Capítulo 6
El vestido era perfecto. Al principio había tenido sus dudas, ya que era un vestido corto, rosado y con adornos, lo cual la hacía ver como una muñeca, pero una vez puesto, todo rastro de disgusto desapareció de su mente, siendo reemplazado por una sensación de verdadero agradecimiento hacia su familiar.
Al segundo de estar completamente vestida, Louise sintió que su cuerpo se sentía más ligero. No solo eso, se sentía más elegante, más segura, más astuta y hasta más inteligente. Era increíble, como la dulce sensación de alivio, de una merecida recompensa.
—Shalltear, esto es increíble. ¿Lo hiciste tu misma? —La pregunta había brotado directo de sus labios, involuntariamente.
Shalltear meneó con la cabeza en señal de negación a su pregunta, pero aun así sonrió y hasta se podía ver rastros de saliva como si no pudiera creer lo que veía ante sí.
—No, Louise-sama —dijo. Y al ver la duda que relucía en los ojos de Louise, se apresuró a explicar—: Es una ropa especial que Peroroncino-sama me dio para modelar. Ya que ambos son seres supremos, estoy segura de que él estaría feliz de dárselas a usted, puesto que le quedan perfectas. ¡Él estaría encantado de verla!
—¿Es así? —Louise se sintió feliz de esta respuesta, pero no pudo evitar notar que Shalltear también lo decía con cierta melancolía.
La miró a los ojos, perdiéndose en el brillo de éstos. Una duda se propagaba en su mente, revolviéndose como una presa enjaulada, de modo que la incomodidad se implantó en el pecho de Louise, y sus labios formularon una pregunta que le rondaba dentro, casi carcomiendo su espíritu:
—Shalltear, los seres supremos de quienes hablas, ¿son ésos 41 seres que protegían esa especie de mausoleo?
—¡Oh! —exclamó Shalltear con sorpresa, sin esperar tal pregunta—. Louise-sama, ¿acaso usted conoce a los 41 y a la gran Tumba de Nazarick? ¡Como se esperaba de usted, Suprema! —finalizó esbozando una sonrisa.
—No.... solo los vi en un sueño. No los conozco, aunque debo admitir que tengo muchos recuerdos de ellos. Es extraño.
—Louise-sama. Usted es joven. Es normal que tarde o temprano se encuentre con sus iguales. Es solo cuestión de tiempo que usted ocupe su lugar como regente de este mundo.
Louise no supo en qué momento la conversación se salió de control. Ahora estaban hablando de dominación mundial, algo de lo que Louise sintió que era una locura. El mundo era demasiado grande para ser conquistado. Además, incluso si lo quisiera, ¿podrían? Esa era una pregunta interesante.
—Shalltear, por favor, no es tiempo de bromas —rectificó—. Como sea, creo que ya hicimos esperar demasiado al profesor Colbert. Vamos, es momento de terminar con esto.
—Como usted ordene Louise-sama.
Ambas salieron de la habitación con confianza y tomadas del brazo como si fuesen amigas de toda la vida, lo cual hacía de Shalltear la alegría personificada, pero no exenta de la idea de que no era lo suficiente digna como para estar así con su ama.
Las dos juntas desprendían una imagen cautivante, ya que sus características físicas las hacían parecer hermanas. Dos gemelas con sólo el cabello como característica diferente, sin que esto arruinase la semejanza entre ellas.
La torre de dormitorios estaba por completo vacía cuando ambas salieron, y no se sorprendieron de no encontrar al profesor, quien de seguro estaría esperando afuera de los dormitorios. Tal vez tenía miedo de acercarse.
Preparándose para bajar las escaleras, Louise fue detenida por un leve empujón cortesía de su familiar a su lado, quien se dotó de una cortesía despampanante. La observó, lo cual Shalltear interpretó como un permiso.
—Si usted me lo permite, Louise-sama, le puedo ahorrar el viaje hacia fuera con un portal.
La idea de que su ama atravesase un terreno inmundo y un aire común eran desagradables para ella.
—¿Un portal? —Louise estaba por obvias razones confundida, pero aun así comprendió que habría muchas cosas que ella no entendería de Shalltear sin importar cuánto intentase descifrarlas, por lo que opto por probar todo lo que no pareciera sospechoso, en vista de que era una buena manera en que ambas se conocieran mejor. Sí, aprender estaba bien, sobre todo cuanto se lidia con lo desconocido.
—Bien, Shalltear. Si a ti te parece, me gustaría verlo.
Shalltear asintió rebosante de alegría, orgullosa de efectuar su razón de ser: ayudar y complacer a la Suprema. Así, pues, con un simple hechizo vocal hizo aparecer un vórtice en medio de la nada. Al instante Louise quedó como prendada del extraño remolino que se contraía en el espacio; el brumoso movimiento era hipnótico, misterioso, y a la vez tan sorprendente que poco faltaba para que se precipitara dentro de él con tal de saber qué había allí dentro. No obstante, se abstuvo, y decidió pensar las cosas con la cabeza fría. ¿Estaba bien hacerlo? Y más importante aún: ¿era seguro? Lo cierto es que no había mucho por hacer, sólo había una forma de averiguarlo.
Ademas de eso Louise estaba conmocionada por las habilidades de Shalltear. Sabía que ella era poderosa, pero no a este punto. Había atribuido los lobos sombra a una especie de habilidad especial que tenía, pero al parecer su familiar podía hacer magia. Y vaya magia, en verdad. Hasta costaba creer que lo fuera.
—¿Es eso magia Shalltear?
—Sí, Louise-sama. —Asintió inflando el pecho—. Es el hechizo Gate de nivel 10.
Louise solo pudo aceptar lo que su familiar decía y, aunque incómoda, una pequeña parte suya no pudo evitar sentir envidia de su familiar. Parecía que todo mundo podía usar magia menos ella. Esto era sin duda una tragedia.
—Shalltear, ¿crees que es posible que me enseñes eso?
