princesa Renner es demasiado libr… bueno, suficiente de eso. Lo entenderé si Climb no desea pintar su armadura de otro color. Entonces, por favor cuídense.”

“Estoy extremadamente agradecido por la preocupación que muestran todos hacia mí. Sin embargo, la Princesa Renner me dijo antes que debía trabajar duro para estar a la altura de esta armadura. Así que, aunque lo siento mucho, no puedo cumplir sus deseos, no cambiaré de parecer.”
 
“¿Es así? Entonces supongo que eso es todo.”

El viento frío sopló entre los tres. El cielo era casi de un tono translúcido de azul. De ningún modo se sentía como si una guerra estuviese a punto de comenzar. Contra el panorama, Gazef vio a Climb, con una a expresión de seriedad en el rostro. Mientras pensaba en no dejar morir a muchas personas, su corazón se llenó de alegría y tristeza.

Como si quisiera limpiarse esos sentimientos, Gazef decidió cambiar el tema.

“Hablando de ello, ¿de qué hablaban ambos hace poco?”

Brain y Climb se miraron el uno al otro, y luego Brain habló por ambos.

“Bueno, sabes que no somos como tú, nosotros somos libres, hasta cierto punto. Como sea, fui yo quien comenzó todo. Climb solamente estaba siguiéndome. Aunque había una persona más, Lockmeyer, le había pedido que nos sirviera de guía. Y planeábamos buscar al mesías de la capital, a ese aventurero de nivel adamantita. Oímos que vivía en esta ciudad, así que decidimos hacerle una visita.”

“Oh, Momon-dono, ¿estoy en lo correcto?”

“Cierto, cierto, es él. Lo vi de pasada en la capital. Oí que le llamaban el guerrero más poderoso que ha existido---”

La actitud de Brain cambió en este punto. Estaba más serio ahora.

“--- Entonces, quería discutir algo con él.”

“¿Discutir?”

Gazef repitió la palabra como si fuera un loro aprendiendo a hablar. La expresión de Brain era difícil de leer.

“Sobre ese vampiro. Shalltear Bloodfallen.”

Shalltear Bloodfallen.

El poderoso vampiro, que había destrozado el espíritu de Brain Unglaus, el rival de Gazef.

Ella era un monstruo al cual la humanidad no podría derrotar, y había aparecido en la capital.

Brain pensaba que ella tal vez tuviera algo que ver con Jaldabaoth, pero---

“… ¿Sabías que había otro vampiro aquí?, Henyupenyuko, ¿Que fue derrotado por un ítem mágico exótico usado por Momon-dono? Aparentemente, una parte del bosque fue destruida por una gran explosión, y cuando Momon-dono regresó, su armadura estaba cubierta de signos de una gran batalla.”

Gazef había oído eso del Alcalde.

“Ah, sí, he oí eso también. Es por ello que quería hablar con él. Para comenzar, en mi opinión, Shalltear Bloodfallen es un ser al que ni siquiera los aventureros de nivel adamantita podrían derrotar. Y no es que sospeche de él ni nada, pero quería preguntarle si le dio un golpe mortal. Y también estaba interesado en Henyupenyuko.”

“¿Quieres decir, que podrían haber otros vampiros similares?”

“Así es, Climb-kun. Por lo que logré averiguar, Momon estaba persiguiendo a dos vampiros. Quería confirmar si se trataban de Henyupenyuko y Shalltear.”

“¿Y luego qué pasó?”

“Bueno, sobre eso…”

Brain se encogió de hombros.

“Desafortunadamente, no lo encontramos. Está fuera de la ciudad debido a un pedido. No tengo idea de cuándo regresará.”

“Bueno, es una lástima. Yo tampoco tuve suerte. No tuve la oportunidad de hablar con Momon-dono. Si tuviera algo de tiempo, me gustaría hablar con él, por lo menos para, agradecerle por salvar la capital.”

“¿Es así? Entonces… luego de terminar esta guerra, ¿Por qué no vamos juntos? Si tenemos suerte seremos capaces de verlo. Climb-kun, ¿quieres venir con nosotros?”

“¡Me encantaría!”

“Excelente. Bueno, parece ser que tenemos algo por lo que esperar luego de que esta guerra acabe. Un guerrero de nivel adamantita. Creo que seremos capaces de aprender mucho.”

“En efecto. Definitivamente aprenderemos algo. Contra qué tipo de enemigos se habrá enfrentado… ¡estoy deseando escuchar sobre sus hazañas de valor!”

Bueno, esto es inesperado. Gazef, ¿te gustan ese tipo de cosas?

“Ah, sí. Después de todo, soy un guerrero; es natural que esté interesado… Así que es mejor que regresen a salvo, ¿está bien?”

Gazef volvió la vista hacia las Planicies Kattse.

“Hay una taberna en la capital que sirve comida excelente. Una vez que acabe la guerra, iremos a celebrar. El dinero que he ahorrado es para ocasiones como esas.”

“Esperemos que podamos celebrar la victoria.”

Brain caminó al lado de Gazef, y miró en la misma dirección que él.