Shalltear abrió los ojos como platos ante la pregunta. Ella obviamente quería decir que sí, que nada la haría más feliz, más dichosa, que enseñarle personalmente a su querida Louise-sama, pero ella no estaba segura de si o no podía. Primero que nada porque no sabía el nivel de Louise-sama y puesto que Gate era un hechizo de nivel 10, sería imposible de aprender a menos que fuera mínimo de nivel 80, cosa que Shalltear estaba segura no era cierto. Considerando que tardó demasiado en dar su respuesta, Shalltear sólo pudo ir con lo seguro.
—Eventualmente usted sabrá hacer cualquier cosa que se proponga, Louise-sama. Aunque lamento informarle que este hechizo aún no es posible debido a su nivel. —Y seleccionó con cuidado las siguientes palabras—: Pero podemos probar con hechizos más sencillos como Teletransportación, que es de nivel 5, si le parece bien.
«¿Teletransportación?» Louise solo preguntó por curiosidad. Para ella estaba claro que ésa era magia demasiado avanzada que ni siquiera sus profesores podrían hacer. La respuesta de que podía aprender a teletransportarse la animó más de lo que pensaba, encendiendo una vivacidad que hacía mucho tiempo no percibía en sus venas. De hecho, cambió por completo su humor a uno lleno de expectativas, mostrando una disposición esperanzada.
—¿De verdad, Shalltear? No me estás mintiendo, ¿verdad? Me enfadaré mucho si es una broma.
Shalltear se apresuró a contestar inquieta. La angustia que representaba no ser de confianza para su ama era más de lo que ella podía soportar.
—Por supuesto que no, Louise-sama. ¡Nunca me atrevería a mentirle a usted! Y puedo enseñarle cuando quiera. Usted sólo debe decirme y buscaremos un lugar tranquilo donde nadie nos moleste.
—¿De verdad? ¿Pero es tan fácil de aprender? ¿Y estás segura que yo puedo?
Los recuerdos de sus fracasos pasados aún cobraban fuerza en su memoria y en su actitud. Y de tal modo que Louise es un tanto egoísta, indecisa, careciendo mucho de la paciencia que requiere la manipulación de la magia, hay también en ella una voluntad de ir hacia adelante, de mejorar siempre que se presente la menor oportunidad, de alcanzar lo que necesita. Así que, a pesar de que el semblante de Louise denotaba cierta falta de confianza en su capacidad, Shalltear fue capaz de entrever en sus dos orbes rosados una desbordante convicción, cuyo único requerimiento era demostrar que cabía la posibilidad de lograrlo.
—Por supuesto que sí, Louise-sama. Usted misma me teletransportó de mi antiguo mundo. Un lugar que no era más que un vacío y estaba muy lejos de aquí. Una teletransportación menor como ésta será un juego de niños para usted, se lo aseguro.
Louise meneó la cabeza sintiendo que todos sus ánimos se desvanecían de improvisto. Ella no había hecho nada tan magnífico ni excelso como se lo pintaba su familiar. De hecho ella había fallado muchas veces y estaba segura de no poder replicar el ritual.
—No, Shalltear. Yo te invoque. Eso es diferente a una teletransportación. —La humildad dolía. Eso quedó demostrado en aquellas palabras.
Shalltear inclinó la cabeza y puso su dedo índice en su boca mientras hacía muecas en señal de que no lo comprendía.
—Creo que no es momento de discutir esto, Shalltear —observó Louise—. Lo hablaremos después de reunirnos con el director. Ahora vamos.
Las dos caminaron juntas y un segundo después de pasar por el portal estaban a las afueras de la torre donde un impresionado profesor Colbert las esperaba con la boca abierta y toda su cara en señal de no poder creer lo que veían sus ojos.
—Pero…, ¿pero cómo?
El profesor murmuró un par de cosas ininteligibles que, de todas formas, ninguna de las dos se molestó en descifrar. Fue sorprendente, de igual modo, que lograse recobrar el control sobre sí mismo a pesar de estar contemplando algo que no cabía en la lógica normal.
Louise, sin embargo, no tenía ánimos para señalar lo increíble que era su familiar y cómo dominaba magias más allá de la imaginación. De hecho, casi quería olvidar esto también, pues en cierta forma tanto poder la abrumaba.
Por otro lado, Shalltear no tenía la paciencia para aclarar las dudas del hombre calvo que solo las infortunaba con sus tontas preguntas, insignificantes, dignas del más recóndito de los insectos que se ocultaban bajo las rocas, viviendo en la mundanidad más ridícula.
—No es asunto tuyo, humano. Ahora muévete rápido y no hagas esperar a mi ama.
A pesar de que Louise-sama le había pedido que se comportara, esto era lo mejor que podía darles a esos seres inferiores a quienes podía hacer volar como lo hace el viento con las hojas. No los iba a matar e incluso iba a ir tan lejos como para no herirlos, pero eso era todo. Ella no podía ser amable con ellos. Simplemente no era lógico, no tenía sentido, no había necesidad.
Louise, quien comprendió que esto era lo mejor que podía conseguir de su familiar también miró al profesor, quien se veía claramente desconcertado ante este trato ingrato. Quizás no era la mejor manera de tratar a alguien justo al comienzo de lo que parecía ser un juicio, pero así eran las cosas. Louise tenía demasiados problemas en este momento, así que no iba a perder el tiempo metiéndose a lugares donde sabía que no era bueno adentrarse.
Y de pronto el profesor Colbert comenzó a proferir una algarabía de ofertas cada una más intensa que la anterior.
—Espero que comprenda, señorita Vallière, lo importante que es esto. ¡Con un poco de investigación podemos revolucionar el avance en la teoría espacial mágica que se cree se perdió hace miles de años!
Shalltear y Louise ni siquiera le dirigieron la mirada. Ambas estaban de mal humor. Por razones diferentes, pero aun así, ninguna quería hablar con el profesor sobre teorías locas o historias rebuscadas.
Colbert siendo la persona sensata y práctica que era, comprendió que este no era el mejor momento para discutir esto. Era una lástima que semejante poder estuviera en manos egoístas, pero quizás podrían negociar con que la familiar colabore en lo referente a datos nuevos sobre la magia espacial. Después de todo la señorita Vallière debía una cuantiosa suma de dinero a la academia, así que era posible persuadirla para que accediese al trato. Con ese en mente, el resto era seguir con lo citado por el guion.
— Muy bien. Podemos hablar de esto después. Por ahora síganme. jovencitas.
Louise asintió perdida en sus pensamientos, mientras Shalltear agudizaba sus ojos en busca de cualquier señal de peligro; no confiaba en aquel hombre, aunque es preciso decir que no confiaba en nadie sino en su ama. Los tres siguieron caminando en silencio, ya que para todos era claro que tenían cosas que pensar detenidamente.
Shalltear se sentía un poco nerviosa. No es que ella tuviera miedo de este humano al que iban a ver, es solo que su ama Louise-sama le había dejado en claro que debía comportarse, y no amenazar a nadie. Pero eso era más difícil de lo que sonaba, más aún si esto implicaba que su orgullo de ser superior fuese pisoteado, ridiculizado o menospreciado. Sin embargo, el pensamiento de hacer eso por su ama, de rebajarse a sus designios, era emocionante, al punto de que Shalltear empezaba a hallar un placer oculto en ello. Pero no era suficiente.
Shalltear seguiría sus órdenes tal como lo pidió su ama, eso era seguro, pero ella no estaba feliz de hacerlo. Para ella era como ir de excursión con su ama mientras iban radiantes de felicidad tomadas de la mano y de repente unos cuantos insectos asquerosos decidían zumbar sobre ellas. La reacción lógica sería alejarlos ya que. o bien podrían picar, o peor aún: ensuciar sus pieles con sus sucios cuerpos. Más que alejarlos, si era posible, lo mejor era eliminarlos, pues de esa manera no volverían a molestar en el camino. Era como hacer un servicio público a la comunidad. ¡Un buen ejemplo!
El problema era que su querida ama Louise tenía curiosidad en estos insectos. Como si fuera una entomóloga, su ama quería aprender de su estilo de vida, sus secretos y hasta sus reglas. El gusto de su ama por los insectos era ciertamente preocupante para Shalltear, quien nunca se llevó muy bien con Entoma y otros NPC de este tipo. Para ella la belleza y el poder eran el motor que movía el mundo, el núcleo de lo perfecto y artístico. El resto solo eran molestias que debían ser limpiadas por su propio bien.
Dicho esto, estaba nerviosa debido a que tenía que reprimir muy fuertemente su impulso de aplastar a estos insectos. Era difícil no hacerlo. Pero también era una prueba de que haría su mejor esfuerzo en seguir las órdenes de su ama. Además, aunque fuese raro ya que ella nunca antes lo había hecho, estaba esa promesa con su maestra. Shalltear no estaba segura de que su ama lo haya dicho en serio esa vez, puesto que estaba muy debilitada después de todo. Quizás no estaba en sus cabales. Pero si Shalltear ponía a prueba la veracidad de esta promesa, quizás su ama se molestara tanto que no la perdonaría. así que lo mejor por el momento era seguir esa directriz, mientras ganará la confianza de su ama.
Quizás su maestra tenía un gusto cuestionable sobre los insectos. Pero Shalltear le mostraría que había seres que merecían mucho más de su atención.
Con estos pensamientos en mente, se aseguró de que las sombras a su alrededor desprendieran suficientes familiares como para tener rodeada la torre a la que se estaban acercando.
Quizás no puedan ocultarse en las sombras de la noche, pero así se aseguraría de que nadie más interviniera en el encuentro.
Con una sonrisa de satisfacción ante su buena preparación, Shalltear poco a poco observó cómo el día estaba por comenzar.
Junto a ella Louise vio cómo el horizonte se llevaba el manto de la noche consigo. La temperatura estaba en su punto más bajo y a pesar de que era el comienzo de la primavera, el pasto alrededor de los caminos estaba cristalizado, mostrándose así la crueldad con que el frío trata a las plantas. En otra ocasión Louise habría sentido el frío adentrarse a sus huesos y ponerle la piel de gallina, pero esta vez su cuerpo o cualquier cosa que le estuviese pasando era tan insignificante que no entraba en su consideración.
En cuanto vieron la torre del director, el corazón de Louise comenzó a bombear como loco, apretándose sobre su pecho y obligándola a respirar más deprisa, presa de una emoción violenta. Pero Louise no quería parecer débil. Al menos no frente a Shalltear, así que reprimió con todas sus fuerzas el miedo y la angustia que sentía acrecentarse cada vez que subía las escaleras y recobró el control sobre sí misma.
La única habilidad que desarrolló en la academia, además de su fuerte voluntad a no rendirse, era su destreza ocultando sus sentimientos a quienes no quería que los viesen. Es así cómo se tragó esa amarga mezcla de terror y pánico y la guardó dentro de los abismos más profundos que yacían dentro de su cabeza, dentro de su mente, donde no podía hacer mucho daño, aunque era inevitable saber que estaban ahí y que cualquier descuido se escaparían amargándole la existencia.
Una vez subieron la larga escalera de piedra llegaron a las oficinas administrativas, donde encontraron que el personal encargado aún se encontraba ausente. Era, al fin y al cabo, demasiado temprano después de todo.
«Parece que esta será una charla privada», pensó Louise, quien al menos encontró consuelo en esto. Aún le preocupaba que los rumores sobre el incidente se podían extender más allá de la academia y llegar a lugares donde no debían llegar. Pero ese control de daños tenía que esperar. Quizás ya era demasiado tarde o quizás el mismo director la ayudese con el asunto. Todo se resolvería en este momento.
Justo cuando los tres entraron a la oficina del director Osmond, un anciano con barba y cabellos blancos los saludó con anticipación.
—Me alegra verla señorita Vallière —comenzó diciendo—. ¡Y wow!, su familiar sin duda alguna es una belleza de clase mundial.
Con ese saludo el director, quien se encontraba sentado en su escritorio, comenzó la conversación que decidiría el destino de su vida de un modo que se notaba la facilidad con que manejaba estos temas. Su calma al hablar y la cadencia con que pronunciaba cada sílaba era reconfortante al mismo tiempo que propiciaba en Louise la sensación de un mal trago cuyo sabor se negaba a desaparecer.
Lo que estaba diciendo era, en todo caso, poco más que un preámbulo para que ambos se preparasen.