“Entonces, sobre eso… ¿podría ir también?”

“Climb-kun, ¿puedes beber?”

Aunque las leyes del Reino no establecían una edad legal para beber, nadie le vendería alcohol a un chico de quince años.

“No, no lo he hecho, así que no estoy seguro.”

“¿Es así? Bueno, entonces deberías beber un poco y ver que tal. Podría llagar un momento en el que necesites beber con otros, como ahora.”

“En efecto. Sería bueno intentar beber por primera vez antes de eso.”

“¡Lo entiendo! Entonces, espero que me dejen acompañarlos.”

“¡Bien! Entonces, los tres regresaremos a salvo. ¡No pierdan la vida sin una buena razón!”

Brain y Climb asintieron en respuesta a las palabras de Gazef.


Parte 4


Una gran extensión de tierra carmesí. Una tierra estéril, sin rastro de vegetación. Un lugar sangriento de muerte.

Las Planicies Kattse --- un lugar en donde deambulaban no-muertos y otros monstruos, temido como un lugar hostil a la vida.

Lo más peligroso era la delgada neblina que sin importar la hora del día envolvía a sus monstruos. Esta niebla poseía leves rastros de las energías que generaban reacciones no-muertas.

Por sí misma, la neblina no le hacía nada a las criaturas vivas. No absorbía energía vital, ni era dañina.  Sin embargo, debido a que la neblina era registrada por los hechizos como una criatura no-muerta, provocaba reacciones de falso positivo que frustraban los intentos de detectar a otros seres no-muertos, y como resultado muchos aventureros habían sido emboscados por no-muertos mientras se encontraban dentro.

Sin embargo, en este momento no había neblina. La visibilidad era excelente y uno podía ver a lo lejos. Era como si la tierra les estuviera dando la bienvenida hacia sí misma a los combatientes de la inminente guerra como futuros no-muertos.

Los no-muertos se habían dispersado con la niebla, y no se podían ver por ningún lado. No había criaturas vivas tampoco, y un silencio de muerte reinaba sobre las planicies.

Torres derrumbadas, construidas hace cientos de años, salían de la tierra como lápidas desperdigadas. Por supuesto, ninguna estaba intacta.

Las torres eran originalmente de un alto de seis pisos, pero todo por encima del tercer piso había colapsado, y los escombros estaban esparcidos por todos lados. Menos de la mitad de las gruesas paredes se mantenían en pie. La causa de esto no era debido a la erosión de la intemperie sino más bien a las luchas entre monstruos.

Escenas como ésta existían lado a lado con las ordinarias planicies cubiertas de hierba, separadas sólo por una línea invisible. Éste era el porqué llamaban tierras malditas a las Planicies Kattse.

El sol iluminó las tierras que no habían visto su luz por casi un año. Como si estuviera mirando desde arriba a estos dominios profanos, una inmensa estructura se asomaba al otro lado de las tierras --- desde el mundo de los vivos.

Estaba construida con grandes troncos que no se podían encontrar por ningún sitio en la planicie alrededor de ella, con paredes resistentes que parecían negarle el paso a todo cerca a ellas. Estaba rodeada de zanjas poco profundas que sin embargo habían sido cuidadosamente excavadas y llenadas con filosas estacas. Esto para protegerse de no-muertos sin inteligencia.

Al otro lado de las zanjas ondeaban incontables banderas. De éstas, las más numerosas eran las banderas del Imperio --- llevando la insignia del Imperio Baharuth.

Era lo más natural. Después de todo, esta construcción, este fuerte, era la base de guarnición del Ejército Imperial en las Planicies Kattse.

El Imperio había movilizado a 60000 caballeros para esta operación. La guarnición podía darles alojamiento a todos ellos, lo que decía mucho del tamaño de la base. Y este formidable fuerte, tan poderoso como una fortaleza, estaba construido sobre un terreo fácilmente defendible.

Había sido construido sobre una colina. Esta colina no era nativa de las Planicies Kattse, sino que había sido construida usando magia.

Incluso el Imperio Baharuth, que empleaba lanzadores de magia como parte de sus defensas nacionales, no podía completar algo así en poco tiempo. Esta estructura había sido construida a lo largo de un periodo de muchos años.

Originalmente, este lugar estaba pensado para ser el punto de inicio de las invasiones contra E-Rantel. Que era lo mismo que decir, que este inmenso fuerte había sido construido con la intención de soportar un extenso sitio por parte de los cientos de miles de soldados del Reino.

El Reino no había respondido a la creación del fuerte, simplemente porque no tenían la mano de obra o los recursos para atacarlo.

Aunque ellos se unirían en el caso de una invasión del Imperio, cuando era su turno de lanzar una invasión, habían muchos problemas que considerar --- que cada facción tenía sus propias cosas de las que preocuparse además de la invasión, que no podrían obtener tierras útiles, que quienquiera que lo hiciera tendría que pagar la invasión de su propio bolsillo y demás.

Al final, ninguno de los nobles se molestaría a menos que el fuerte se encontrara ubicado en su línea de fuego.

Tres grifos volaron por los cielos sobre el enorme fuerte. Comenzaron con una amplia órbita aérea, seguida de un lento descenso. Cualquier caballero sabría que ésta era la forma en que una unidad de la ‘Guardia Aérea Imperial’ --- tropas bajo el mando directo del Emperador --- saludaba en pleno vuelo, lo que quería decir que su saludo ceremonial era para comunicar que los emisarios del Imperio habían llegado.

En la superficie, habían alrededor de diez caballeros montados en una formación circular, cada uno con la bandera Imperial en alto. Éste era el saludo desde tierra --- la ceremonia para dar la bienvenida a un agente Imperial. Los grifos aterrizaron al centro del círculo, y la precisión del aterrizaje daba fe de las habilidades de los jinetes, los tres pasaron la prueba con honores, demostrando la excelencia de sus habilidades.

Luego de aterrizar, los emisarios Imperiales, se mostraron. Aunque los caballeros alrededor tenían la tarea de mantener la seriedad durante estas ceremonias de bienvenida, la sorpresa que sintieron ante la rareza de los emisarios fue a tal punto que las banderas que sostenían  temblaron.

La razón de su temblor era debido al hombre que estaba vestido de una manera completamente diferente a las dos personas que lo acompañaban.

Una vez que se quitó el caso y reveló sus apuestas facciones, todos supieron inmediatamente quién era.

Su cabello rubio había sido despeinado ligeramente por el viento, y sus ojos  eran tan azules como el mar. Su boca, que daba la impresión de una voluntad férrea, estaba apretada con fuerza. Era la imagen de un caballero perfecto.

 No había nadie que no supiera quién era este caballero.

Más importante aún, no había nadie que no supiera sobre la armadura que llevaba. Estaba hecha del metal precioso adamantita, y encantada en una armadura mágica de cuerpo completo. Sólo había un puñado de armaduras como ésta en el Imperio.

El portador de la armadura era uno de los caballeros de más alto rango en el Imperio.

Uno de los Cuatro Caballeros del Imperio, “Vendaval” Nimble Ark dale Anock.

Con una gallarda voz que estaba a la par de la imagen que proyectaba, Nimble se dirigió a uno de los caballeros.

“Busco a su comandante, al General Kabein de la Segunda Legión. ¿Sabes dónde está?”

“¡Ser! ¡En este momento el General Kabein se encuentra en una reunión para planear la ofensiva contra el Reino! ¡Le asignaré una escolta a Anock-sama para que lo lleve al pretorio del General!”

“Ya veo. Entonces… ¿ también ha llegado el Rey Hechicero Gown-dono?”

“¡Ser! ¡No ser! El Rey Hechicero-dono no ha sido visto por aquí.”

“Entendido.”

Ya que se lo habían comunicado y había llegado más rápido que él, Nimble suspiró aliviado.

“Entonces, ¿podría pedirte que me muestres el camino? Hay un asunto que debo confiarle al General.”

Nimble cerró la mano sobre algo oculto en su bolsillo.

♦ ♦ ♦

Nimble fue llevado a una lujosa tienda de campaña, donde esperó por casi una hora, en compañía de numerosos guardias, hasta que el dueño de la tienda regresó.

Era un hombre de mediana edad cuyo cabello era totalmente blanco, con un aire amable alrededor de él.

Aunque estaba vestido en armadura como si fuese un caballero, la impresión que daba era completamente diferente a ellos. Uno podría decir que se veía como un noble, en lugar de cómo un soldado.

“Bienvenido, Nimble.”

La sonrisa en su rostro le hacía verse aún más como un noble que como un caballero. Su voz era amable, demasiado fuera de lugar con un lugar sombrío como un campo de batalla.

Nimble respondió como dictaba el protocolo.

Natel Inyem dale Kabein.

Era un noble que había perdido la oportunidad de ascender en la nobleza, pero había sido reconocido por sus talentos por el anterior Emperador, y colocado al mando de la Segunda Legión. Aunque como persona no poseía valor marcial, era famoso por su habilidad de mando, con rumores que decían que nunca había perdido una batalla. Con él al mando, la Segunda Legión disfrutaba de una moral muy alta.

Los caballeros que acompañaban a Kabein no podían ocultar el respeto que sentían por él.

“No sé cómo comenzar a agradecerle al general-dono, que vino hasta aquí para verme incluso aún siendo el comandante supremo de esta expedición.”

El Ejército Imperial estaba dividido en ocho legiones, y los oficiales al mando de cada legión recibían el título de “general”. El general de la Primera Legión era conocido como Mariscal de Campo, y era el comandante a cargo de todo el Ejército Imperial.

Si la Primera Legión --- si el Mariscal de Campo no estaba presente, el general de la siguiente legión asumiría la posición de oficial al mando. Lo que quería decir que, el General Kabein de la Segunda Legión estaba al mando del todo el Ejército Imperial.

“No, no, Nimble. Evitemos las formalidades. Estas aquí por ordenes de su Majestad, ¿correcto? No estás bajo mi mando. Debes hablarme como a un igual.”