Y las palabras por más de una razón no salieron de la boca de Louise, por más que quería ser la primera en iniciar el caso. Ella temía balbucear o tartamudear, de modo que decidió reunir fuerzas para calmar su temple y agudizar su mente, preparándose para rebatir cuanto fuera necesario para salvar la integridad de su familiar, aún sin saber cómo, exactamente.
El incómodo silencio de antes se veía afectado por las voces. Louise de pronto se acordó del sonido que se produjo cuando los cuerpos tomaron asiento y se acomodaron con lentitud como previendo el resultado de la plática que estaba por desarrollarse. En la habitación reinaba un frío que, a pesar de la chimenea encendida, conservaba imperturbable la gelidez que lo caracterizaba; era como si el frío proveniera de algo más que simplemente el viento de afuera que se colaba por algún lugar.
—Señor director, si me permite un momento. —Se oyó junto a Louise que seguía lidiando consigo misma.
El profesor Colbert desdeñoso de las formalidades se acercó al director y con un gesto que simbolizaba secretismo compartió información que solo los dos podían escuchar.
Shalltear obviamente pudo haber usado su extraordinario sentido del oído para escuchar esto, pero la verdad no le importaba. Se sentiria sucia si mostraba interés en ellos. Ella solo tenía cabeza para mantener la seguridad de su ama como prioridad. De esta manera pasó su tiempo organizando discretamente las bestias sombras que estaban por los alrededores. Ella estaba lista en caso de que esos hombres disgustaran a su ama.
Tan concentrada estaba Shalltear que solo el dolor transmitido por el vínculo con su ama fue lo que le advirtió del fuerte escalofrío que su ama estaba sufriendo. Shalltear sintiéndose torpe por su descuido, se acercó a Louise y sin perder la oportunidad de calentar a su ama se acomodó muy cerca a su lado.
«¡qué bien se siento esto!» Shalltear no pudo evitar aprovechar la oportunidad. Pocas veces había imaginado que tendría el placer de servirla de tal modo. Y aunque Shalltear podía haber usado perfectamente un hechizo de calor de nivel bajo para calentar la habitación, decidió que pasar tiempo pegada a su maestra era una opción más apropiada. Era cierto que ella era una vampira y su cuerpo estaba generalmente frío al tacto, pero no era nada que un poco de su aura no pudiera arreglar.
—¿Así está mejor, Louise-sama? —preguntó mientras se regocijaba de esta oportunidad tan inesperada. Se suponía que el vestido nuevo debería haberla protegido del frío ambiental, pero ya que había sido propiedad de Shalltear y ella no necesitaba es protección, había sido retirada para dar más espacio a otros atributos. Era todo un golpe de suerte para ella.
—Mucho mejor, Shalltear. Gracias.
Louise no se podía quejar por ese gesto. Era verdad que el frío que solo en ese momento se percató, apenas si la molestaba. El frío que la preocupaba era más bien psicológico ya que temía por la futura conversación. Pero tener a Shalltear tan cerca a sí misma, finalmente le dio el valor para encarar al director y a su juicio.
El director por su parte estaba regocijándose de ver a dos jovencitas tan bien vestidas y tan juntas. El era un hombre de mente abierta y ciertamente aprobaba el amor juvenil del mismo sexo, sobre todo cuando se daba entre dos jovencitas que hacían muy buena pareja. Le molestó un poco que la chica de cabello plateado ni le dirigiera la mirada, pero él ya había tenido ese trato de muchas otras mujeres. Estaba acostumbrado.
Limpiándose la garganta y tosiendo sobre su puño, el director finalmente atrajo la atención de todos. En cuanto la tuvo, habló:
—Está bien, señorita de la Vallière. Será mejor que vayamos al grano. Este cuerpo mío no está en condiciones de sufrir por este frío clima primaveral, y en lo personal preferiría quedarme acostado en la habitación de mi secretaria, la señorita Longueville. Así que contésteme esto. —Louise tragó saliva y esperó la ansiada interrogativa, que sonó fría, casi despótica a sus oídos —: ¿Es su familiar una amenaza?
«¿No podíamos haber hablado un poco antes?». Louise solo pudo maldecir internamente a su suerte después de saborear el insulto. «¿Por qué tenía que preguntar esto primero?», se quejó apretando sus manos e intentando pensar rápidamente una respuesta convincente que no la hiciese quedar mal ni a ella ni a su familiar.
Ella había esperado que esta pregunta se tocará casi al final de la conversación, sólo después de que Louise lo convenciera de que Shalltear tenía muchos puntos a su favor y que la única razón por la cual hirió a esos estudiantes fue porque se hallaba amenazada, como cualquiera lo hubiera hecho si de pronto se era transportado a otro mundo, en tal estado de confusión.
Pero ahora era muy difícil de hacer eso. Ni siquiera sabía por dónde comenzar, porque, en primer lugar, no la habían dejado empezar. ¿Cómo responder a algo tan directo, sin darle apenas tiempo de apaciguar la dificultad que tal pregunta representaba?
¿Que si Shalltear era peligrosa? ¡Pues era obvio que lo era! Incluso Louise como su ama comprendía que ella era un ser extremadamente poderoso. Pero también sabía que incluso si ella era peligrosa, no la alejaría. Ella era suya. Era su familiar. Como podría culparla por crímenes que aún no cometía. Su deber como maestra y como amiga era siempre esperar lo mejor de ella. Nunca lo peor. Quizás no era realista y sólo estaba escapando de los problemas al no atreverse a pensar en las consecuencias de sus actos, pero aun así, Louise quería esto, lo necesitaba.
Su educación como noble la obligaba a tener una perspectiva más amplia del mundo. Se suponía que ella debía brindarles un mejor futuro a los plebeyos bajo su mando. Ésa era la regla general y era del mismo modo la razón por la cual aceptaba que unos estaban por encima de otros.
Pero en este momento se preguntó si de verdad debería ser así.
«¿Por qué tengo que preocuparme por gente que no conozco? ¿Por qué deberían importarme mis compañeros, quienes me hicieron la vida imposible? ¿Por que deberían importarme los profesores que se rindieron conmigo y que sólo me trataron como una molestia? ¿Por qué debería importarme que Shalltear sea una amenaza? ¿Una amenaza para quién, en primer lugar?».