Incluso si él decía eso, Nimble sonrió amargamente.

El Ejército Imperial era leal en primer lugar al Emperador, y luego a los generales.

Los Cuatro Caballeros del Imperio, sus guerreros más fuertes, siempre llevaban a cabo los deseos del Emperador. En términos de autoridad, serían considerados iguales a un general. Sin embargo, en términos de edad, experiencia y prestigio, ninguno de ellos era igual a Kabein. Ante la mirada de un invitado extranjero ellos dos difícilmente serían iguales.

Kabein sonrió, como si estuviera disfrutando la inquietud en el rostro de Nimble.

“Me fastidia un poco que uno de los Cuatro Caballeros, los guerreros más poderosos del Imperio, se encuentre tan rígido y formal al lado de un viejo como yo. ¿Qué tal si dejamos de lado los honoríficos?”

“Entendido, General Kabein.”

El General Kabein asintió, como para indicar que estaba de acuerdo.

“Aunque, escogiste un buen momento para venir. La neblina se ha dispersado, como para darte la bienvenida.”

“General Kabein, pienso que la bienvenida no es para mí, sino para la tragedia que está a punto de suceder. Tiemblo al imagina lo que pasará.”

“Una tragedia, hm… Bueno, entonces, Nimble. ¿Puedes decirme cual es el objetivo de esta guerra? Hasta ahora, nuestro objetivo estratégico era el de agotar al Reino, pero esta vez, es diferente. Nuestro objetivo actual es tomar E-Rantel por medios diplomáticos, y para ello tenemos que derrotar completamente al Reino en batalla.”

La mirada de Kabein se endureció al decir esto.

“… Nos enfrentamos al más grande ejército que el Reino ha sido capaz de reunir en toda la historia. Aunque nuestros caballeros son más que suficientes para cualquiera de los conscriptos que el Reino pueda desplegar, dichos conscriptos serán desplegados en números abrumadores. Una batalla a campo abierto resultará en muchas bajas. Y todo esto con el propósito de obtener E-Rantel, que inmediatamente luego le entregaremos a ese tal Rey Hechicero. ¿Qué está planeando su Majestad Imperial?”

“Antes de responder la pregunta, espero que puedas pedir que nos dejen solos.”

El viejo general abrió la boca como para hablar, y luego asintió con la cabeza en lugar de eso.

“Todos ustedes pueden retirarse.”

Los vasallos de Kabein hicieron una reverencia mientras se retiraban.

“Gracias por tu cooperación.”

“Perder el tiempo sería insensato. Ahora, ¿podrías decirme el porqué?”

“Sí. Fui enviado originalmente a informarle al Mariscal de Campo del objetivo de esta guerra.”

Nimble se movió en su sitio.

“El objetivo de esta guerra es construir buenas relaciones con el Rey Hechicero, Ainz Ooal Gown. Como tal, obtendremos E-Rantel a cualquier costo en vidas, y luego se la entregaremos, sin ningún costo a Ainz Ooal Gown, con el objetivo de fortalecer los lazos de ambas partes.”

“Entonces desangraremos a los caballeros que protegen nuestro Imperio, haciendo peligrar al mismo, y adicionalmente le entregaremos E-Rantel. ¿El Rey Hechicero realmente lo vale?”

“Sí.”

Kabein juntó las manos sobre su corazón y cerró los ojos. Luego respondió.

“Entiendo. Si éste es el deseo de su Majestad Imperial, entonces lo llevaré a cabo.”

“Tienes mi más sincera gratitud.”

“No hay necesidad de gratitudes… aunque el caso del Rey Hechicero sea un asunto diferente.”

“Sobre eso, tengo un pedido,” dijo Nimble.

Éste era su principal propósito al venir aquí.

“Pediremos al Rey Hechicero que lance un hechizo para comenzar el ataque. Te pido que retrases el ataque de los caballeros hasta después de ese hechizo.”

“¿Y qué significa eso? ¿No se supone que somos nosotros los que debemos comprar la simpatía del Rey Hechicero con nuestra sangre?”

“En efecto, ésa es la idea. Sin embargo, también pretendemos investigar el poder del Rey Hechicero. Como tal, haremos que use el hechizo más poderoso del que sea capaz. Su Majestad Imperial ha pedido esto para poder ver de qué tipo de magia se trata.”

“… Entonces, el Rey Hechicero… ¿es un enemigo?”

“Parece ser que lo entiendes. El Rey Hechicero ---Ainz Ooal Gown--- es enemigo del Imperio.”

“Si ése es el caso, entonces, haré que los caballeros se lancen a luchar a través de la brecha creada por el hechizo del Rey Hechicero para agrandarla. Pero ¿qué tipo de magia será? ¡Espero que no sea una simple ‘Bola de Fuego’!”

“Es como dices. Debemos averiguar de qué es capaz. Sin embargo, probablemente podemos asumir que será más poderoso que la magia de ataque de Paradyne-sama.”

Los ojos de Kabein se hicieron más grandes, pero fue sólo por un momento.