Todos estos pensamientos revoloteaban por su cabeza que se encontraba trabajando a toda su potencia para formular un escape que salvara la apremiante situación en que se encontraba. Debía encontrar una respuesta para el director, y rápido.
Esto ya no se trataba de lo que Louis creyera. Tenía que convencer al director de que la respuesta era un NO rotundo, aunque no fuese verdad.
¿Pero qué podía decirle para convencerlo?
Louise no era una habladora innata. De hecho, era todo lo contrario, debido a su aislamiento social. ¿Cómo podía apelar al lado bueno del director y hacerle ver que de cierto modo Shalltear podía ser inofensiva? En profundidad, no lo era, pero si obedecía ciegamente las órdenes de su ama, entonces cabía la posibilidad de limitar su sed de sangre. Al menos Louise podía aferrarse a esto último, aun a sabiendas de que los demás no compartirían su opinión.
También se lo había preguntado a Shalltear. Una parte suya seguía siendo innegablemente responsable y por eso le preguntó para estar segura de que podía negociar con el director.
Ella había dicho que seguiría sus órdenes, sí, pero eso no era suficiente. No se puede controlar a una calamidad solo con palabras. se necesitan acciones. Necesitaba algo que demostrara que podía someter tal poder. Y esto era difícil, dado que Louise no estaba muy convencida todavía de hasta que punto era capaz de mantener sumisa a su familiar.
Así el tiempo corrió y los dos hombres se miraron entre sí. Ellos también eran personas sensatas. Sabían que esta era una pregunta con trampa, ya que la respuesta era evidente. La señorita Bloodfallen no era ningún familiar asustado. Su familiar era poderosa, pero principalmente por este hecho es que ambos hombres no querían estar completamente en contra de Shalltear. Lo mejor para ellos era tratar de aprender de ella para observar sus poderes y sólo cuando estuvieran seguros de que podían manejarla con seguridad moverían sus fichas para algo más agresivo. Hacerlo ahora era simplemente una estupidez. Sería invitar a la calamidad. Sería, en otras palabras, un suicidio.
Además estaba el conocimiento antiguo que la familiar parecía poseer. Quizás hasta era una maga del vacío. Sólo se tenía registros de que Brimir poseía habilidades parecidas a la teletransportación, por lo que podía ser posible que Shalltear o incluso la señorita Vallière fueran ambas poseedoras del elemento perdido.
Como docentes de la academia de magia más prestigiosa del continente, simplemente no podían perder dos seres tan prometedores, incluso si implicaba cierto riesgo el mantenerlas. Lamentablemente para la seguridad del resto de estudiantes, los beneficios superaban los riesgos. Y no es como si ellos fueran a dejar que la familiar hiciera lo que quisiera. Se suponía que hacían esto para ponerle cadenas y controlar sus movimientos.
Sería un peligro mayor si simplemente la dejaran salir de la academia y caminar libre por el reino de Tristan.
Ambos hombres esperaron pacientemente a la señorita de la Vallière. Ellos no necesitaban ser convencidos. Esto era solo una formalidad para atrapar a las dos jóvenes en su jaula en forma de castillo y encerrarlas allí.
Incluso Shalltear parecía preocupada de su ama quien parecía que estaba por desmayarse en cualquier momento. El sudor recorría la cara de Louise y estaba apretando tan fuertemente sus manos que incluso sangre comenzó a salir de sus heridas hechas con las uñas. Un rubor apareció en su rostro, nacido de la frustración que experimentaba al sentirse atrapada. Y la furia aumentaba su fuerza cada segundo, apropiándose de la poca tranquilidad que Louise había luchado por conservar.
Shalltear decidió que tenía que intervenir. Su ama se estaba haciendo daño a sí misma. Fue una tortura para ella ver esto, además de tener que superar la tentación de no lamer directamente la sangre de su maestra, pues sabía lo grosero que sería hacerlo. Así que olvidando esa parte suya que era incivilizada, abrazó a su ama, quien ahora estaba tiritando y la consoló con palabras dulces.
Louise, quien había analizado todas las posibilidades, aún no tenía una escapatoria para la astuta y cruel pregunta. Nunca había pensado que pensar tanto la cansaría tan fácilmente, pero su cuerpo estaba por caer en cualquier momento y ella no podía permitirse escapar tan fácilmente. Ella tenía que responder.
Fue el abrazo de Shalltear y su consuelo los que por fin liberaron las emociones de Louise y provocaron que ésta se aferrara a Shalltear llorando por su incapacidad de hacer nada para proteger a su familiar. Se había roto. Louise era demasiado débil. Ella lo sabía. Ella no era lo suficientemente poderosa y tampoco lo suficientemente inteligente por su propio bien. Ella era un fracaso. Una Zero.
Los dos hombres solo pudieron compadecerse de la pobre pelirosa que finalmente había explotado emocionalmente. Quizás era demasiado perverso de parte de ellos someter a una jovencita con tantos problemas, pero era algo que no podían evitar. Era un mal necesario.
Asi pasó más tiempo y aunque la sala seguía en silencio con solo unos ocasionales suspiros de parte de Louise, esta finalmente se armó de valor y se preparó para responder.
—Señor director —dijo recobrándose de los sollozos—, le juro que Shalltear NO es una amenaza porque…, porque...
Ambos no pudieron evitar suspirar de alivio. Sólo eso necesitaban. Conociendo la crisis mental que la jovencita de la Vallière había sido víctima y sabiendo que quizás no había conseguido una respuesta satisfactoria, decidieron sacarla del pozo de sufrimiento donde había caído.
—Muy bien, señorita de la Vallière. Confiaré en usted en ese caso.
Louise no pudo evitar quedar paralizada ante lo que estaba escuchando. Simplemente no podía creerlo.
«¿Es esto cierto? No es un sueño, ¿verdad?» Fue su reaccion logica ante esto.
Ella no había encontrado una razón para convencerlos, pero aun así se había atrevido a mentir por Shalltear esperando un milagro. ¿Y en verdad se había dado? ¿Se había salvado? ¿Así de fácil?
Louise sólo quería reírse a carcajadas. Esto era estúpido. La hicieron sufrir tanto, solo para conformarse con esa respuesta. Eso era cruel.