“Ya veo, ya veo. Aunque encuentro difícil de creer que alguien pueda ser más fuerte que ese poderoso hechicero, pero si realmente posee ese tipo de poder, puedo ver porqué su Majestad querría construir buenas relaciones con él.”

Nimble permaneció en silencio.

“Matar a cientos de una sola vez sería un golpe poderoso. Será una buena oportunidad para un ataque de penetración. Con ese tipo de poder de nuestro lado, tendremos menos bajas.”

Si sólo fuese eso, pensó Nimble.

Luego de hablar con sus colegas de los Cuatro Caballeros. “Explosión Severa” y “Relámpago”, él se había dado cuenta que los poderes de Ainz sobrepasaban la imaginación de los mortales. Tal vez sería capaz de usar un hechizo que mate a miles, tal vez decenas de miles si estaban densamente concentrados. Aunque lo que oyó sonaba sospechoso, si ambos tenían la misma opinión, había una gran posibilidad de que fuese cierto.

Justo como había dicho Kabein, perder a los caballeros que resguardaban el Imperio sería una gran pérdida.

Aunque sería una ocasión para celebrar si Ainz, su enemigo latente, resultaba ser un fraude, sólo por esta vez, él quería creer lo que habían dicho sus camaradas.

“Ah, General. Hay otra cosa que quería preguntarle. El Rey Hechicero traerá a sus tropas al frente. Espero que permita que lo acompañen al campo de batalla.”

“Ya veo. ¿Cuántos miles de hombres traerá?”

“Sobre eso---”

“¡Perdón por interrumpir su conversación, Kabein-dono, Nimble-dono!”

Un gran grito se oyó de los caballeros fuera de la tienda de campaña.

Kabein se disculpó con la mirada a Nimble, antes de hablar al hombre afuera.

“Pasa.”

El hombre que ingresó era un caballero veterano.

“¿Qué sucede? ¿Es una emergencia?”

“¡Ser! Un carruaje ondeando la bandera del Rey Hechicero ha llegado hasta la puerta principal. Piden permiso para ingresar. ¿Tenemos permiso para dejarlos entrar?”

Los ojos del caballero de movieron hacia Nimble, y luego hacia Kabein. Éste asintió hacia Nimble.

“… Entendido, déjenlos pasar.”

“¡Ser! Entonces… ¿deberíamos inspeccionar el carruaje?”

Nadie podía ingresar a la guarnición sin ser inspeccionados por los centinelas. El procedimiento normal era usar magia para verificar al personal en cuestión, para asegurar que no sean intrusos disfrazados con ilusiones.

Si éste fuera el Reino, ellos no usarían magia para las inspecciones. La razón por la que era usada era porque la magia era una de las piedras angulares del poderío del Imperio. Ellos conocían el temible poder de la magia, y por tanto estaban vigilantes ante su uso.

Esto era especialmente cierto para una gran base militar como ésta que empleaba lo último en tecnología mágica. Si estas tecnologías fuesen filtradas, podrían causar un gran daño al Imperio. Incluso si fuese el Emperador Jircniv en persona, aún así sería inspeccionado por los guardias.

Como resultado, incluso si eran visitantes de un país aliado --- no, precisamente porque eran de un país aliado, serían sometidos a una inspección.

Sin embargo, habían situaciones donde tales cosas no podían permitirse.

Kabein observó a Nimble nuevamente.

Con el peso de la asfixiante atmósfera y el peso del objeto en su bolsillo, Nimble sólo podía sonreír como respuesta.

“General Kabein, mis disculpas; Se tratan de invitados extremadamente importantes para el Imperio. Como una excepción entre excepciones, permítales pasar sin una inspección.”

El rostro de Nimble, que hasta ahora había mostrado una sonrisa gentil, se congeló en una máscara sin emociones.

Nimble había dado una orden que sobrepasaba su propia autoridad.

Sin importar que tan amable era un hombre, éste no estaría feliz si un extraño le daba órdenes a su propia gente.

Nimble entendió la razón de la molestia de Kabein, pero ésa era una orden que él tenía que dar.

De otro modo---

Mientras Nimble dudaba sobre si revelar o no el objeto que ocultaba en su bolsillo, el General Kabein habló.

“Si es una orden del Emperador, entonces debemos obedecer. Después de todo, el Imperio y todo dentro de él están bajo el mando de su Majestad Imperial.”

“Estoy muy agradecido de que lo entienda, General.”

El objeto que Nimble estaba sosteniendo era un decreto imperial. Estaba escrito en pergamino, y decía que el portador tenía el poder de actuar con la voluntad total del Emperador. Su mandato se extendía a todos los involucrados en la guerra. En esta guerra, Nimble podría superar en rango a Kabein, y podría ser capaz de decidir el destino del General si fuera necesario.

Por un momento, Nimble sintió alivio porque no tendría que arruinar su relación con un oficial veterano al que respetaba. Entonces se puso tenso nuevamente porque ahora no era el momento de relajarse.

“Entonces, ¿vamos a reunirnos con este Rey Hechicero? Después de todo ha recibido tanto favor de su Majestad Imperial, que seguramente debe ser un hombre capaz de rivalizar con los grandes héroes.”

Personalmente, Nimble no deseaba ir.

Luego de hablar con los otros Cuatro Caballeros ---no, ahora sólo eran tres, incluyéndolo a él mismo--- y recordando lo que habían dicho de él, la expresión de Nimble se tornó amarga. Sin embargo, no tenía otra alternativa más que seguir al General.

“Por supuesto, General. Permítame caminar a su lado.”

A las afueras de la guarnición, avanzaba un carruaje magnífico, escoltado por caballeros. Lo que hacía jadear a los espectadores era el hecho de que el carruaje no tenía conductor, y que no era tirado por un caballo ordinario, sino por un monstruo parecido a un caballo con escamas.

Nimble se dirigió a los caballeros alrededor y a Kabein.

“Presenten armas ante nuestro invitado*.”
(*El saludo militar más importante, reservado para oficiales superiores y dignatarios de altos rangos.)

¿Qué? Nimble podía imaginar lo que pensaban todos los soldados y Kabein, dadas las expresiones en sus rostros.

Hablando diplomáticamente, presentar armas al jefe de estado de un poder aliado era algo de sentido común.

Sin embargo, ese sentido común no existía en una instalación militar. Para comenzar, nadie le daría la bienvenida a un dignatario extranjero en una base militar.

Incluso dentro de las naciones humanas, habrían disputas y luchas internas. Nadie tendría la mente tan abierta.

Presentar armas a un extranjero era algo que sólo se haría en un lugar seguro y abierto, y no en una instalación militar. Eso era lo que muchos de los soldados presentes debían de haber estado pensando.

Y había otra razón.

También significaba que el presentar armas nunca se haría en el campo de batalla.

Esto porque los soldados podrían pensar que la persona a la que su oficial al mando le presentaba armas era superior incluso a él. Ésa era una las reglas tácitas del campo de batalla.

Como uno de los Cuatro Caballeros, Nimble entendía sus sentimientos perfectamente. Sin embargo---

“Caballeros, por favor presenten armas.”

Nimble repitió lo que había dicho en un tono de voz reforzado en acero.

Luego de eso, oyó suspirar a Kabein.

“Ya oyeron al hombre, ¿no es cierto? Presente armas cuando se acerque el Rey Hechicero.”

Las órdenes de Kabein tranquilizaron a los inquietos soldados. Si era una orden, entonces todo lo que tenían que hacer era seguirla. No había necesidad de pensarlo mucho.


Nimble le dio una mirada de agradecimiento a Kabein, pero mientras lo hacía, vio la expresión de dolor en el rostro de Kabein. Parecía decir ‘podrá ser difícil para ustedes, pero es incluso más difícil para mí.’

El carruaje se detuvo ante ellos.

Nimble jadeó, por más de una razón.

La primera se debía a que el carruaje en sí mismo era sobrecogedoramente hermoso. Su color base era de un negro que parecía haber sido cortado del mismo cielo nocturno, adornado con decoraciones complejas que cubrían todo el chasis del vehículo. Dichas decoraciones tenían el leve resplandor del oro y bronce, dándole a todo un aire clásico y elegante. Aunque los adornos eran un poco excesivos, no llegaban al punto de la cursilería. En lugar de eso, a lo que más recordaba era a una enorme caja de tesoros.

Nimble había usado el carruaje personal del Emperador en una ocasión, y era de la firme opinión de que el que ahora tenía en frente hacía que el del Emperador se viera como un carro de heno.

La otra razón que le sorprendió fue la bestia que tiraba del carruaje. Era una bestia, porque no había forma de que fuese un simple caballo. La criatura gorjeaba suavemente, un sonido líquido como ‘gurururu’, y sus afilados dientes podían verse en la abertura de su boca. Su cuerpo entero estaba recubierto de escamas que parecían pertenecer a un reptil, y debajo de esas escamas habían prominentes y ondulantes grupos de músculos.

Era como un avatar de brutalidad y violencia con forma de caballo.

Todos alrededor se llenaron de una aguda sensación de alarma. El mismo Nimble había comenzado a respirar con dificultad, y tanto su espalda como las palmas de sus manos estaban cubiertas de sudor. La bestia era así de aterradora.

Entre la tormenta de respiraciones llenas de miedo, la puerta de carruaje se abrió.

Una niña elfa oscura bajó.

Todos sus pensamientos se detuvieron.

Nadie podía hablar. Sus ojos fueron atraídos irresistiblemente hacia ella.

La niña sosteniendo un retorcido bastón negro era adorable. Cuando creciera, seguramente rompería muchos corazones. Su belleza sería tal que los hombres harían cualquier cosa por ella. Incluso sus expresiones recatadas eran como el florecer de una flor bajo la luz de luna.

Sin embargo, las cosas en sus manos eran totalmente incongruentes con la imagen que proyectaba.

Eran guanteletes.