«Este mundo es más demente de lo que pensaba», concluyó Louise que solo pudo alegrarse de haber pasado al fin este martirio.
Pero ella era consciente de que debía mantener las apariencias. Ella no podía estallar así. Con una leve sonrisa triunfante, Louise solo quería retirarse rápidamente de la habitación, antes de que el viejo director recobrara el sentido.
—Gracias director. —Louise se esperanzó al no haber tardamudeado—. Le prometo que Shalltear se comportará lo mejor posible.
El director sólo pudo sonreír aliviado ante la ingenuidad de su estudiante. Pero aun así asintió como respuesta.
—Le creo, señorita. Pero aun así me temo que aún hay consideraciones que debemos tener en cuenta respecto al sujeto de la materia.
—¿Consideraciones? —preguntó Louise parpadeando en tanto que recordaba que nada era gratis en el mundo. Aquí venía el costo de su fracaso.
—Por supuesto. Esto es muy importante señorita y espero que comprenda que no aceptaremos un no como respuesta.
Louise de repente sintió el vacío en su estómago y asintió en señal de aceptación para que el director expusiera las supuestas condiciones.
—Muy bien. —El director tomó un pose más solemne, y preparó su voz, entonces continuó—: Primero que nada, esto es lo más importante. Usted y su familiar deberán comprometerse a que se comportarán según las reglas de la academia. Eso significa que no toleraremos incidentes involucrados con daños hechos a la propiedad o al personal tanto estudiantil como de servicio. ¿Se entiende lo que digo? —Esto último lo acentuó mirando a Shalltear que mostraba un semblante de fastidio.
En seguida Louise miró nerviosamente a Shalltear quien se había negado a participar en la conversación para fortuna suya. Ella seguía a su lado y parecía que no había captado la pregunta que se le estaba haciendo, aunque más bien parecía que le estaba costando digerir lo que había escuchado, y por eso era como si no hubiera entendido las palabras. Así que Louise sólo pudo rogar por que su familiar no hiciera una escena enfrente del director.
—Shalltear, ¿no harás nada malo verdad? Tenemos que cumplir con las normas de la academia. Estarás junto a mi lado, ¿verdad? Todo el tiempo.
Fue la única idea que se le ocurrió a Louise para mantener alejada a Shalltear de los problemas.
Shalltear por su parte estaba más que complacida con la perspectiva de estar tanto tiempo junto a su ama, incluso si eso significaba tener que suprimir sus instintos.
—Eso sería maravilloso Louise-sama. Pero recuerde que yo soy su familiar. usted puede ordenarme lo que quiera.
Louise asintió complacida por esa respuesta. El director no podría quejarse de ella.
—Lo haremos director.
Osmond asintió y aunque quería tener un par de palabras con la familiar aquí presente, parecia que hablar con ella no seria tan facil. El profesor Colbert incluso le había advertido que sería problemático hacerlo, así que se resignó a tratar principalmente con la señorita Valliere quien parecía ser el enlace perfecto para ganar la cooperación de la otra.
—Muy bien. lo segundo es que usted y su familiar no podrán acceder a las clases de magia donde estaba registrada. Espero que comprenda que sus compañeros quedaron afectados por su familiar y no podemos obligarlos a permanecer juntos.
Louise sintió que era una condición lógica. Incluso ella sabía que no podía ser tan ingenua como para pensar en seguir yendo a clases como si todo fuera normal.
—Está bien.
El director asintió complacido de que al menos la pelirosa entendía esto.
—Naturalmente puede acceder a clases particulares que el profesor Colbert se comprometió a impartirle a cambio de unos servicios especiales. Por otro lado también puede acceder al campus de la academia, siempre que no estén sus compañeros de clase presentes.
Louise también accedió a esto un poco disgustada de tener que ser cuidadosa de hacia donde caminaba, pero también se sorprendió de que el profesor accediera a enseñarle. Él era el único quien la había tratado moderadamente bien e incluso fue él quien le dio varias oportunidades en su invocación, así que no era un mal profesor. Louise estaba contenta de que al menos no sería una estudiante de papel y que de verdad aun tenía una esperanza de aprender la magia que la academia enseñaba.
—Señorita de la Vallière, espero de igual forma que comprenda que hay disculpas que deben ser dadas. —Sus ojos se posaron sobre la familiar, que le respondió con una mirada nada amigable—. Dejaré esto a su discreción, pero no puede pretender que nada malo les pasó a sus compañeros.
Louise se estremeció con pena. Que te restrieguen la verdad en la cara era bastante vergonzoso. Y aunque tener que pedir disculpas lo haría definitivamente peor, no la hubiera molestado mucho si hubieran sido personas normales; pero eran ellos, los que le hacían la vida imposible siempre. Parecía que era inevitable que su orgullo se quebrantara un poco.
El director no mencionó fechas ni nada formal, así que al menos tenía eso para tratar de manejarlo. ¿Quizás les mande un presente y un carta? ¿Sería eso suficiente? No, no lo sería, pero al menos soñar era gratis, ¿verdad?
—Por último, señorita de la Vallière, le ruego por favor que lea esto con detenimiento.
El director sacó algo de su escritorio y se lo pasó a Louise quien lo recibió confundida, y se lo quedó mirando con un gesto que demostraba que nada entendía.
Era una lista de varios materiales. tanto medicinales como de construcción. ¿Quizás el director quería que ahora trabajara para él, haciendo recados o cosas así?
De pronto Louise se imaginó a sí misma como una granjera o una albañil. Y al instante de haberlo recreado en su mente una vena algo hinchada apareció en su frente.
—Lo siento, director —se apresuró a decir esbozando una sonrisa nerviosa—. ¿Qué es esto?
—Es suyo, señorita de la Vallière —contestó alegre, casi sarcástico.
—¿Mío? Yo no tengo nada de esto director. ¿No habrá usted confundido los papeles de alguien más? —Louise no ignoraba que cada estudiante tenía una cierta cantidad de documentos relacionados con su persona.