El guantelete izquierdo era una cosa de apariencia maligna que daba la impresión de ser la mano de un demonio. Parecía haber sido hecho de algún tipo de metal negro, cubierto de púas retorcidas. Las puntas de sus dedos habían sido afiladas en garras, y el resplandor de corrupción que lo rodeaba recordaba a algún tipo de secreción. Un solo vistazo llenaba a cualquiera que lo viera con un terror procedente de las profundidades de su alma.

En contraste, el guantelete derecho se veía como la pura e inmaculada mano de una doncella. Era de color blanco y sus delicadas proporciones estaban cubiertas de complejos bordados dorados, que enfatizaban aún más su exquisita belleza. Llamaba la atención como la miel a las abejas, y justo como ver a una belleza de clase mundial, los espectadores sintieron que podrían perder sus almas ante el objeto.

“A-ah, Ainz-sama. Creo que hemos llegado.”

“¿Es así? Gracias Mare.”

Con eso, otra figura se reveló.

En ese momento, el aire de pronto se tornó pesado y sombrío.

Los cuerpos de cada uno de los hombres presentes sintieron ponerse la piel de gallina. No era hostilidad, sino un sentimiento más difícil de describir.

Ainz Ooal Gown estaba vestido con los ropajes que uno asociaría a un lanzador de magia arcana. Para comenzar, llevaba una túnica de negro azabache, y encima de eso, otro manto negro, lo que era doblemente curioso. Sostenía una bastón, el cual no estaba tan espléndidamente decorado como uno podría esperar. Alrededor del cuello tenía un collar con una gema preciosa. Y en su rostro llevaba una máscara extraña.

“Le damos la bienvenida a usted y a su séquito, Su Majestad, Rey Hechicero Ainz Ooal Gown.”

Nimble agachó la cabeza. Sin embargo, no oyó que nadie más le siguiera.

A pesar de saber que era muy descortés, tenía que volverse para mirar.

El general y sus caballeros detrás de él estaban congelados en su lugar. Habían sido completamente abrumados por la presencia del Rey Hechicero y no podían moverse.

Eso mucho era lo que él podía entender. Sin embargo, si esto seguía así, no terminaría bien.

Al final, fue el general quien dio solución al predicamento de Nimble.

“¡Legión!”

El rugido le pertenecía a Kabein. Era una clara y vigorizante orden que parecía no poder pertenecerle a un noble como él, pero que estaba perfectamente acorde a su rango como general.

“¡Un saludo! ¡A Su majestad, el Rey Hechicero!”

“¡Ser!”

Los caballeros hicieron eco de su respuesta, y como uno, presentaron armas a Ainz.

“Les agradezco por el recibimiento, a ustedes caballeros que son el orgullo del Imperio.”

Fue un respuesta completamente ordinaria, lo que la hacía aún más aterradora. Se sentía como si algo monstruoso estuviera intentando actuar lo mejor que podía como un ser humano. Habiendo oído de la cara bajo la máscara, Nimble experimentó esa sensación mucho más marcadamente que los otros.

“Por favor levanten las cabezas.”

La primera vez que lo dijo, nadie respondió.

“¿No pueden levantar las cabezas?”

Luego de la segunda, ellos lo hicieron. Después de todo, esperar la tercera vez era un honor únicamente reservado para su propio gobernante.

“Su Majestad, por favor perdone a aquellos que no levantaron la cabeza inmediatamente.”

Una rápida mirada a los caballeros reveló que sus labios estaban blancos y sus caras pálidas.

“Estaban tan emocionados por ver a Su Majestad que olvidaron donde estaban.”

“No, soy yo el que debería disculparse. Estaba emocionado porque nos dirigiríamos al campo de batalla. Espero que entienda que ninguno de ustedes está en falta.”

Ainz se quitó el manto negro sobre sus hombros. La tela azabache ondeó como las alas de un cuervo mientras se abría. En ese momento, el frío y opresivo aire que lo rodeaba se esfumó como si nunca hubiese estado ahí.

Todo lo que quedaba era un ser humano ordinario, con la presencia de un ser humano ordinario.

Era aterrador.

Esa fue la emoción que Nimble más sentía en ese momento.

Había oído de la naturaleza monstruosa de Ainz de sus camaradas. Incluso así, el hombre de pie frente a él parecía demasiado ordinario, lo que sólo incrementaba su miedo. Sentía como si un gran depredador se estuviera acercando lentamente a él.

Los caballeros, que no sabían nada, probablemente comenzaban a sentir lo extraño de la situación. El aire se llenó de una creciente inquietud. Kabein pareció entenderlo. No estaba usando su mente, sino su corazón y alma. A través de ellos supo qué tipo de actitud debía usar ante la persona frente a él.

“Por favor permita que yo, Nimble Ark dale Anock, sea su guía a nuestro campamento.”

“¿Es así? Bueno, aunque siento que le estoy causando molestias, estoy a su cuidado.”

“Entendido. Entonces, éste es el comandante en jefe de esta expedición, el General Kabein.”

“Soy Kabein, Su Majestad. Si cualquier cosa en esta guarnición le incomoda, por favor hágamelo saber e inmediatamente le pondremos remedio. Por favor, escoja a los caballeros que serán sus acompañantes…”

“No hay necesidad de eso. Aquí tengo a un subordinado.”