Y Louise sonrió ante la torpeza del director, pues se había convencido de esto. A pesar de ser una estudiante de segundo año, nunca había hablado con el director en persona. Aunque sabía que era alguien famoso y un mago consumado a la vez que reconocido por sus aptitudes, también era consciente de que su edad superaba los cien años, por lo que a veces actuaba dando muestras de senilidad; pero era comprensible. Louise sólo pudo aceptar con tranquilidad que el director era un anciano amigable, pero anciano al fin y al cabo.
—Mucho me temo que no, señorita. Ese papel indica el valor de los materiales que usted le debe a la academia. Y no es una lista, es una cuenta.
—¿Una cuenta? pero, pero……. —Louise se puso a procesar la información recibida en tanto que realizaba sumas y restas para averiguar el aproximado de lo que debía. Y de pronto se quedó en blanco, petrificada.
Los dos hombres pudieron comprender cómo podría sentirse la estudiante de pelo rosa. Era una cuenta muy grande. Incluso para ellos no les sería fácil de pagar, pero confiando en que la señorita de la Vallière era descendiente de un duque, supusieron que con el apoyo de sus padres no era del todo imposible que pagase su deuda.
De modo que Colbert, quien sólo pudo compadecerse, tenía que darle los detalles de la cuenta, esperando que la señorita entendiera que no era algo con lo que podía cargar ella sola.
—Señorita de la Vallière, en el revés de la hoja verá el valor final de lo que debe. Sé que es una suma grande, pero es el valor del tratamiento médico de sus dos compañeros afectados, su compensación, así como de otros arreglos que deben hacerse debido a la destrucción que produjo la tormenta que produjo cuando intentó invocar a su familiar. Comprendo si tiene que hablar con sus padres para que…..
—No profesor. No mis padres. No hará falta que los llamen.
Louise contestó tan rápido como pudo cuando sus padres fueron nombrados. Ella no podía acudir a ellos. Ella no podía decirles nada.
—Señorita, entiendo que no quiera hablar con ellos, pero es una suma que un estudiante normal no puede pagar por sí solo. Incluso yo no podría.
Louise se rió con amargura ante esta declaración. Era una suma ridículamente grande. 12.000 Ecus. Era el precio de una mansión entera. Ésa era la cantidad que un Barón o un caballero podían ganar en un año.
—No hará falta profesor. Por favor, no los llame.
Louise miró al profesor con intensidad; sus ojos estaban inyectados en desición.
El profesor Colbert no sabía qué hacer. Era claro que lo mejor era llamar a sus padres, así la señorita de la Vallière lo aprobara o no. E incluso deberían informarle sobre su familiar. Pero mientras él estaba convencido de que llamarlos era lo mejor, el director le hizo un gesto para que accediera a la petición. Colbert solo pudo menear la cabeza con resignación y aceptó a regañadientes.
—Muy bien señorita. Usted gana. —Y tras una corta pausa añadió a modo de advertencia—: Pero debo recordarle que la deuda tiene un límite de tiempo. Tiene tres meses para pagarla o tendremos que llamar a sus padres para que respondan por usted.
Louise sabía que tres meses no serían suficientes. Quizás ni siquiera tres años lo serían. pero ella sabía que no tenía más alternativas, así que tomó de sí toda la determinación que pudo hallar para responder.
—Tres meses están bien. Les aseguro que pagaré hasta el último ecu.
Los dos hombres asintieron y aunque aún tenían algunas condiciones que mencionarle, creyeron que lo mejor sería dejar que la pelirosa descansara un par de días de todo aquel bombardeo de información desfavorable; el resto no era tan importante y podía ser mencionado más adelante.
—Muy bien señorita. Todavía debemos afinar un par de cosas, pero por el momento eso es lo más importante. Pueden retirarse.
Louise asintió perpleja ante la sola idea de tener que conseguir semejante suma.
—Gracias por todo, director. Le agradezco el voto de confianza —dijo con herida sinceridad.
—Buena suerte a ambas. La necesitaran.
El director les sonrió, pues empezaba a divertirse con todo este asunto. Los sucesos emocionantes no eran tan comunes a su edad y tener algo de acción para variar era bienvenido siempre que se resolviera así de fácil.
Louise se inclinó en señal de agradecimiento y, aunque estaba aún conmocionada, se retiró de la habitación con Shalltear a su lado.
Mientras ambas salían de la torre Louise no podía superar la desagradable impresión y sorpresa de saber que debía una cantidad tan absurdamente inmensa. El mayor monto que ella había manejado era de 1000 ecus y eso sólo cuando había vendido todo lo valioso de su habitación. ¿Y ahora cómo se suponía que debía conseguir 12.000 ecus y en tan sólo tres miserables meses? Sólo intentar pensar en ideas hizo que su conciencia se perdiera y por poco se cae al suelo de la fatiga mental que le supuso figurarse todos los problemas que tendrías que arrastrar a partir de ahora.
Shalltear siempre preocupada por su ama, tuvo que preguntar cuál era el motivo de su preocupación. No había nada que ella no pudiera solucionar, aplicando la fuerza suficiente.
—Louise-sama, ¿que le sucede? —la interrogó con inocencia—. ¿Se siente mal?
Louise que solo pudo deprimirse por su mala suerte, tuvo que retorcerse en su agonía. La sola pregunta dolía.
—No, Shalltear. Estoy bien, bien endeudada.
Shalltear en seguida comprendió que su maestra necesitaba de riquezas. Era natural que desde joven quiera recolectar tesoros. Los 41 por ejemplo tenían una bodega completa llena de esos artefactos.
—No se preocupe, Louise-sama. Ya tengo a alguien encargándose de esa tarea. Usted no tiene nada de qué preocuparse —le aseguró con satisfacción.
Louise de inmediato se sobresaltó ante su comentario. ¿Su familiar tenía dinero? Eso era nuevo, pero ciertamente bienvenido.
—¿De verdad, Shalltear? ¿Crees que podamos reunir los 12000 ecus?
Era obvio que Shalltear no entendía lo que era un ecu, pero eso no le importaba ella en lo más mínimo. Si su ama lo pedía, era natural que conseguir esa cantidad era más que posible.
—No se preocupe, Louise-sama. Confíe en mí; yo me encargaré de todo.
Louise sólo pudo alegrarse de su suerte. ¡Era como si a un prisionero de pronto se le perdonase todo crimen!. Shalltear definitivamente era una caja de sorpresas.
—Contaré contigo entonces, Shalltear. Pero por ahora vámonos de aquí. Necesito algo de comer o de seguro me voy a desmayar. Aunque no creo que podamos ir al comedor… ¿A dónde deberíamos ir?
Shalltear lamentó no poder cocinar aún, pero estaba feliz de poder solucionar otro de los inconvenientes de su ama.
—Ya tengo arreglado ese problema, mi ama —dijo orgullosa—. Se alegrará de saber que podemos acceder a la mejor comida de este lugar. Sígame por favor, abriré otro portal para regresar a su habitación.
Louise asintió en seguida. El hambre la estaba matando. Luego podría preguntar sobre el portal o de donde conseguio la comida, pero ahora lo importante era conseguir fuerzas para hacerlas.
—Vamos, entonces.
Ty
ResponderBorrarExcelente ya salio el capitulo.... Esperado
ResponderBorrarJojojojojo..... estoy feliz de aparentemente haber acertado una pequeña parte de mi teoria :D
ResponderBorrary gracias por el capitulo n.n
la abstinencia es horrible xD
pobre siesta.... la debe estar explotando Shalltear jejeje
buen capitulo...
me parecio ver un error mientras leia, pero no era algo demasiado grande solo es una letra mal (si me preguntas donde... pues...no recuerdo, despues lo volvi a leer y no lo encontre....quizas fuera solo idea mia xD)
me causa curiosidad saber de donde sacara shalltear el dinero que dice que le dara a Louise..... que clase de extorcion debe estar haciendo xd
Ahora pasemos a mis teorias locas.
segun pude notar, se confirmo lo que no estaba segura (lo de la magia del vacio de louise), tambien parece que acerte en lo que intentara aprender magia de Yggdrasil.... teletransporte de nivel 5... si louise domina eso, ya estara casi por encima del mayor lanzador de magia del imperio Paradine.
vaya comienzo se busca, tipo... no ps... tu meta minima de aprendizaje es que aprendas magia de nivel 5....yo se magia de nivel 10, pero aprende de algo "insignificante como es el nivel 5" eso lo dominaras facilmente...
carajo... pobre.
si bien sabemos que shalltear no va a forzar a nuestra pelirosa....pero espera....
la "legendaria magia olvidada" creo haber leido algo como eso....
hmmm... supongamos que....
louise no puede manejar magias sencillas y por eso terminan haciendo Boom!
y que por eso mismo sera capaz de manejar las magias que provienen de Yggdrasil, tambien seria curioso que hubiera mas sueños o recuerdos de nazarick.
Bueno... supongo que para eso ya habra tiempo, despues de todo ha pasado menos de una semana desde la invocacion de shalltear al mundo.
por el ritmo de los capitulos.... presiento que saldran cerca de unos 100 como minimo, debido a que cada capitulo es pausado y bien explicado, con diferentes puntos de vista en pocos textos.
ya veo venir la larga espera que se nos viene.
Por cierto Bryan-sempai Gracias por el capitulo, cuidate!
Saludos a todo mundo :3 Haao! (*-*)/
Hola Rosa, gracias por leer. Este capitulo fue muy largo y quizas no del todo comodo, pero si me quedo haciendo arreglos hasta que quede perfecto, no hay manera de avanzar en la historia. asi que lo siento por eso.
BorrarQuizas la influencia de youjo senki me esta haciendo mezclar los puntos de vista y eso no siempre es bueno, pero es como salio este capitulo. tratare de no hacerlo en los proximos, aunque no prometo nada.
Con respecto al largo de la historia, no deseo alargarlo mas de lo necesario. No quiero escribir capitulos de relleno, asi que seguire el guion que tengo planeado y procurare darle un buen final. Pronostico unos 30 capitulos mas o menos.
En fin. Saludos a todos y gracias por leer. El proximo capitulo es uno de los mas divertidos que he escrito, almenos para mi, asi que creo que sera un buen cambio.
Wuaoooo eso quiere decir que. Sera un capitulo divertido ya estoy ansiosa desde ya para leer
Borrarque buena pagina que me recomendaron para los fanaticos de novelas ligeras y los fanfics...
en lo anterior ya habia dicho que me declaro tu admiradora Bryan ... Sigue con esta buena novela que estas haciendo... Ya tienes muchos seguidores y seguidorass... Y un abrazotee desde la distacia por el buen trabajo que haces
ohhh ya veo... no es necesario que te disculpes, despues de todo, entiendo perfectamente lo que quieres decir, ser demasiado perfecto tambien es problematico, asi que los errores o cosas que se nos pasen son normales.
ResponderBorrarIncluso yo me he visto influenciada cuando escribo, despues de leer youjo senki, pero para ti que lo estas traduciendo creo, debe ser incluso peor.
incluso si te sale a lo youjo senki, no creo que represente un problema, si bien cambia un poco el enfoque que llevabas desde el comienzo, no es que sea muy diferente ¿o si? yo personalmente no encontre ningun problema con eso, si es un poquito mas rebuscado, pero nada que sea digno de mencion.
30 capitulos... pense que te extenderias un poco mas con la obra... pero supongo que los fanfic son de ese modo.... por cierto....
realmente no estoy tan segura que realmente vayan a ser esa cantidad, quien sabe... puede que te ataque la inspiracion y te escedas un poco lo que tenias planeado.
a mi me pasa.
Estaremos deseosos por ver el siguiente capitulo, a ver como nos sorprendes Bryan-sempai
Los errores son normales como dices, eso esta en todo nada puede ser perfecto
Borrarpuesto que muchos les gustara, para otros les faltara algún detalle no a todos
los puedes tener contentos eso es así, con que se sienta satisfecho con lo que hace y con lo bien que le esta saliendo eso basta y suficiente... igual no tiene nada de malo cambiar el enfoque en algunos puntos, también es bueno salirse fuera de lo normal... tenes razón rosa, si la inspiración le da puede sacar mas capítulos... :D
a todo esto solo decirle al autor:
Buen trabajo por este capitulo que esta muy bueno....
Ese momento cuando presionas F5 esperando que aparezca el Siguiente Capitulo.
ResponderBorrarExelente quiero ver que sigue!!!!