Hizo un gesto hacia la niña elfa oscura.

“Y si algo me hace falta, lo proveeré yo mismo.”

Kabein se congeló.

Su verdadera intención había sido asignarle niñeras a Ainz para poder evitar que hiciera cualquier cosa extraña en la base.

Pero, la respuesta había sido una rotunda negativa, una respuesta que sólo alguien poderoso podría dar.

Sin embargo, dadas las circunstancias de Kabein, él no podía permitir que sucedieran este tipo de cosas. A este ritmo, ellos nunca llegarían a un acuerdo.

Aunque Nimble obviamente apoyaba a Kabein, no podía dejar que continuara este asunto.

“Es así… Su Majestad, por favor siéntase libre de informarnos si requiere cualquier cosa. General Kabein, espero que me permita encargarme de las cosas a partir de aquí.”

“---Entendido.”

“Ah… hay algo que olvidé mencionar.”

“¿Qué sucede, Su Majestad?”

“Creo que daré apertura a la batalla con un hechizo. En ese momento, me gustaría que mis tropas participaran de la batalla también. Espero que me permitan esto.”

“No podríamos pedirle nada más.”

Ya que lo habían discutido de antemano, Kabein estuvo de acuerdo rápidamente.

Pero, un impulso desconocido hizo que arrugara el ceño.

“… Sin embargo, la batalla comenzará en pocos días, tan pronto como mañana. ¿Desde qué dirección llegaran sus fuerzas, Su Majestad? No podemos esperar mucho…”

“Eso no será un problema. Ya están cerca.”

La respuesta elevó las dudas que Nimble sentía en el corazón. Mirando al cielo, no parecía que hubiesen tropas aéreas acercándose.

Kabein debía tener la misma sospecha que él. Naturalmente, la guarnición estaba rodeada de una compleja red de seguridad. El acercamiento de cualquiera que no fuese parte de las tropas Imperiales sería inmediatamente reportado al personal de rango general. ¿Podría ser que un reporte se había perdido?

Nimble miró alrededor, pero no parecía que ninguno de los presentes supiera algo sobre ello.

“Mis disculpas. No, al decir que estaban cerca y que no habría problemas, bueno, sólo quería decir que podían llegar inmediatamente.”

“¿Qué…?”

Él aún tenía preguntas, pero las puso a un lado mientras Kabein continuaba preguntando, “¿Cuántos soldados vendrán?”

“Alrededor de quinientos.”

“Quinientos…”

Aunque Kabein ocultó su reacción maestralmente, Nimble no pudo ocultar la decepción que sintió.

“General, ¿habrá algún problema en integrar la unidad de Su Majestad con el Ejército Imperial?”

Para demostrar su lealtad a Ainz, el Imperio tenía que hacer sangrar océanos de sangre a su gente. Como tal, la unidad de Ainz no tendría la oportunidad de salir al campo, así que ponerlas dentro de las formaciones Ejército Imperial estaría bien.

“Si sólo son quinientas, entonces ni siquiera tendremos que reacomodar nuestras formaciones. Y sobre la guardia de honor para el Rey Hechicero, tal vez debamos dejarle esa tarea a su subordinada.”

Estaba tratando de decir, “No estés tan ansioso de ingresar a la batalla.” El ejército Imperial tendría que ir primero y sufrir bajas para probar su sinceridad a Ainz, así que dejar que la unidad de Ainz haga demasiado sería problemático.

Ainz asintió estando de acuerdo con la sugerencia de Nimble. Nimble suspiró aliviado, pero cuando lo pensaba con calma, eso no sería algo lógico. ¿Qué podían hacer sólo quinientos soldados? Lo más seguro era que eran simplemente una escolta ornamental.

Sin embargo, lo que pasó después excedió las predicciones de Nimble.

Habiendo lanzado algún tipo de hechizo, Ainz pareció estar hablando con el aire.

“¿Puedes oírme--- Shalltear? Abre un ‘Portal’ a mi posición y envía a las tropas.”

Los ojos bajo la máscara de Ainz parecieron moverse.

“Bien. General, he llamado a mi unidad.”

Al mismo tiempo que terminaba de decir eso, el espacio se deformó.

Un objeto negro, hemisférico apareció detrás de Ainz.

Nimble recordó algo sobre un ‘Portal’ siendo mencionado hace un momento.

El portal se abrió, y lo que salió de él fue---

El mundo quedó en silencio.

Una extraña ausencia de sonido llenó los alrededores. Una ola de quietud surgió de ella.

Los quinientas soldados revelaron sus formas. Comparados a los 60000 hombres de ejército Imperial, parecían pocos. Sin embargo, nadie podría subestimar a estos quinientos soldados.

La unidad de soldados monstruoso ante ellos dejó esto en claro con su poder.

“Éstas son mis tropas.”

Ante el silencio de los espectadores, Ainz presentó a sus fuerzas.


http://overlord-es.blogspot.com/
Traductor: Erb


Comentarios

Publicar un comentario